This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »iras se aseniaba firmemenie en la silla y sus facciones se sombreaban con su sombrero de Guayaquil de anchas alas. A veces, en el curso de la conversación que fluía rápida– mente, estimulado por la belleza del panora– ma y los movimientos vivos del caballo, se volv1a parcialmente para dirigirse hacia mi,
gesticulando con la animada dignidad que es inseparable del caballero bien nacido.
En realidad, si el viejo tenía un punto débil era el de su reputación como jinete, res– pecio de la cual fácilmente se sentía adula– do. Su hermano, Don Santiago, gozó en un tiempo del calificativo de "el mejor jinete de Olancho", reputación justa, pero desde que sufrió una caída hace varios años mientras domaba una yegua cerril, Don Francisco le había ganado en fama. Ser un buen jinete en Olancho no sólo implica la mera habili– dad para montar y retenerse en el asiento en un potro chúcaro acabado de sacar de la ma– nada bravía, treta que es 10 más fazniliar pa– ra la mitad de los vagabundos rapaces de las haciendas. El término de "buen j in e te"
usualmente se le da al que sabe manejar con gracia y con destreza su caballo, combinan– do un porie suelto con las numerosas proezas que hace con la más ligera presión de las riendas, encaminadas a exhibir los mejores valores del animal.
Yo no sé de un cuadro Inás admirable que> un "olanchano de familia distinguida" cuando monta en uno de estos fueries y bien enjaezados caballos, domados por el duro bo– cado del freno español, con su cuerpo ergui– do en la silla como si fuera una estatua, la punta de sus pies descansando ligeramente en los estribos, su "sarape" a colores echado correctamente sobre sus hombros, su rostro broncineo chispeando orgullo bajo su som– brero alón colocado visiosaInenie, y el "iout ensemble" del hombre y del caballo} cuadro que es raro presenciar si no es en las pam– pas de la Argentina o en los ranchos gana– deros de California.
Como a dos leguas de Lepaguare cruza– mos un pequeño río y, subiendo por la mar– gen opuesta, llegamos a una meseta cubier– ta de espesa vegetación donde nos paramos a examinar la vainilla, que aquí sube por los troncos de los árboles algunas veces a una altura de cuarenta pies. Los olanchanos ig– noran totalmente el método corno se la cul– tiva en México. Don José Manuel Zelaya ha– bía estado en México cuando era joven, pero había olvidado la manera de prepararla. En la pequeña población de Pespire, cerca de Nacaome, se hizo un ensayo del cultivo de la vainilla con un éxito alentador. El lugar qúeda en la veriiente del Pacífico, pero a po– ca elevación sobre el nivel del mar. Se in– serian estacas de cerca de un pie de longitud en la dorieza del árbol en el cual desea que
trepe el bejuco, donde pronto comienza a
crecer.
Solamente como veinte arrobas se recl). gen en las montañas de Olancho, la maYQr parie de las cuales se lleva a Tegucigalpa donde se le prepara para el mercado. Un~
pequeña cantidad también sale hacia Belice Trujillo y Omoa. Negocio muy lucrativ~
puede hacerse en todas paries de Honduras ofreciendo una bagatela por sobre el precio corriente, lo que acapararía la mayor Parte de la que se recogiera. Las flores son de un
amarillo verdoso combinado con blanco Pero de las tres variedades de vainilla qu~
hay en Honduras, la más estimada es la Co–
nocida corno la fina. La vainilla que tiene las vainas más largas y más angostas es la de más valor. El señor Lozano. de Teguci. galpa, me mostró poco más o Inenos cin_ cuenta libras de las tres clases que estaba preparando para enviarlas a la feria de San Miguel. Mucha de esia fue recogida en Olancho y Yoro. Pagó por ella de medio
(6'/4 centavos) a un real (12'10 ceniavosl la
libra, de acuerdo con su calidad. Siendo el
principal comerciante de aquella ciudad a él se vendía toda la que se llevaba ~
Tegucigalpa desde considerable distancia prefiriendo los "poquiteros" venderla a lo~
precios locales, que enviarla por su cuenta a los mercados externos.
En la feria de San Miguel la vainilla de Honduras se vende de dos a cuatro pesos pla. ta. Cerca de treinta quintales se escogen anualmente en Honduras y El Salvador. La
planta tiene predilección por dos árboles en Olancho: el indio desnudo y el guachipilln. La vainilla de Olancho es probablemente la que clasifica el botánico Miller como Vainilla Axillans, y es descrita corno la que se encuen– ira en Cartagena, Nueva España, donde cre– ce naturalmente. Tiene un tallo trepadór que echa raíces de sus nudillos y sube hasla una gran altura. Las hojas, que nacen de una en una, son oblongas, suaves y artiCu' ladas. Las flores emergen del lado de los sarmientos, fiene la misma forma que las de la gran orquídea abejera pero son más lar– gas. El capuchón es de un rosado pálido y
el labio es púrpura. La vainilla se encuen· ira desde México, por todo Centro América, hasta el Darién. Las vainas crecen en pares, tienen generalmente el grosor del dedo de un
niño y más o menos de cinco a seis pulgadaS de largo. Al principio son de color verde, después se tornan amarillentas y por úl:lirilo de un tono achocolatado cuando están ma– duras. El tallo es moderadamen±e delgado y echa un zarcillo en espiral opues±o a cada una de las hojas más bajas, con el cual se adhiere a las ramas o a la corteza de los ár– boles, pero después que llegan a la cúspide se vuelven inútiles y son reemplazados pór hojas adicionales. Los pájaros del país ce-
-128-
This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »