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« Previous Page Table of Contents Next Page »de los cerros de ligera inclinación. Los ren– dimientos. por hectárea, especialmente de Inaiz y de frijoles, tienen que duplicarse. Tienen que dejar los árboles en las faldas de los cerros. La tierra tiene que permanecer en los cerros.
hiera tenido conocimiento de cualquier otro poeta de la lengua castellana. Este hombre, que venía de un pueblecito, con algo de san– gre india en sus venas, y mucho orgullo de su linaje español, le dedicó un poema al... América del Nade de Teodoro Roosevelt,
Ni a las derechas, ni a las izquierdas,
ni al centro sino a la tierra
Sé muy bien que los del Zamorano han oído todo esto. Ellos son cientificos que han aprendido a utilizar sus Inanos de una ma– nera práctica. Así como aquellos que se gra–
duaron en años anteriores, los nuevoS agre–
sados tendrán una influencia directa o indi– recta sobre cientos de personas. Al tener es– ta responsabilidad, ellos serán intensamente patrióticos, sirviéndole a su país de la mane– ra más fundamental. Ellos no pedenecerán a las derechas, ni a las izquierdas. ni al cen– tro, sino a la tierra y a aquellos quienes tra– bajan la tierra con amor y con eficacia para conservarla y para mejorarla. año iras año.
"Junfáis al cul±o de Hércules el cuila de Marnón¡
y alumbrando el camino de la fácil conquista
La Libertad levanta su antorcha en Nueva York"
Luego, dirigiéndose conjuntamente a la América Latina y a Roosevelt:
"Ten cuidado Viva la América españolal
Hay mil cachorros sueltos del León español Se necesifaría, Roosevelt, ser Dios mismo, el Riflero ferrible y el fuerle Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: Dios",
Con qué desesperación trató este Centro– americano, que al mismo tiempo absorbía la cultura Europea, de despedar un alma nue– va en el mundo nuevo escribiendo:
Juan Ramón Jiménez
"Si hay poesía en nuestra América, ella está en las
(cosas viejas, en Palenke y Ufatlán, en el 4J.dio legendario, y en
(el inca sensual y fino, y en el gran Mocfe2uma de ~a sil1q.
(de oro Lo demás es luyo, demócrata Wa1± Whifman"
Daría
Martí
"Las gentes de previsión y de peso de la América Latina deben trabajar sin des– canso por el establecimiento inmediato de estaciones prácticas de agricultura y de cuerpos de maestros viajeros que va– yan por 19S campos enseñando a los la– briegos y ald",anos las cosas del alma, gobierno y. tierra que necesitan saber".
Ojalá Marfi pudiera ver el trabajo de to– dos los graduados de ZaInorano! Madí tal vez no diría que los Zamoranos ¡lon sus idea– les encarnados, pero ¿,quién podría señalar a otros que hayan servido mejor a la tierra? En cuanto se refiere al "gobierno" y al "al–
ma"
I
puede haber discusión.
Cosa extraordinaria que Rubén Darío, en la cumbre de su fama, y viviendo en Madrid, hubiera descubiedo y apreciado a Jl,lan Ra– món Jiménez. Yo conocí a este personaje hace 20 arlOs cuando vivía en Washington. El no hablaba inglés, y yo ntuy.poc;o espa– ñol, pero poco a ·i?o~o llegué. a c;omprender que en él Se hallaba, el ar±isia supremo de la lengua castellana. .
Juan Ram.ón, "exisfiendo" y no "acfuan~
do", pasó a otros algo precioso.
Existen la poesía, la pintura y la ITLúsica para que el hombre. 'pueda hacer brillar a la tierra, y hacerla cantar en abundancia. Qui– zás los artistas zriisITLOS no saben esto, pero nosotros sí lo sabeITLos porque estamos en íntimo contado con la vida misma -la tie–
rra que vive, que cambia consianiernenié,
las plantas que crecen, los animales que per–
siguen su ciclo eterno de creación, la con–
ciencia incesante de la noche y del día, las Por el momento, durante estos tiempos tempestades y las sequías, las lluvias y los difíciles, dejaré a un lado el tema de "go- vientos.
bierno". En cuanto al "ahna", sí fengo que Mejores suelos. m.ejores cosechas, Illejor
hablar. En cada escuela, en cada contacto ganado, mejor maquinaria, mejores fedili– humano, existe lo que puede llamarse la zantes, mejores mercados, más dinero ~i.
transmisión del fuego de Prometeo de un al- La América Latina tiene que aprender esta Ina a otra. Hay, o puede haber, l,ln conta- lección, pero la América Latina con toda su gio sagrado. Yo supe de Rubén Daría, el fa- debilidad económica siempre ha pedido o ha maso poeta nicaragüense, antes de que hu- declarado que hace falta una cosa. En oca-
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A veces tenemos que alzar las miradas al cielo y las montañas, de donde viene nues– tra ayuda, según el Salmista David. Quizás estaba pensando en el agua para la irriga– ción, o eri las praderas para el pastoreo; pe– ro tal vez pensaba que el hombre tiene que ser algo más que de la tierra.
Quizás Madí tenía esto en mente cuan– do dijo,
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