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el editor esperaba vender 20000 ejemplares sólo en Alabama

La premura del escritor se asoma repetidamente en las 430 páginas del volumen, con todo, en muchos aspectos es una asombrosa producción Modelada la

narración en tercera persona conforme a los COfnen~

tarios de César, describe en nítida y vigorosa prosa,

con toques de erudición clásica, sus aventuras conquis–

tadoras y los propósitos que lo motivaban En reali– dad, el libro es tan exacto que aun los historiadores Centroamericanos para quienes Walker era el mayor enemigo lo aceptaron como una fuente segura de in– formación Pero la pasión de Walker por la verdad estaba en desventaja con la necesidad práctica de ha–

cer dinero para una nueva expedición, y la mayor par~

te del libro era un esfuerzo por reafirmar su devoción hacia el Sur y convencer a los lectores de la importan– cia de Nicaragua para el futuro de las instituciones Su–

reñas

El más notable rasgo de La Guerra en Nicaragua

es su restl icción impersonal, el que está 811 agudo con–

traste con la calidad marcadamente emocional de sus escritos de diez años atrás Es como si Walker deli– beradamente hubiera censurado cada palabra que pu–

diera revelar sus sentimientos Las únicas expresio–

nes de placer se encuentran en sus descripciones del paisaje y de la bravura de sus hombres en el com–

bate, las únicas lamentaciones son por los compañe–

ros caídos; el único desdén es por la pusilanimidad de los políticos Americanos Su actitud hacia sus enemi– gos es la de un caballero a quien accidentalmente un peatón le ha botado el sombrero -la aceptación lige–

ramente desdeñosa de un hecho desagradable Pro– bablemente su más agudo dardo es una referencia Dan–

tesca del Presidente Mora, quien hacía poco había sido

proscrito de Costa Rica por un rival "Dejemos a Mo~

ro en el exilio, como a Ugolino en el infierno, lejos y

en silencio ll

Sólo un hombre acostumbrado a un monástico duto-dominio podría haber escrito historia ton excitan–

te con estilo tan I eservado Mientras eo;;cribío, imáqe–

nes adoloridas deben habérsele cruzado por la mente Había estado cerca de un triunfo que hubiera estreme– cido al mundo, ¿y dónde estaba? Los recuerdos de sus propios errores, del valor de sus hombres y la trai–

ció" de aquellos a quienes consideró sus amigos, de–

ben haberle llenado el corazón, pero sólo una fria y orgullosa destilación de ellos llegó al parlel Parocipra presunción que ningún escritor de un diario personal podría suprimir tanto de sí mismo al menos que busca–

ra a un nivel más recóndito suprimir una in<;oportable

admisión Para Walker ninguna admisión podía ser

más amarga que aquella del fracaso Se había em. peñado en ser un Galahad, un Byron, un Bolívar _y

se encontrabo a los treinlo y cinco años que era con.

sidclado cerno el insttumento de los esclavistas, cal))o

el fanático de uno causa perdida

Había sido derrotado totalmente, pero no Podía

avenirse a decirlo él mismo Para él¡ fracaso signifi.

cabo culpa -una culpa que ensombrecía todas las culpas de su vjda, que eran muchas la culpo del héroe que había traicionado sus ideales, la del jefe que ha. bía derramado la sangre de otros inútilmente, la del hombre que no había usado sus poderes de procrea ción, quizás la del muchacho que, amando a su madre demasiado, había rechazado a su padre Uno de los recuerdos de este pasaje de la vida de Walker es una naja escrita pOI su podre por el tiempo en que el libro apareció, y en la que los relaciones entre ellos pueden descubrir se Dirigido al Capitán Foyssoux, dice

liCuando sepa de mi hijo, cualquier información en

cuanto a su salud y actividades me serán aceptables - con cariñosos saludos para usted, quedo atenta

mente suyo, James Walker l

/

Mientras Walker escribla su historia, y se exponía a los terrores del recuerdo, crecía en él la necesidad de ser perdonado, pues él no podía perdonarse No sorprende que en aquel invierno se herva inclinado a la Ieligión, la única fuente de la que aun podría obtener el perdón Significativamente, la religión a la que se entregó, no fue la de su padre, sino al Catolícísmo, la fe que los severos Protestantes de Tennessee de la dé· coda de 1850 más temían y odiaban

El nombre del sacerdote que lo catequizó y lo pre· paró para el Bautismo no fue revelado por la prensa. Algunos piensan que el impulso hacia el Catolicismo se había enraizado en él años antes en Nicaragua, bajo la inspiración de su benévolo amigo, el Padre Vijil

Tras la noticia de su conversión, fue ampliamente acu–

sado de cínico fingimiento ¿No era evidente, los pe· riódicos preguntaban, que 01 hacerse Católico esperaba aplacar o la Iqlesio en Centro América y ganarse 0111

seguidores? 0

1

quizá,;¡ para sacar dinero para sus ex–

pediciones de la comunidad católica de New Orleans) Este punto de vista presupone una inqenuidad en Wal ker que va más allá de lo creíble El sabía muy bien cuán grandes las desventaias contra él se habían vuel

to Las fuerzas que trabajaban dentro de él en esta fase de su vida iban más allá de la ambición Las amigos que estaban con él durante el período de su conversión no tenían duda de su sinceridad Esa era, quizás, lo conclusión lóqica para el hombre que tenía orqulío de su "voluntad inquebrantable" Sólo en la religión del perdón podría alcanzar la calma del dolar.

Capítulo Veintiuno

TODO O NADA

En Abril de 1860, la última primavera antes del gran holocausto, Walker fue a Louisville a visitar a su hermana Alice, el único miembro de su familia al que

él estaba ligado A su regreso a New Orleans, encon– tró al bOl budo Fayssoux esperándole en un estada de excitación, con notícias halaqadoras. Un inglés habla venido del Caribe en busca de Walker y en su ausencia le había confiado el secreto de su misión a FayssauX. -106-

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