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« Previous Page Table of Contents Next Page »En esta misma cada se muestra, por pri– m.era ve?, la preocupación religiosa del jo– ven Bolív~r. Manifiesta a su tío que ofrece sus oracione~, que "son pocas, y poco efica– ces, por el sujeto que las hace" para el buen resul±ado de las gestiones encaminadas a la liberación de su amado familiar. Más ade– lante, al lamentar la rrmerle del mayordom.o de Pedro, hace la siguiente reflexión: "En fin, Dios es el autor de todos nuestros suce– sos, por lo que deben ser todos para nues– tro bien".
En la Francia del Primer Cónsul
De Bilbao, Simón decide pasar, ignora– mos por qué motivos, a Francia. El 13 de Enero de 1802, 1", escribe desde Bayona a un señor Francisco José Bernal que se interesa– ba por la suede de Esteban Palacios. Según la respuesla de Bolívar, su fío aún estaba preso y privado de loda com.unicación. La visita del futuro Liberiador a Francia coinci– de con momentos qe singular relieve y es– plendor en el acontecer histÓl ico de aquella "importanle nación. Se acaba de celebrar la paz de Amiens. En la ciudad se celebra con gran pOlnpa el memorable acont<>cimien±o que ponía una tregua entre España e Ingla– terra. En vir,lud del Tratado de Am.iens, Es– paña cedía a Inglaterra la Isla de Trinidad, segregándóla definilivamente del lerritorio a qua estaba destin<\~a, J?or la naiuraleza. Al regresar la familia Toro de Madrid, Bolívar sé propone hacer una breve visita a Francia.
De Bayona pasa a Amiens, donde el Em– Rajador d<;l );spaña, Azara, participa en las ceremonias de la firma del iratado. El di– plomático le visa pasaporte el 16 de Febrero. Pero Bolívar no regresa a España sino pro– bablemente en AbriL Antes hace 'Una breve visita a París. El París del Primer Cónsul. En el cénit de su gloria y de su poder, la fi– gura de Napoleón domina el escenario euro– peo. Las m.ultitudes delirantes lo aclaman
y vitorean. Simón habría ele presenciar este espectáculo lleno de admiración por la figu– ra del héroe y en su espíritu habría de que– dal' profundamente grabada la impresión que le produjo aquel primer encuentro con la gloria encarnada en aquel corso de peque– ña estatura que gracias a su genio, estaba cambiando los destinos de Europa.
Matrimonio a los dieciocho años
El 29 de Abril de 1802, vemos a Bol\var en Bilbao. Obtenido, sin dificultad el pero miso para regresar a Madrid, emprende go– zoso él viaje de reiorno a la ciudad donde se encuentra el objeto de sus pensamientos. Para el joven enamorado debió ser particu– larmente hermoso el encuentro con la ciudad
engalanada con todos los primores de una primavera radiante y cuya más hermosa flor se abría en los jardines de la casa de Atocha, propiedad de Don Bernardo Toro.
El 15 de Mayo, el rey le otorgaba la li. cencia necesaria para contraer nupcias. Re~
cuérdese que Bolivar como Sub-Teniente de las Milicias de Atagua, era oficial de Su Ma– jesÍad. La ceremonia se efectuó en la capi– lla de San José, filial de la parroquia de San Luis, en la calle de la Montera, el día 26 de Mayo. Después de la ceremonia, los nuevos esposos parlieron para La Coruña. Allí les esperaba el "San Ildefonso" , el mismo bu– que en que tres años antes había viajado en compañia de su amigo Escobar. Ahora era el retorno a la nerra, más m.aduro, con la experiencia de nuevos países y nuevas" gen.. fes, con una ilustración más amplia, y, so– bre iodo, con esa seguridad y confianza que a la viua sólo logra imprimir el amor. Aque. 1113. luna de mil a bordo del "San Ildefonso" debió se, para los dos recién desposados una especie de canto a la felicidad que, pensa– ban, habria de prolongarse por muchos años en la tierra, qúe a María Teresa se le: anto– jaba la tierra prometida.
De ,nuevo en Caracas
En Caracas la recepción <:le la pareja fue llena de calor. Los familiares y sus nume· rosas relaciones sociales se esmeraron en pro· digarles toda clase de atenciones y agasa· jos.
Los recién casados se instalaron en la casa l;iel Vínculo de la Concepción, esquina de las Gradillas, frente al ángulo Sureste da la plaza Mayor de Caracas.
Según fradición recogida por Don Vicen– te Lecuna de un miembro de la familia Camacho, descendiente de ~lIaría Antonia
BoHvar, no es verosúnil que Bolívar, corno
dicen algunos, llevara a su esposa a la ha– cienda de San Mateo, propiedad de su her· mano Juan Vicente, el cual en esa fecha la administraba personalmenie. Las hacien· das de Bolívar se hallaban en Yare y Tagua· za en los Valles del 'T'uy y en Macaira en el valle tributario del Alto Guárico. Estas ricas haciendas no lenían huenas casas con habi.. tación para fan,ilia y los caminos que condu– cen a ellas son ásperos senderos de recuas.
Por estos moíivos "no creemos que BoJívar
llevara a su esposa <\ dichas haciendas.
Todo parecia sonreir a Simón y a Maria Teresa. Pero la fatalidad estaba agazapada detrás de la sombra del hijo de Don Juan Vi· cente Bolívar. Palecia si como una fuerza invisible se empeñara en hacer, cada día más profundos, los abismos de soledad de aquella alma.
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