Page 116 - RC_1965_01_N52

This is a SEO version of RC_1965_01_N52. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

educadas de Honduras. Sus caracieres más sobresalientes son una buena crianza, la ur– banidad, Y el deseo de ser agradables en reu– niones. Las reyedas y disputas en la socie– dad son casi desconocidas, y si una nueva persona llega a una reunión, todo el mundo se pone de pie y lo saluda.

Las anteriores no son observaciones ge– nerales basadas en unos pocos casos, sino que se aplican a lo que se conoce como alta sociedad en Honduras o, al menos. en Tegu– cigalpa. Una "reunión" de caballeros es una escena que se recordará COI11.0 un contraste con las de turbulentas discusiones que fre– cuentemente tienen lugar en lo que se deno– mina sociedad pulida de comunidades que calificarían a sus vecinos tropicales de Hon– duras como semicivilizados.

Las diversiones públicas son casi desco– nocidas en Honduras. De oídas se conocen los teatros, los museos, las partidas de juego, las excursiones campestres, las partidas de caza, etc. Las funciones religiosas despier– tan un entusiasmo de fervor ocasional, y lue– go la "cancha de gallos" se convierte en el verdadero centro de distracción. Este pasa– tiempo eS pasión en el pueblo y una fuente de ingresos para el Gobierno (l). El privi– legio de establecer una cancha durante cier– tas festividades religiosas se otorga por las

autoridades al mejor postor y, llenadas las formalidades requeridas, la cancha se abre al público y un soldado descalzo hace de parlero, cobrando dos reales de cobre por ca– beza, los menores de edad no son admitidos, y el propietario de la gallera que admita a una persona de esta categoría se expone al

pago de multa.

Los juegos de gallos comienzan con la Pascua (25 de Diciembre) y, por lo común, continúan hasta los últimos días de Marzo. Las reglas del juego se fijan en la pueda de la entrada y se designa un juez a "viva voce" para que decida en todas las peleas. Apues– tas tan altas como $ 1.000 se hacen a la pata de un gallo y el pueblo llega al más grande acaloramiento durante estas peleas.

Este depode no eS considerado ofensivo a la dignidad de los más altos funcionarios oficiales, y hasta a los curas en sotana se les puede ver apostando un puñado de pesos a una de las dos aves combatientes, o dispu– tando vigorosamente con los más bulliciosos del grupo sobre los n'léritos de varios ejem– plares en la cancha. Esta costumbre llegó con los primeros españoles y ningún pilluelo de nuestro país espera con tanta ansiedad el

Día de Acción de Gracias o la Navidad, como los tegucigalpences el "tiempo de los gallos".

12

Funcionarios morosos.-Visita a un cañaveral.-El Molino.– Construcciones.-Destilería.-Ingenio.-La caña. - Frutas.– Cazabe.-Yuca.-Cómo se fabrica el almidón.-Camotes.– Chiles.-la Contrayerba."'-Productos del departamento.-Una comida en "El Sitio" .-EI Comején.-Dial'io de la Marina.– Escena nocturna.-"las tenderas".-Establecimientos comer– ciales.-Modas.-Vestidos.-Las mujeres hondureñas.-Belle– za femenina.-Equitación.-Falta de educación. - Atuendo infantil.-Asuntos políticos.-José Francisco Barrundia.–

Pena de muerte.-Seguridad en los viajes.

Se nombraron dos con'lÍsionados para que consideraran mi petición al Gobierno, el Padre Reyes, sobresaliente político de Hon– duras, y el señor Vijil, bien conocido como adicto al partido conservador. Una vez en– tregados, por muchos días no volví a ver mis

documentos. Su cometido les hubiera toma– do tal vez dos horas, pero se trataba de lati– n.oamericanos. Tenía yo mucha impacien– CIa por continuar mi viaje hacia Juticalpa. --

~l) En acta de 10 de Feblcro de 1843 la Municipalidad ae Tegucigalpa, eonslderp.ndo "Que el juego de gallos debe jugarse s610 en los días festivos: yo Que Sln atender a estó 10 pellniten los rematantes en dhlg de trabajo, en jUYOS d~as dejan de trabajar los artesanos, acordó: que no se permita dicho

ll~o SIUO en los dias festivos y en 10;3 jueves"

Durante varios días visité a estos dos bene– méri.tos para avivar m.i gestión y nunca dejé de recordarles sus deberes. Varias veces los encontré holgazaneando ante el mostrador de una tienda, conversando muy serios con el "tendero", o envueltos en sus capas, abs– traídos, silenciosos e imperturbables, fuman– do sendos cigarros. En dos ocasiones hallé al reverendo Padre jugando al "monte" en una pequeña casa de juegos y mostrando en su semblante más avidez de lo que yo le hu– biera creído capaz \21. Siempre respondía

(2) Wells, quizás por antipatía, no ea justo ni respetuoso con el Padre

-93-

Page 116 - RC_1965_01_N52

This is a SEO version of RC_1965_01_N52. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »