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Mi principal objetivo, después de Ini an– siado coniraio, era hacer un Inapa correcio del depariamenio, cuya iopografía es desco– nocida; los auiores de los que exisien los han llenado con Inoniañas, pueblos y ríos que no existen ni siquiera en la imaginación, colo~

cándolos ad libitum para llenar los vacíos y

regiones inexploradas. Con este propósito, anies de mi partida de California había pre– parado, consuliando las cartas geográficas del Almiraniazgo, un delineaInienio exacio de la cosia, desde Guatemala hasia Cosia Ri" ca, dejando el inierior desconocido para mis

futuras exploraciones.

La suscripción de un coniraio entre los propieiarios de esias ricas zonas Ininerales y una elTlpresa norteamericana resultaría en la exploiación de las minas con un beneficio para iodo el mundo.

Con sorpresa núa, el General escuchó mis propuesias con agrado, pero no quiso enirar de inmediaio en negociaciones. Qui– so que primeramenie yo recorriera con él y

sus vaqueros la región y Ine faIniliarizara con sus carac1erísticas y recursos. Estando de acuerdo, me dediqué a la iarea de llevar a cabo una inspección, levanfar un mapa, recoger infonnación y salir de cuando en vez de Juticalpa, la cabecera departaInenial, a los muchos lugares más o menos famosos de su vecindad y a las grandes sabanas costa– neras.

de territorio que abarcan sus concesiones, en el cual hay placeres auríferos que rivalizan con los de California y tierras que dan es– pontáneamenie muchos de los Inás valiosos producios tropicales.

Fue mi cosiumbre, en OlanchO, desple– gar mi Inapa sobre una mesa rústica y,coIl la brújula y compás en la mano, inquirir con los viejos nativos, la dirección y las disian– cias de cierios lugares. Yo los anoiaba con lápiz y los alieraba consultando la opinión de los iniegrantes de los grupos, a quienes yo dejaba que disputaran y se coniradijeran en cuanto a distancias y rutas, y, en silencio, iomaba en cuenta cada palabra, y poco a po–

co iba llenando mi Inapa. Siempre mantu– ve ésie proiegido en un tubo de hojalata. Los residentes Inás viejos, muchos que nunca habían salido de Olancho, conocían con gran exactitud los nombres de cada población, ha– cienda y cadena de moniañas del departa– menio; cambiando y borrando, comparandq y haciendo pregunias hábiles, pronio estuv:~

capaciiado para hacer un mapa basiante d!'"' iallado de las regiones auríferas. Desde lue– go que era necesario hacer ajusies por la iI)" corrección de las distancias, ya que una trU–

lla en el concepio de alguno era una legua para oiro; pero al observar correciament~

desde iodas parles del departamenio los Pl-

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(1) Tal vez con la mira de que en un futuro eercano se tOl"mata una colonia eschwlata en Olancho, siempre que tiene oportunidad Wells propaga el il.islamh~nto administrativo y ge~ráfieo de aquel depal lamento, insistiendo en que podría formar un territorio separado del control del Gobierno de Hondunu;. Debe recordanse que el autor de este libro habla publicado otro

Ilobre Ji\. guerra de Nic;:aragua, obra en la que se muest.ra admirador lncon~

ditlonal de Wi1\¡am Wulker y de su/! campaña8. en Nicaragua (Walke.r'lI e.lr:~

pedltlon to Nlcara¡ua New Yolk, 1856) Tampoco debe olvidarse que Welhi fue compaliero de viaje de Mr Byron Cole, amigo intimo de Walker. l'.uyÓfI proyectos debe de haberle traemitido aquel en el largo viaje que andu– vieron iuntos, desde San Francisco de California hallta León Cole, mlen–

trilll llegaba la aprobación del contrato para traer soldados mercen¡l.riOfl a Nic8):'a¡:ua, anduvo por Olancho

Esta clase Inedia, especialInenie en las vecindades y al Sur de Juticalpa, consisie principalInenie en los familiares de los Ze– laya, por consanguinidad o por afinidad, grande y poderosa familia, dueña de hacien– das, algunas de las cuales contienen los más valiosos minerales y las más feraces tierras de Olancho y, como agregado, que eclipsan a los demás terraienienies del depariamento. Un vistazo a mi Inapa ilusirará la exiensión

Así, aunque el General Zelaya es el Go– bernador del depariamenio, por nombra– miento suprexno, en verdad encabeza una democracia local y esiá colocado ahí por la voluntad esponiánea de sus paisanos, y de cuyo cargo, si fuera lo suficieniemente audaz para acometer la separación del departa– menio, el Gobierno Nacional no se atrevería a removerle. Su gobierno es, consecuente– menie, un despotismo sólido y bien estable– cido, una pequeña república dentro de oira república, con unas pocas elecciones locales para complacer a las clases medias o depen– dientes de los grandes laiifundisias.

Aunque Olancho es parie iniegrante de la República de Honduras, su posición geo– gráfica es ial que se le tiene como una región ajena a la parlicipación de las guerras que han ienido lugar desde la Independencia. Sus iniereses disiinios y su ubicación aparla– da, han hecho que sus pobladores eviten cuanio les ha sido posible el más pequeño coniacio con el Supremo Gobierno, actiiud politica que en más de una ocasión ha con– ducido a la hostilidad enire Olancho y el res– io de la República. Esias contiendas, nunca muy graves o sangrienias, además de resul– iar favorables a los olanchanos, les ha dado habilidad para repeler aiaques y una inde– pendencia efeciiva del Gobierno Nacional. La proposición de fonnar una república se– parada se ha hecho repetidamenie, pero al ceder el Gobierno a iodas sus demandas y al darles la promesa de no agravarlos con im– puesios y conscripciones para el ejérciio, sus habitanies, a lo mejor demasiado indolentes, amodorrados por su vida fácil para inientar un s~cudimiento revolucionario, han consen– tido en seguir bajo la égida del Gobierno. (11

laya era iodo 10 que se necesitaba para lle– var a feliz iénnino mi proyecio, e inmediaia– menie me concreié a asegurar su coopera–

ción.