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« Previous Page Table of Contents Next Page »La ciudad de Amapala, situada en la playa oriental, se exíiende sobre un llano quebra– do que asciende gradualmente las faldas del volcán y se alarga tres cuartos de milla a lo largo del puerto. Su dorninante posición mi– litar, la bondad de su clima y las futuras po– sibilidades que ofrece, señalan a este lugar corno punto clave destinado a convertirse en un emporio.
Las costas adyacentes prestan facilida– des para el cultivo de una infinidad de pro– ductos de todos los climas, desde los cereales del Norte hasta el cacao, la caña de azúcar y el añil de los trópicos. Es tal la diversidad de tierras, que en un día se puede descender en algunas partes de El Salvador y Honduras de las zonas Irías productoras de granos, a las cálidas regiones rebosanles de flora tropi– cal Casiellón se refería, con celo de un en– tusiasta republicano, a su plan de construir un ferrocarril desde un punto en la costa occi– dental del lago de Nicaragua, a una cabeza de playa en el Estero Real para conectar con vapores de gran calado con el magnífico puedo de l\mapala¡ proyecfo que, aunque menos factible que otras rutas, no es imprac– ticable, y que después que conversé con Cas– tellón sobre el particular, ha sido seriamente meditado por posteriores gobernantes.
Las repúblicas que rodean la bahía de Fons""c;;¡ integran iambién uno de los dish'i– tos mineros más ricos del Inundo, cuyos re– cursos, salvo exportaciones que se hacen por la costa del AHáníico, vía TrujH1o, Omoa y
Belice, hasla el descubrimiento de California y la apertura subsiguiente de las varias ru– tas de viaje estuvieron casi escondidos del mundo. Los productos agrícolas de estas re– públicas son todavía desconocidos salvo pa– ra unos pocos extranjeros que han cruzado el continente en estos puntos y para aquellos a quienes el amor de las aventuras los ha traí– do a Centro América en los últhnos doce 1T1e– ses (11. Aquellos son tales que bien podrían servir de base a un gran ceniro comercial en Amapala, el cual podría abastecer gran par– fe de la población del interior. Amapala es el único puerto donde pueden con segmidad y ventaja anclar vapores de gran calado. Las olras islas del archipiélago son inhabita– bles, se hallan rodeadas de tantos arrecifes y rocas que son impropias para fines comer– ciales. Esta superioridad la vió temprano don Carlos Dárdano, cmnerciante italiano que, al casarse con una dama de Tegucigal– pa, obtuvo iodos los privilegios de la ciuda– danía (2), y en 1846 el Gobierno de Hondu-
(1) Loo Cillbusteloo de Willi3lJl Wnlkel N del E
(2) En enelo de 18M, cunndo el Sr D:hdllono conhl\io mntdmonlo (V nota p.S), I egffl la ConRtitución Federal de 1824, que contro(a carta de na–
tUftllezn
ti, 1(1.'1 cxhnnjt:fos que COlltlajclun mntrimonio en la ncp(lbllca, te.
niendo tres af\os de vecindad en ella (Art 16, 4) La ConsUtuci6n hUll(lu_
refia de 1848, vigente en la época de la visita de Wells, dispuso que los
e~trllnjctos ¡Iodlan' naturllliznrne "por contrael matrimonio COn hondureña y "cnclndario de un año" (Art 10, 3): V El Digesto Constltnclonal de
llomhl'rns. vor Augusto e, CoeHo Te~\1ci&alpa, 1028, pp U y 118
ras le dió una conceSlOn de varias "caballe_ rías" de tierra con la condición de que debía desmontar cierta extensión de terreno, esta_ blecer un puesto comercial y fijar allí su re– sidencia. Así comenzó Amapala y el Go– bierno lo declaró puerto libre por diez años
(31. Gracias a los enérgicos esfuerzos del se– ñor Dárdano, la ciudad se convirtió en rival de LaUnión, principal puerto de El Salvador a orillas de la bahía, que ahora es asiento de un tráfico local de consideración, a menudo aumentado con el arribo de barcos extranje_ ros que descargan en este punto las merca_ derías que traen para el comercio del inte_
rior. En consecuencia se han despertado ce– los considerables enfre los comerciantes de El Salvador y los de la isla de El Tigre, pero las venfajas de Amapala sobre La Unión, puerto encerrado y de poca profundidad, SOn tan patentes que no necesitan repetirse.
Aquí, tambi~n, entre otros lugares, pue– de ubicarse la terminal del ferrocarril inter– oceánico de Honduras que, comenzando en
el mar Caribe, está diseñado para que cruce por el valle de Comayagua, en una disfancia de ciento cuarenta y ocho millas y con una pendiente promedio de sólo veintiocho pies por milla, como lo expresa la exploración he– cha por el Sr. E. G. Squier (4). A pesar de que la iniciativa americana comenzó por fi–
jarse en Panamá y Nicaragua, para el esta– blecimiento de una comunicación inieroceáw nica, es algo curioso que no haya prestado rnayor atención a esta ruta hacia el Pacífico, que es rrtás coria que cualquiera otra, sin ex
w cepluar la de Tehuantepec, y que ofrece faci· lidades para la construcción de un ferrocarril interoceánico no superadas ni igualadas por cualquiera otra.
Los términos de la conceSlOn obtenida por el Sr. Squier son la mejor prueba de la liberalidad de Honduras a este respeC±o y del deseo más ferviente que tiene para que sean explotados sus recursos naturales. Se ofre– cen exiraordinarios alicientes para llevar adelante esta gran empresa, siendo uno de
los principales la existencia de puertos segu– ros y amplios en ambas terminales (venta– ja que no posee la ruta de Tehuanfepec), las relativamente pocas pendientes, y construc– ción de puentes requeridos. No sólo estos hechos, sino hasta la 1T1era existencia de la ruta ha permanecido, hasta recientemente, desconocida en el exlranjero, salvo para aquellos interesados en el proyecto. Los más virulentos opositores a la influencia de Norie
(3) Durante la adminisbaci6n del Viee.Jefc Genetal Flanei:3co FcrreUl.
cl 11 de Octuhre de 1833, se Clro el "PUClto del 'rigrc", nomble (lile conser–
v6 hastn l814, Jlnmitndolo entonces "PU~Hto ,lotlepósito de In isln del Tigre":
51lStit.uído éste. JI su vez, por el de "Puerto tranco rie depósito.." de la ista
del Tigre", Imsta el aoo de 1848 en qUe! se le Jiu el numble de "Puelto [roll– co de AmaJlnla en la i~ln del Thno' E~tc! fllwrto hahia sido dC!Clalado fran– co, sin pag311lC derechos mndtlmOll de ningunn especie durante diez años,
POI" dCCleto de 10 de Noviemb\o de H!47; \ P llivns, l\Iono2'rnCía de la
iBla del Tigre. pp lOG, 113 y 1IQ
(1) V Slluier, Honduras, p 303.
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