Page 45 - RC_1965_02_N53

This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

1 Ver: América en la Historia, México, 1957. Cap. IV: Univelsalización de la Cultura Occidental.

2 u¿Está condenado el nacionalismo?", diario Novedades, México, 14 de. Noviemble de 1956

3 fI¿Es un peligro el nacionalismo?/), diario Novedades, Mé.. xico, 8 de Enero de 1967.

América en la Historia, Pág. 93.

mismo respeto que aquel reclama para lo que llama su soberanía".1 El nacionalismo del mundo colonial, lejos de ser agresivo, ex– pansivo, como el que surgió en la Europa Occidental, es un nacionalismo defensivo que no aspira a otra cosa que a alcanzar el mis– mo respeto que para su soberanía reclaman los paises occidentales".2 En cambio el del mundo occidental terminó por convertirse en imperialismo, al expandirse sobre otros pue– blos. "Imperialismo que no significa incor– poración de otros pueblos a los fines de un pueblo, ampliación de la órbita cultural, eco– nómica y política de ese pueblo, como lo fue el imperio de Alejandro. .. No, sino un im– perialismo que en lugar de incluir, excluye. Imperialismo que hace de los fines de una nación los únicos fines a perseguir y trans– formar a oiras naciones o pueblos en simples instrumentos para el logro de esos fines con– cretos y excluyentes. Es nacionalismo im– perialista que ha hecho de la miseria de otros pueblos, la base de su propio engrandeci– miento. Nacionalismo que sólo se doblega frente a otro más fuerte en esa ley de la mo– dernidad de acuerdo con la cual sólo tienen derecho a existir los mejores y más fuertes. Los mejores y más fuertes de acuerdo con la idea de fuerza de esos pueblos que se han convertido en rectores de la humanidad".3 El nacionalism.o. invención occidental, se ha transformado en los pueblos que sufrieron su impacto, en un instrumento de liberación. En su nombre se reclama un puesto en una tarea que debe ser común: lograr la felicidad de todos los hombres. En su nombre tam– bién, se desea lograr una auténtica univer– salización de la cultura occidental. Los pue– blos no occidentales han adoptado lo mejor del espíritu de la cultura nacional: "el de la intuición cristiana de la fraternidad de todos los pueblos. Por ello, los hombres de estos pueblos se preguntan ahora por la justifica– ción de una desigualdad que níega ese es– píritu de fraternidad universal de que habla el Occidente".4 Esta nueva interpretación del nacionalismo ha sido duramente critica– da por el Occidente que se oponia a un orden internacional basado en la igualdad de de– rechos para todos los hombres.

Cuando los pueblos coloniales se levan– taron iniciando el movimiento nacionalista, después de la Segunda Guerra Mundial, las potencias que se disputan el control del mun– do, quisieron atraerlos a su órbita. Estados Unidos empezó a mirar con simpatía su emancipación política e incluso le prestó ayuda, con el objeto de incorporarlos des– pués a su zona de influencia económica.

4

-35-

Dos Nacionalismos 1.

En "América en la Historia", Zea nos rnuestra como el Occidente al expandirse ha dado origen a un nuevo concepto de lo uni– versal. Pueblos que vivían en el pasado han sido sacados de él como consecuencia del im– pacto occidental. Ya no existe lugar de la tierra donde no haya llegado el Occidente y con él la conciencia de universalidad. Los pueblos no occidentales han empezado a aprender cual es el lugar que les correspon– de en el mundo, a tener "conciencia de su simación marginal en relación con la situa– ción central de los pueblos occidentales que les han impuesto sus puntos de vista, esto es, sus intereses". Todos los pueblos no occi– dentales han ido exigiendo principios y de– rechos que el Occidente reclama para sí y ha utilizado en todos los casos armas occiden– tales. Una de ellas eS el nacionalismo. pero un nacionalismo con aspiraciones muy dife– rentes al occidental, representado especial– mente por Inglaterra, Francia, Holanda y su prolongación en América, los Estados Unidos. "Un nacionalismo que no parte del punto de vista que hace de una parte el todo, sino por el contrario, del punto de vista que tienen ya pueblos y hombres de que son partes de Un todo. Partes de un todo que no tiene por

qué ser reconocido a unos y negado a otros". "Dos tipos de nacionalismo que hoy se en– frentan. el de los llamados colonos que se

?m~eñan en mantener privilegios y el de los mdlgenas que desean a su vez, se les reco–

~ozcan los mismos derechos que exigen para SI los colonos. El nacionalismo que hace de los. pueblos no occidentales pueblos "prole– tanos" I y el nacionalismo de los pueblos que ha!.'- tomado conciencia del papel que desem– penan en el mundo occidental y reclaman ~ora .el derecho ~e les. corresponde den.tro el nusmo. El nac10nahsrno que subordIna a. otros pueblos, con diversos pretextos, el na– fonalismo que sólo reclama el derecho de ,?s pueblos a la autodeterminación. El na–

1!;0~alismo que en nombre de su soberanía na ';ttlpuesto sus intereses a otros pueblos, el .aClonalismo que sólo reclama para sí el

dura ha tratado este tema es el filósofo Leo-oldo Zaa. Preocupado siempre por su rea– lidad y por la interpretación cl;e .los proble– rnas vitales que le ha tocado VIVIr, ha refie– xiol'lado no sólo sobre el nacionalismo mexi– canO y latinoamericano, sino también sobre el de los pueblos afro-asiáticos, dándole sin– gular importancia en sus libros y en nume– rosos artículos. Creemos que su pensamien– to eS una expresión honda y verdadera de su ais y de los pueblos marginados en gene– falo

Consideramos que al presentar una sín– tesis de su quehacer en este campo, deJare– rno

S expuesto lo más maduro del pensamien– to iberoamericano en un tema de fundamen– tal importancia.

Page 45 - RC_1965_02_N53

This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »