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Pero se nos asegura que vendrán dos Está bien: se espera la hora llega una, y el pasajero que trae nos anuncia que la otra viene atrás La primera que llega ,ale con su carga Los pasajeros restantes esperan la otra Pasan la una, las dos y las tres de la tarde. De

I epente se ve venir un montado en una mula que cruza

las patas de puro débil, y el pasajero nos dice que el

carro se ha caído en un barranco, al bajar una cuesta,

y que se le ha quebrado el pértigo Por fortuna llega

una carreta en la que montan las señoras pasajeras con sus mil y una baratijas, los varones se resuelvan a mar– char a pie acompañando la carreta, o montarse como

Dios los ayude para llegar a Pueblo Nuevo en la noche del infausto día Al amanecer del día siguiente llegan a León dando gracias de haber encontrado vehículos superiores a los de la empresa de la diligencia Por

fortuna estos contratiempos van a desaparecer pronto

con la prolongación de la línea férrea a León Viejo Es lástima grande que el apreciable señor TejClda, ca– ballero tan cumplido y tan amable, no haya podido colocar su línea de diligencias de León Viejo a León, a la altura de la importancia del tráfico, antes de que

se pusiera en conexión el Lago de Managua con el

Ferracarril, y que los pasajeros hayan estado expuestos a infinitos contratiempos y a brutales tratamientos de parte de sus cocheros

Pero dejemos o un lado los carros y los cocheros,

y entremos en la nueva eral en el sistema de locomo–

ción del siglo, digno de páginas de elogio

Ahora, en lugar de mulas en esqueleto, y carros

antediluvianos¡ vamos a tener por vehículo

EL CABALLO DE HIERRO

Helo aquí Ya a las cinco de la mañana está

ataviado con sus arneses¡ impaciente, respirando fue–

go y vapor, ora relinchando con un sonido como el de la trompeta de Gabriel, ora arrojando espuma caliente

de sus narices Muévese con brío, ya 18tracede¡ ya

avanza¡ pero en medio de tantq impaciencia es dócil

como el corcel a quien el amo sujeta por la brida

Son las 600, la campana da la señal silba la lo– comotora, que es como un nuevo relincho del caballo

01 roja fuego y espuma caliente y se marcha llevando

un tren de cinco carros que arrastro con tanta facilidad,

al grado de parecer que no gasta nínguna de sus fuer– zas gigantescas.. En la noche anterior cayó un fuerte aguacero, y como el camino no ha sido bien rastreado y nivelado, pues no ha sido entregado al Agente del

GobIerno¡ es preciso ondor con cierto cautela¡ y así lo

hizo En cada paraje de ascensión y bajada en las

curvas o en otros puntos en donde es precioso andar

despacio, el caballo es obediente a la más leve presión del freno, y a veces apenas se mueve el tren hasta que se ha pasado el punto peligroso, pero pronto llegamos a la parte del camino que está en buena condición y que presta la oportunidad para que el Caballo de Hie– rro muestre sus brfos y demás cualidades Ya el amo afloja un poco la rienda, e inmediatamente se siente

nuevo impulso su paso se aligera más y más, los ob– jetos adyecentes parecen haber tomado las alas del

viento todos van danzando en dirección contrario a

la nuestra. Oh! que alegría experimenta el alma con esta carrera! Al frente del tren distínguense dos lar– gas listas que brillan en el sol Las ,espiraciones del Caballo de Hierro son más frecuentes y el paso se re– dobla a cada instante Nuevas vistas se ofrecen, unas

tras otras, ora un campo cultivado, ora una selva eSR

pesa, ora, en fin, prados de flores que se extienden por millas enteras al lado del camino Aquí la vista se espacia sobre vastas campiñas, allí sobre huertas y milpas, sobre el labrador que ara la tierra para recibir los granos que al favor de la paz rinden una cosecha centuplicada, pe,o que en tiempo de guerra son holla– dos por pies devastadores más allá se vé el ganado asustado por la carrera estrepitosa de este agente de

la civilización, acullá hombres y mujeres¡ ancianos y

niños atraídos a orillas del camino pOlo ver pasar el majestuoso t'en arrastrado pOI el fogoso Corcel de Hierro, encargado de despertar a los que duermen, al golpe de su herradura Si no fuera pOI la facultad

de la memoria, no quedaría impresión ninguna de su

veloz carrera porque es ver y pasar Adelante, ade– lante El caballo marcha, sin dar señales de fatiga

un momento después da otro relincho, anunciando que

estamos ce, ca de Quezalguaque otra vez el jinete toca la rienda, y se modera el paso Ya hemos lle– gado al puente de hierro que cruza ei río de Quezal– guaque y en un ab, ir y cerrar de ojos el caballo se paro en la estación de este nombre Aquí todo es actividad y movimiento Nueva vida se ha infundido a este pue– blo hombres y mujeres se agolpan a la puerta de la

oficina, a comprar sus billetes de pasaje carretas que

han traído carga y pasajeros y grandes cantidades de

mora esperan que el tren de carga conduzca a Corinto

la que ellos han depositado en la estación

Ya empieza a sentirse la influencia de la mano

benéfica que ha producido este inmenso bien al Estado -la fácil comunicación- hecho que unirá a los pue– blos y a las familias estas se conocerán mútuamente Las ciudades de Granada y León se darán un abrazo fraternal desaparecerán las enemistades y una dulce

armonía reitiaró en lugar de los añejos rencores que

han sido alimentados por fines políticos y por rumores y apreciaciones exagerados, porque ios pueblos apren–

derán a respetarse y a amarse los unos a los otros

Pero los pasajeros están a bordo del tren El din dan de la campana anuncia que todo está listo, y el Caballo de Hierro empieza su carrera para Corinto En corto tiempo se para en Posoltega Aquí hay más mora toneladas, centenares de toneladas de este ar– tículo esperan su transporte al puerto unos pasajeros

se apean, otros montan¡ manifestando todos la mismo

precipitación, porque donde quíera que aparece la lo– comotora, todo lleva el sellos de "go ahead" Otra vez nos vemos volando sobre la tierra en dirección de ehi– nandega a donde llegamos en pocos minutos La es– tación está en las afueras de la ciudad observé que aquí hay un carro para conducir a los pasajeros de la ciudad a la estación y viceversa Unos tres minutos

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