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« Previous Page Table of Contents Next Page »amento de Walker Paca después se le juntó otra buque americana, el Fulton y otros dos buques de gue– ro británicos Con el Saratoga, estos barcos lIeva–
~an más de 200 cañones Las pinazas iban de aqui para allá y las comandantes fueron atendidos con una cena por el Comodoro Paulding a bordo del Wabash
El Comodoro, un hombre alto, IObusto y ambicioso, ha– bía estado sumamente conl rariado por la idea que un barco de la Marina de los Estados Unidos, y de ~mate
un barco de su propio escuadrón, estuviese en lo pico–
ta Cuando los oficiales británicas sugirieron que los
barcoS de ambas naciones se juntaran en coger prisio–
nero a Walker, él rehusó, quería la cabeza de Walker para sí
Su pi imer paso fue que las pinazas del Saratoga fueran río arriba, aparentemente por agua potable, pero en realidad a establecer un bloqueo del río Cuando dos de los principales oficiales de Walker, Hornsby Y Fayssoux, llegaron a borda del Wabash a presentar una protesta formal por este procedimiento, el Comodoro Pauding no les hizo caso, y dio órdenes para que no se les permitiera abandonar el barco Se les agregOl ion, les dijo, Walker y sus hombres, a quie– nes haría prisioneros dentro de poco
Trescientos marinos se enviaron a tierra a tomar
posiciones que impedirían a los filibusteros avanzar al interior, y los barcos se pusieron en forma de ataque a la costa Walker podio ver claramente los bocas de los cañones y a los artilleros tomar sus puestos de combate Algunos de sus hombres, no pudiendo so– portar el desengaño, le instaban a luchar, pero él re– husó permitir tan insensato sacrificio de la vida To– davia tenia la cabeza en alto, nadie que le observara podrla haber imaginado que todas sus esperanzas se le volvían cenizas en la boca Cuando llegó una pi– naza del Fu/ton, con uno de los oficiales de Paulding, el Capitón Engle, a bordo, Walker solió cortésmente a recibirle Se estrecharon las monos, y Walker es– cuchó tlanquilamente mientras Engle leía un mensaje de Paulding. El y sus hombres abordarían las barcos de la Marina y serían regresados a los Estados Unidos, a se les haría fuego por mar y tierra Como señal de rendición, bajaría la bandera de Nicaragua que on– deaba sobre su campamento
Wolker sencillamente dijo a Engle "Me entre-go a los Estados Unidos", y ordenó a sus hombres rom– pieran campo De los dos, Engle pareció más impre–
sionado "General", le dijo a Walker, "me apena ver
a un oficial de su capacidad empeñado en tal servicio Nodo me daría más gusto que verle al frente de fuer–
zas regulares"
El cáliz de amargura de Walker se rebasó, cuan– do en ese preciso momento, uno de los tardados vapo– res de río apareció con algunos de los hombres de An– derson a bordo, listo a comenzar el movimiento de sus tropas río arriba. Tuvo que observar cómo el vapor era capturado por los marineros de Paulding y los hom– bres hechos prisioneros
Habiendo concluido su obra sin oposición, Paul– ding estaba dispuesto a ser considerado Otro oficial bajó a tierra a asegurar a Walker que, una vez a bor– do, él y sus oficiales, en vez de ser tratados como pri– Sioneros, serían aposentados de acuerdo con sus ran-
gas Una respuesta cortés de parte Walker le agra– decía el gesto, agregando de que él no buscaba privi– legios que no fuesen concedidos a sus hombres Esta
respuesta, tergiversado en su transmisión, llegó a oídos
de Paulding como un terco rechazo, "El General Wal– ker no pide prívilegios especiales", que lo hirió profun–
damente Su siguiente comunicado fue una breve or–
den a Walker que se embarcara inmediatamente en el
Fu/ton, donde el Comodoro había transferido su insig–
nia
Pocos minutos más tarde Walker estaba en el des– pacho de Paulding, recibiendo una reprimenda en un tono y en términos que ningún hombre se habia atre– vido a hacerlo desde que era un niño en casa de su padre El y sus hombres eran una afrenta para los Estados Unidos Ellos habían deshonrodo al pais No
eran más que pilatás y asesinos Por la primera vez
el auto dominio de Walker se rompió bajo el peso de la ¡ro reprímida y del fracaso Con una curiosa mez– cla de satisfacción y simpatia, el alto y elegantemente uniformado Comodoro vio lágrimas en los ojos del an– drajoso hombrecito a quien todo el mundo conocía
Tonto, por lo menos, se sugiere en una corto que Poul–
ding escribió a su esposo l'Este diablo, corazón de
león, que tan a menudo ha destruido las vidas de otros hombres, llegó hasta a mí, se humilló, y lloró como un niño Tú puedes suponer que me haya vuelto como mujer, pues desde entonces lo he tenido como huésped
en mi camarote Reí'mos y conversamos como si na–
da hubiese sucedido, y tú pensarías viéndolo con el ca– pitán y conmigo, que era uno de nosotros Es un tipo astuto y requiere un tipo astuto para tratar con él He tomado medidas fuertes para forzarlo salir de un te– rritorio neutral Esto puede hacerme Presidente o me puede costar el puesto".
La inquietud de Paulding ante las posibles conse– cuencias de sus acciones, aumentó cuando el Fu/ton
arribó a su base de Panamá El había aceptado la palabra de Walker de dirigirse a New York por barco de pasajeros y alli entregarse a las autoridades fede– rales, y su deseo de agradar al prísionero antes de se–
pararse se expresó en numerosas cortesías paro con él
Indicando que pasarian cinco dios antes de que el si– guiente vapor saliel a para los Estados Unidos, invitó a Walker a permanecer por ese tiempo en su confor– table cabina del Fu/ton, en vez de buscar alojamiento en un pulgoso hotel de la ciudad. Walker declinó la
oferta, no deseaba compartir otro comida más con su
captor Era demasiado esperar que pudiera perdonar al único hombre que había perforado la coraza de su
auto dominio Desde ese momento renació Su ene~
mistad.
VI
Dos abogados distinguídos y un general del eler– cito, todos amigos de Walker, le acompañaron cuan– do se ofreció entregar al Alguacil Mayor de New York Un aspecto irónico de la situación se presentaba en el hecho de que el Alguacil mismo era uno de los gran– des admiradores de Walker, el Capitón Isaiah Rynders, un líder de Tammany, Hall, que había tomado aran parte en la organización del apoyo popular para Wal-
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