This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »(2) En HondurlUl las ~Oi'as dQ cuero crudo le llaman plalerat· y.
M~mbreño, Hondureñismos.
(1) Lepaguare lI!znifiu. én lénca "tío del tigre" Se eompane de 1~
tigre, y auara, río.. V Membrei\o, Nom,brH &"toJ'rárico.!l ¡ndiJ'ena! de la a
pública de Honduras; p 67
bién propiedad de los Zelaya, encontrarnos un extenso llano rodeado por una serranía de m.ontañas y conocido como valle de Lepa_ guare. Es como un parque que florece de un suelo muy rico, suficienteInente amplio para susientar la población de un Estado co– Inercial y agrícola. Hacia el Norte está si– tuada la gran hacienda de ganado de Lepa_ guare (1), una de las varias que perienecen a Don Francisco Zelaya, General de Brigada y "Comandante Militar" del depariamento de Olancho, como mis cartas de presentación lo irtdicaban. La hacienda estaba enzacata_ da pero dejaba de frente un extenso espacia abierto, por donde avanzaba nuestra peque– ña cabalgata. El sel poniente lanzaba som_ bras largas a lo largo de los pastizales y el llano se exfendía por millas, Inoteado COn in–
contables cabezas de ganado. Por relatos anteriores estaba preparado para presenciar una escena de raro encanto. ¡Esta era la realidad!
Grupos de árboles se sucedían a corta distancia, diseminados en el valle, el brami– do del ganado llegaba débil con el viento de la tarde; voces, casi perdidas en la lejanía venían de la hacienda, y en el llano los hom: bres a caballo aparecían como pequeñas Inanchas. Apresuramos las m.ulas y Victor dio un grito de alegría, en cuanto a mí, sólo pude conteInplar y admirar. Una muche– d=bre de chiquilloEl, riendo y gritando, Se
apretujaban a la puerta de golpe, pero cuan– do nos aproxim.amos corrieron apresurada– Inente. Yeguas chúcaras y Inulas a Inedio dOInar, atadas con zagas de cuero (2) a tron" cones, resoplaban y se enca.britaban cuan.do, pasaInOS; un hermoso cabal,lo negro, con la. cola y la crin ondeando al viento, salió sobre la suave alfom.bra del césped al cascabeleo. de nuestras espuelas. varias vacas de aspec': to cerril Inugieron cuando nos acercamos. CruzaInos el patio al frente de la casa y llega– InOS a la puerta. La hacienda, aunque la Inás grande y la Inejor cuidada del departa· Inento. no es un ejemplar excepcional si se la cOInpara con cualquiera de las deInás plO" piedades de ganado de Olancho.
Las indias, de plácida apariencia, empe-' ñadas en sus quehaceres, nos observaban CU',
riosamente cuando nos paraInos, y un cabá J
110 espléndidaInente enjaezado, con pistole– ras y Inochilas de plata y COn Inantillón car'" Inesí, se apartó orgullosamente de nuestta:B. Intilas peludas. Se abrió la puerta y varia¡i' hombres, vestidos con pantalones anchos dé. algodón y caInisa, se aSOInaron así que dell:': m.orttábBlTIos.
Del vado seguim.os nuestra ruta al Nores– te y pasancio por la hacienda San Juan, tam-
-118-
En el departamento, el río Alm.endares se cuenta entre los que arrastran oro, pero las grandes pepitas a que me he referido an– tes se hallaron m.uy cerca de sus cabeceras. No supe que la buena suerie haya acompa– ñado a las "lavadoras" en el lugar por don– de habíamos pasado o cerca, el cual queda poco más o menos a dos leguas de Cam.pa– mento. Aquí equivocamos el camino y ha– bíam.os llegado a la pequeña hacienda de La Lim.a. cuyo dueño es uno de los Zelaya, cuando una pareja de rollizos nativos nos al– canzó y com.prendiendo que éramos visitan– tes de Don Chico, COInO se le llaInaba cariño– saInente al General, inInediataInente nos orientaron hacia Lepaguare, donde su viejo patrón residía al presente. Volvim.os sobre nuestro", pasos hasta La Lim.a y siguiendo el carnino recto. anduvim.os a paso"trote a tra– vés de los lugares ya descritos. Después de una hora de carnina arribam.os al ancho y tranquilo Guayape. que corre silertciosamen– te hacia elInar y presenta, hasta en este pun– to tan interior, la apariencia de un río formi– dable, dé no Inenos de treinta yardas de an– chura.
En esta época tiene tres y Inedio pies de profundidad en el vado, y arriba de este lu– gar recibe las aguas de varias quebradas, co– mo lo irtdico en mi Inapa. Nos meiim.os y lo
cruzamos, m.ojando nuestros rnan±illones arri–
ba de las barrigas de los anim.ales. Siguien– do el río por un llano ondulado, com.proba– mos que no forma rápidos en estas vecinda– des. El rio estaba sumamente lim.pio y las amarillas arenas del fondo im.partían a las aguas un color am.barino m.uy bello. Su cur– so es hacia el Este y más abajo del vado ha– Ce un extenso semicírculo, que casi rodea las propiedades de los Zelaya y de ahí se dirige al Noreste, donde, después de recibir las aguas del Guayambre, rio casi tan cau.daloso como el Guayape. toma el nombre de Fatuca con que se le conoce en la costa.
a m.enudo se halla cubierio con un liquen fino, pero suave y lim.pio. La corteza tiene m.edia pulgada de grueso, es blanca y lisa y de una contextura com.o la del corcho, con el sabor ligeram.ente picante y el olor pare– cido al de la "sal volátil". El laurel se em.– plea a m.enudo para ejes de ruedas para ca– rretas, por ser m.aderas que a la par de du– ras son fáciles de trabajar. Guem.a con lla– m.a brillante. El laurel de Olancho es un árbol vistoso, de hojas brillantes, que da una som.bra com.pacta y resiste todas las incle– mencias del tiempo. El árbol aparece en los lugares húm.edos y lluviosos, donde crece exuberante. No ví flores ni botones en ellos pero, sin duda. son iguales a los del "bay– tree" de los Estados Unidos.
This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »