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piñas, lim.as dulces, cocos, pláianos, bana–

noS, higos, melones y n"1elocolones.

Cerca de la casa, había. una seCClon cul–

iivada con cazabe (1)" (manioc) y sus hojas suaves y oblongas, sus tallos erecios y sus flores de color encendido, formaban un bo– ni±o adorno en el pequeño panorama El cazabe alcanza una aHura de ires pies en las tierras alias, pero cerca de seis en las Herras bajas de El Salvador y Nicaragu.a. Algunas de esias planias que ví después en el valle de Talanga, ±enían más de cinco pies. Hay varias planias que se parecen nlUcho al caza– be, cuyas hojas recogen y secan para fines medicinales. Son como las de la papaya, cu– yas semillas se guardan para alimenio de las aves de corral en fienlpos de escasez; pe– ro el cazabe propiamenie dicho es la raíz, que no se diferencia casi de un ñame delga– do y largo; cuando se le cuece es blanco, in– sípido y muy parecido a ]a papa. Se le ex– irae de la iierra en iodo iiempo El almidón

del país se obiiene exclusivan"lenie del caza–

be y de la yuca, ambos de la misma especie. La yuca, sin embargo, eS una planta rnás grande y Hene, a menudo, .tallos recios que alcanzan de ocho a diez pies de altura. Flo–

rece y fructifica todo el año. La raíz se seca

y se ata en Iuanojos de dos o iras libras y se vende en los mercados a "medio" el aiado.

Convenien±errten±e seca se conserva por mu–

chos años. Es de esia plania que se fabrica la iapioca.

El almidón se obtiene raspando el caza– be, que se desconcha en iiras finas, y se ex– prime a mano en una iela fuede. La sus– iancia glutinosa que escurre se mezcla con agua hervida hasia ciedo punto, conviriién– dose en almidón limpio y perlado igual a cualquier otro manufac1urado que yo haya visto. El que se obtiene de la yuca se consi– dera el mejor. En las montañas, a donde todavía no han entrado los méiodos moder–

nos, simplemente se rnachaca la raíz, se ex–

prime y se cuece (2) quedando el almidón en el fondo del recipiente. En las ciudades,

las lavanderas en1regan las camisas nítida– menie almidonadas y aplanchadas corno lo pudiera exjgir la persona más melindrosa, pero el método del lavado d 3 ropa consiste

~n batir ésta, ITlojada, contra las piedras, de– ¡ando al propieíario de ella con pocas espe– ranzas de volverla a ver, si no es maltratada

y sin boiones. La plania de la yuca da flo–

res rojas y blancas.

Aquí iambién ví el camote, alimento que es común en toda Centro América. Se le cul-

(1) Mandioca: Rlb\lsto de la familia de las euforbiáccas de las tegio.

he~ cálidas de América, de 2 Il :'1 m de altma, laíl'; muy glande y CRlllOsa,

h?Jall 11lofUndamcnte divinas y flores en lacimo De su raír. se extrae almi~

don, lunina y tapioca-

(2) Es dudoso que se ploceda al cocimiento de la yuca; esto se hace cuando se Va a aplicar el almidón ya preparado N del E

±iva mejor en Nicaragua. Se sien"lb,a en Abril, en terrenos irrigables puede plantár– sele en cualquier época del año. El cultivo no difiere del que se sigue en el Sur de los Estados Unidos. La cosecha es frecuente– mente muy grande; el tubérculo iiene forma ovalada y de apariencia blancuzca. Los sar– mien±os crecen frondosos. En los mercados de las ciudades principales los camoies va– len alrededor de dos centavos la libra, pero en la n"layor parie de los caseríos, especial– mente en las montañas, no se consiguen por ningún precio. La escasez de éste corno la de otros muchos productos del país se debe a la obra devastadora de la langosia, que yo ví posarse en inconiables millones sobre las sementeras y destruir totalmente los mejo– res cu1±ivos.

Los chiles pimientos se dan en profusión en las cercanías de "El Sitio". También se dan en forma silvesire. El "chile colorado" es conocido en iodo el mundo. Se le come por el robusl0 moniañés de Ceniro América con "±or±illas", corno se come el queso en el Norle. Yo nunca pude resistir a- un nativo masticando chiles bravos con toriilla sin que mis ojos, involuntariamente, derramaran lá– grimas. Solo las garganias españolas pue– den adquirir el hábito de comerlos. Estos, con el ajo, son ingredientes indispensables para iodos los platos. El chile redondo o dulce iambién se encuentra silvestre aquí, per9 no gusia ianio corno el primero. Una raíz fuerie y amarga que se conoce con el nombre de "contrayerba", crece en los alre– dedores de "El Sitio". Se le airibuyen algu– nas curiosas propiedades medicinales, por lo que las mujeres la compran en la "Plaza del Mercado" de Tegucigalpa. Las muestras de esta plania, que yo mandé a Nueva York, fue– ron clasificadas por los botánicos corno "Dor– stenia" de Linneo.

En el departamento de Tegucigalpa se cuHivan casi todas las plantas del irópico, y en las tierras más aHas algunas propias de los climas iemplados. Entre esias puede :mencionarse el iabaco, que es de excelenie calidad, el arroz, la cañar el cacao, el añil pe– queño, ladas las frutas tropicales, el maíz, la papa y el café. Juarros menciona a Tegu– cigalpa corno la región más rica en oro y pla– la de toda Centro América (3).

Entre las planias silvestres úiiles se en– cueniran, aunque en pequeñas can±idades: la vainilla, gorna arábiga, fusiete, lentisco, ipecacuana, la sangre de dragón, el gengi– bre, el tamarindo y el árbol del caucho. Co– rno todos estos son también comunes en el Esie de Honduras, al describir mis impresio-

(3) "Abullfla -dice Juarl'Os refhiéndose al Partido de Tegueigalpa– en tolla especie de fl utos, madelRs y animales; pero sobre todo en minas de oro y plata, en cuyo renglón es el pa[s más rico del Reyno" Historia do Guatemala, tercera edición, P 37

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