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entre los Doctores que residiesen en fa ciudad de !-eón, odemós se hablaba sobre el futuro funcionamiento de lo Universidad Este acuerdo fue trascrito por el Ca– pitán General al Obispo García Jerez con fecha 3 de Marzo de 1814 Ella de Abril del mismo año el Obispo García Jerez y don Juan Bautista Gual, Inten– dente Gobernador, acordaron nombrar como primer rector al doctor en Sagrados Cánones don Francisco Ayerdi y para cancelario al Maestrescuela de la Cate– dral, don Juan José Zelaya

A pesar de que la inauguración de la Universidad ya parecía una realidad, habiendo ya prestado jura– mento el Rector electo y habiendo el Obispo García Jerez ordenado la organización del claustro de la ins– titución, todo quedó en suspenso cuando el Rey Fer– nando VII desconoció la Constitución emitida por las Cortes de Cádiz y la vigencia de todas las leyes pro– mulg"dós por las mismas

Nuevamente vuelve el Obispo a dirigir una comu– nicación al gobierno absolutista de Madrid con fecha 19 de Octubre de 1814, solicitando se sirva tener como bueno lo resuelto por las Cortes de Cádiz en punto a la fundación de la Universidad de León

Atendiendo la anterior petición, el Rey por orden de 5 de Mayo de 1815, ordena confirmar lo resuelta al respecto por las Cortes disueltas Esta orden fue recibida con gran entusiasmo en la ciudad de León y se hizo extensivo a toda la Provincia Luego se pro– cedió a escoger y nombrar a quienes deberían fungir como profesores en la nueva Universidad Una vez cumplido esto se procedió a la instalación solemne de la Universidad, lo que se hizo el día 24 de Agosto de 1816, según acta que aparece copiada textualmente en la obro de don Sofonías Salvatierra, que tantas ve– ces hemos citado (84)

3) la ensefianza en Granada:

A la par que se desarrolla este movimiento cultu– ral e intelectual en la capital de la Provincia, en la ciudad de Granada también se hacían gestiones con el objeto de levantar el nivel cultural de sus habitantes Sobre este punto nos dice don Tomás Ayón

"La ciudad de Granada no permanecía ex– traña al feliz movimiento intelectual que se veri– ficaba en la Capital de la Provincia Habíanse fundado a principios de este siglo (XIX) las cátedras de Derecho Civil y Canónico, bajo la di– rección del Doctor don José María Rodríguez, abogado de los Reales Consejos y de la Audiencia del Reino Estas clases se hallaban establecidas por iniciativa y a costa de los señores Roberto Sa– casa, don José Antonio Echeverría, don Diego Montiel, Adelantado de Costa Rica, don José Te– lésforo Argüello, don Juan Marcos Imeri, don Pedro Aróstegui, el Presbltero don Joaquln Gon– zález, don José Antonio Enríquez, don Diego Argüello, don José Coronado Alemán, don Pedro de Quadra, don Pedro Urbina, don Marcelino Cas-

(84) Soíonías Salvatierra, Tomo 11, págs. 244-69.

DIV1SION POLITlCA-ADM1NISTRATIVA DE

NlCARiAGUA EN 1820.

trillo y doña Francisca de Sandoval; quienes se habían comprometido por escrituro pública a pa– gar al Doctor Rodríguez la cantidad de mil pesos

anuales, en remuneración de la enseñanza que

debía dar a los jóvenes de aquello ciudad" (85)

Además de estas lecciones existían también otros de Gramática Latina y Filosofía, que sin sueldo alguno y sólo movido por el amor a lo enseñanza impartía el Presbítero don José Antonio Velasco

No sabemos que en otras poblaciones del país existieran otros centros de enseñanza Por ejemplo, don Juan de Zavala hablando de la educación (en 1800) nos dice'

l/si viniesen cinco o seis sujetos de buena

moral conducta e inteligencia, poro maestros de

prime~as letras, no es ponderable el buen éxito que causaría, en lo inteligencia de que entre estos vecinos honrados se les podría proporcionar un decente pasar o uno congruo más que suficien– te" (86)

Esto nos hoce pensar de que en realidad había uno gran necesidad en todo lo Provincia de personas que se dedicaran o lo enseñanza de los primeros letras.

(85) Tomás Ay6n, 1956, Tomo 111, pág. 391·2. (86) Juan d. Zaval., 1908, pág. 326.

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