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« Previous Page Table of Contents Next Page »asistencia se pl'odujera, si ~¡en se tuvo constantemente en mente de que, dado el avance de coopera– ción internacional alcanzada en la última década y la favorable actíl'ud de gobiernos amigos, habíll la posibilidad de obtener tal ayuda, una vez de que el Banco estuviera en funcionamiento. Más aún, la creación del Banco tiene sus raíces en estudios que venían siendo efectuados desde el año de 1951,
que culminaron, el 13 ele Diciembre de 1960, en la suscripción de su Carta fundacional, simultánea– mente con el TI atado General de Integración. La supuesta insinuación de que debía haber sido pos– puesta la fundación del Banco mientras no se obtuvieran recursos externos, la considelo altamente peligrosa ya que introduce elemento de franco vasallaje de los plopósitos y fines del Programa a la ayuda externa Con ello se desvalolizan los esfuerzos internos, que es donde al fin y al cabo radica la superación de nueshos pueblos y que constituye obligación muy propia de los países miembros. Esta última concepción es ampliamente reconocida por la Carta de Punta del Este, como fundamento de la Alianza para el Progreso, la cual firmaron con gran entusiasmo todos los ,países de América.
Por último, se hizo referencia, como posibles deficiencias del Programa de Integración: el que no se haya definido su aspecto ideológico, es dedr, si es dirigido o de libre empresa; la carencia de una política sobre inversiones extranjeras en el área; y la falta de una acción común para resolver los problemas del comercio exterior. Sobre estas ma~erias, habría de cinsiderar que hay algunas que no son de competencia exclusiva del Proglama y ol-ras que están siendo ya atendidas, pero que requieren el conculso de todos los miembros participantes.
En lo que se refiere a la economía dirigida en contraposición al sistema de libre empresa, es oportuno dejar absolutamente claro que el Plograma de Integración no actúa en forma aislada e inde– pendiente de la COI riente ideológica de los Estádos participantes, ni, mucho menos, de sus ordenamien– tos constitucionales Si el régimen en que los países cenft oamericanos están enmarcados es el de libre empresa, el Programa se basa necesariamente en la existencia de tal sistema. Por consiguiente, la materia de decisión sobre la alternativa señalada, es de competencia de los propios Estaclos y, en nin– gún caso, puede achacársele como deficiencia o error de omisión del Programa. Sin embargo, senta– da esa premisa, es oportuno aclarar que el régimen de libre empresa, en sus términos más absolutos, ha venido siendo modificado en el curso del tiempo ,para llegar a constituir, en estos momentos, un nuevo orden en que, respetando sus principios básicos, el Estado interviene en la conducción SUI)erioi' de la política econólllic.a y comercial, progrnma sus propias inversiones e induce al sector privado ti
desarrollar sus actividlldes dentro de un amplio marco de interés nacional. El Programa de Integración se desenvuelve exactamente de acuerdo con estos grandes lineamientos de política sin que, en ningún momenlo, haya puesto en duda la bonchld de los principios ideológicos en que Centroamérica, afortu– nadamente, se desenvuelve.
La mateda de invelsiones extranjeras ha sido discutida espedficamenle, ,por lo menos en dos reuniones del Comiré de Cooperacióll Económica y, recientemente, se ha encargado a la SIECA prepa– rar un documento base para la continuada discusión de ésta, por muchos conceptos, delicada materia, A este respecto, cabe señalar que los Estados Centroamel icanos no han regulado tampoco la citada illversión. Igual preocupación han tenido las representaciones centroamericanas en materias de la acción a tomar sobre el problema elel comercio exterior, y en este campo hay ya un pronunciamiento concreto emanado de la Reunión Conjunta de Minislros de Economía y de Hacienda que tuvo lugar en la Antigua Guatemala del 4 al 10 de Abril del coniente año, en la que particularmente se destaca la necesidad de que cada Gobierno integre sus ,propios mecanismos de acción, para plasmar subsecuente– mente la política de los Estados miembros, a nivel regional. No me referiré en esta ocasión al proble– ma del desarrollo equilibrado, ,por haberlo hecho ya en ocasión del propio Seminario.
Para finalizar, es OpOI tuno hacer mención de que, en el desarrollo del Programa de Integración, 5e ha venido trabajando activamente en la solución de los ploblemas especificos que al Programa se le presentan en forma continua; pero que 110 se ha descuidado, en ningún momento, la discusión de los grandes temas de orientación, a los cuales se dedican, de tiempo en tiempo, sesiones especiales del Comité de Coo,peración Económica, tales como la que se efectuó en San Salvador en Enero de 1963,
donde se conoció el importante documento preparado por la Comisión Económica para América Latina; así como la próxima a celebrarse, en que se conocerá un nuevo estudio que está preparando la CEPAL como documento base para la evaluación genel'al del Programa y la correspondiente orientación del mismo para los años venideros
Si a reuniones de esta naturaleza, así como a las ohas en que se debaten asuntos específicos del Programa o de las instituciones regionales, se lograra una cabal asistencia de las delegaciones cenlro– americanas, con lepresentación de los organismos locales que tienen a su cargo la conducción de. las políticas económicas nacionales del área, no habría ninguna duda de que los resultados de las delibe– raciones serían más fructíferas y habría menos lugar en el futuro para planteamientos de dudas que, o han sido resueltas ya, o no corresponden al Programa, o que tienen su origen en informaciones defectuosas o incompletas.
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