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En su expresión Inás sencilla el Mercado

Común Centroamericano viene a representar

para el desarrollo industrial del área, el en– sanchaIniento en una forIna explosiva de las dOOensiones del Inercado disponible a los productos industriales.

Considero que a esta altura de la vida centroaInericana el Mercado COInún nos pre– senta el reto de una realidad que se funda–

menta en docUITlenios y convenios que si

bien quizá no son perfecios ni abarcan todos los aspectos, han sido forjados a través de años con visi6n y con empeño de superación.

Nuestra vida centroaInericana se va Inol– deando en tal forIna que, cada día que pa– sa, cada paso que se toma en la ruta de inte– graci6n conlleva nuevos cOInpronlisos, iInpo–

ne nuevos instrumentos, que fenernos que

analizar con toda serenidad.

Estimo que las crííicas que con espíritu sincero Se hagan en torno a este proceso de la integración, a sus progresos y retardos, son siempre constructivos pues estOOulan a buscar maneras de ¡¡esolver los probleInas con objetividad y sin olvidar que la rufa de integración que deseaInos nos lleve

El un des– tino cOInún de Inayor felicidad no esiá pavi–

mentada de rosas y requiere perseverancia

y deter=inación. •

El Inercado común ha venido a ofrecer

a nues±ro~ elllpresarios ceniroarnericanos la

oportunidad de un =ercado que, en su con– junto, representa un potencial de Inayores alcances, por sus proyecciones, que la si=p1e consideración inmediata reflejada por la adi·

ción de los cinco mercados nacionales.

Digo que el potencial es Inayor que la SUIna, porque por el hecho de existir el =er– cado cOInún se abren posibilidades de desa– rro1].o industrial, no solo para sustituir. 00– portaciones de productos de un mercado cau– tivo, sino para estruciurar nuevas industrias que partiendo de Inaterias prOOas naciona– les, manufaciuran producios interInedios, a través de avanzados procesos que no ten– drían justificación económica dentro de nues– iras fronteras nacionales aisladas.

Dentro de ese marco de pensaIniento se cOInprende más claramente lo que yo espero sea la significancia de esta Conferencia.

Esta Reunión tiene la virtud de traer a nuestra atención posibilidades específicas de industrias que pudieran establecerse en el

área.

También trae corno consecuencia el re– cordar las deficiencias y problemática es±ruc– ±ural que si bien en una situación ideal, qui– zá hubieran de haberse solucionado a-priori, en la realidad se van presentando y resol– viendo poco a poco.

Soy de opinión de que la mayor respon– sabilidad de hacer efectivas las posibilidades industriales del mercado común centroaIne–

ricano descansa sobre el elTIpresario, en un

sistema de libre empresa que está enmarca– do dentro de conceptos básicos, algunos de

los cuales están contenidos en documentos ya aceptados, corno el Régimen de Industrias de Integración, y otros que se están forjando

y que son necesarios con mayor o menor ur–

gencia.

Considero que el RégOOen de Industrias de Integración por ejemplo, es ya, corno do–

cumento, una realidad ceniroarnericana for–

jada a través de muchos años.

Hemos visto que otros países con mag– nitud de mercado aún mayor que el de Cen–

tro América, han tenido, al iniciar su desa–

rrollo industrial que tornar medidas que coin– ciden en algunos aspedos con el pensamien– to que inspira el RégOOen de Industrias de Integración Centroamericana.

Creo que ha habido una mala interpre– tación sobre el Régimen de Industrias de In– tegración en países anligos fuera del área. Espero y confío que la deter=inación cen– troamericana de mantenerlo y practicarlo servirá para dar luz a aquellos que con sana intención lo han crificado.

Por otra parte se equivocan los que cre– yeran que la integración econ6nlica la ha–

cen los documentos o convenios. La acción

del hombre de empresa es el verdadero fac–

±or dinámico, si bien se enITlarca y regula por dichos convenios.

Es obvio, por otra parte, que ni a través de los más perfedamente estrudurados do–

curnen:l:os se puede imponer una arlificiali–

dad sin contado con la realidad. Por ejem– plo, las indusirias que se aInparen al Régi– men de Industrias de Integración tienen que Ger realistas en su conceptuación.

Esperarnos que pronto los centroameri– canos perfeccioneInos otros documentos que vengan a completar las bases conceptuales en que se fundamenta el desarrollo indus– trial centroamericano. Se ha elaborado ya 'el Sistema Uniforme de Incentivos en la cla-sificación industrial.

Nos falta 01ro documento que es de bá– sica importancia. Me refiero a la necesidad

de una expresión conjunta centroamericana

con relación a la inversión extranjera. Ese

documenío será un reío a nuestra madurez

centroamericana porque querernos estOOular

la inversión exfranjera pero con un sentido

moderno de cOInpañerisIno. También tene– rnos el deber de proteger nuestras propias inversiones y no perder de vista que habrá InanOS anligas pero que esencialmente la grandeza de nuestro destino -en todos sus aspec!os- está en nuestras propias manos.

El desarrollo industrial centroamericano no solo requiere fondos de inversión, pero es de gran iInportancia recordar que requie– re tecnología. Negarnos, por soberbia, la ex– periencia tecnológica de países más adelan– tados no tiene sentido. La tecnología y la experiencia industrial ya establecida podrán ayudarnos a la estruciuración de industrias y a la for=ación de nuestros propios técni– cos en for=a acelerada.

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