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ños no tienen los medios, la información, ni la energía de sus antepasados, y sus méto– dos no son sino una débil imitación de los que emplearon los viejos españoles.

Durante mis dos visifas a Tegucigalpa y sus alrededores, en las que gasté casi dos :meses, hice gran acopio de noras y extractos de las obras españolas y guatema1±ecas rela– cionadas con la historia de las minas de pla– ta y la condición políiica del pueblo. El país descriio es uno cuyos recursos, unidos a un clima templado, son a propósito para atraer la atención de los norrearnericanos; y razo~

nable es suponer que eventualmente llegará a ser poblado por la raza anglosajona, por el hecho de que nuestras gentes pueden vi– vir ahí todo el año sin preocuparse por su salud.

Los edificios principales de la ciudad son

sus pocas iglesias y viejos convenios, ahora despojados de sus antiguas riquezas, pero que todavía prese;van el estilo medi,? mo– risco de su arquItectura. La mayona de ellos ha sido tristemente descuidada. El edi– ficio más grande y más venerable es La Pa– rroquia, que ocupa el lado Este de la Plaza del mismo nombre, tan solo superada en las cinco repúblicas por las catedrales de León y Guatemala. La catedral (1) de Tegucigal– pa fue construida a expensas de un devoto sacerdoie de la gran familia de los Zelaya, (2) cuyas ramas se extienden al presente por todo Centro AméricE\. El único reloj públi– co en el Estado es el que se encuentra en el campanario de una dé sus torres. El edifi– cio es elevado y abarca una manzana com– pleta. Del cuerpo del templo Se levE\nta una sólidE\ bóveda, "sobre la cúpula se levanta una corona, remaraqa con una gran cruz do– rada. El edificio e@ de ladrillo cocido fabri– cado en el país, argamasado y encalado. El exterior se halla adornado con nichos en los cuales se ven santos de bul±o y en relieve varias escenas bíblicas (3). El interior es amplio y eslá adornado con burdos cuadros de los apóstoles y de la Sagrada Familia. En el interior se extiende una galería por fo– do el contorno, en una parte de la cual, el coro, hay un órgano pequeño y maltrecho que emile notas disonantes durante las mi– sas cuando acompaña a los coros.

(1) La iglesia mlltri7. de Tegucigll1tm no tuvo In dignhlnd rle cateuHl.l sino hasta la elecclón de la Al'luidióce"is de 'l'egneigalpll. el 2 de Feblero de 1\116: V DUlón, DlJsquejo Histórico. p 201

(2) Tegucigalpa rlC'be la c"nstrucción de su templo plillchml a la devo– ción, celo infatigable y enelgia de su hijo benemétito Padle José Sim6n de ZelaYa y CelJeda, sin cuyo caurlal y conCU1SO decidirlo no hablÍa ¡!Odido c?nshuirse; pelO es illstO lecOldnr tambión Que muchos vccinos ayudalon con dUlero, lnateria'es o con 8\1 hal,ajo pelsonal: V, Datos biográficos dd señor CAura.ll r don José Simon de ZelaYll por el P Yanuulio Jir6n Revista del

tclnvo, t, IV, lJP 717 u 752

(fl Sobre cada Una de las PUel tas latelale15 lluy dos imágenes. y en el

~e~ltro las de los siete alcángeles, eubo las que se destaca la del patrón San

GhtU~I, colocada en el cenÜ"o bajo el reloj; los OtloS lllcángeles son: San }t

~e], San Rafael. San Uriel, San Sacltiel, San Jehudicl y San Darachiel u ny noticia de que la fadhada haya tenido también "en relieve varias escenas bíblicas"

En la segunda noche, nos despedó un rudo golpear en la ventana de la sala, y al abrirla fuimos saludados con un modesto: "Buenas noches. caballero!" y, al mismo tiempo, una banda de música, compues±a de una guitarra, un violín, una flauta y un vio– lón cOITlenzó a ejecutar selecciones bonitas de una ópera conocida. La noche estaba es– ±rellada y en cahna, y la música, aunque rnal tocada, producía un efecto romántico, corno si suavemente hiciera eco en los muros de los edificios vecinos iluminados por la luna. El grupo ejecutó varios valses, y, finalmente, me sorprendió oír un remedo del "Old Dan Tucker". El compás estaba adapiado alIen– to estilo español de la música que general– mente se ejecuta en Honduras, y me quedé boquiabierto. El músico principal de la ban– da había vivido en la Bahía de la Virgen, Nicaragua, y allá, de los pasajeros de Cali– fornia había cogido la tonada.

El clima de esta región de Honduras no es superado en salubridad por ningún otro de Ceniro América. Podría escribirse un li–

bro ilustrando la calidad pura y balsámica de esta ahnósfera de aHura. Durante mi permanencia, la única hora incómoda era femprano de la mañana cuando el aire era siempre demasiado fuerte y cortante. La ta– bla termométrica que yo llevé en varias par– fes del país y en varios meses, muestra mejor la uniformidad de la temperatura en esas mon±"ñas. En algunos días la lluvia, des– pués de ca.er con furia tropical, dejaba la atmósfera cristalina y vigorizante, corno sólo se ve a veces después de una forrrten±a en el verano. en Nueva Inglaierra. En los días más ardientes es raro que el calor sea opre– ¡:;ivo, y en las épocas n'1.ás frías apenas si se necesita de calefacción para sentirse cómo– do. Es a propósito mencionar aquí una tor– menta de nieve y granizo que cayó en Di– ciembre de 1848. Jamás antes se habla vis–

lo nieve en las tierras aHas del país, ni nun– ca el mercurio había bajado al punto de con– gelación; fue, por consiguienre, lo más sor– prendente. Se observó un cúmulo de nubes negras formándose lenlamente hacia el Nor– oesíe y al centro, a poco lnás o menos una legua hacia el Suroeste de la ciudad. De pronto se obscureció el ambiente con la "acÍ– da de hielo", como dijeron mis informantes, y la tierra quedó cubierta con la nieve. Fue– ron destruídos árboles, plantas y pájaros. El hielo quedó diseminado en una área corno de dos leguas cuadradas y en tal cantidad, que se conservó en el suelo por espacio de dos semanas. (1 )

Este fenómeno, ocurrido en una zona ±ó

(1) De este I!lorligioso fenómeno 110 existe tta~ici6n en T('gucignlp~.

ni Be conoce l:elaci6n esclita que lo lefiela; y nUnflue Wells invoca el te"tl· monio de pel"SOnas. dig:nas de fe, dcbe dudnrse de la velll.cirlad de este hech? Que. de haber ocuuido. habl'ia dejado l"ccuerdo perdurable en la memoria de nuestros abuelos, como sucedió con la célebre el upci6n del CosigüinB

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