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c¡ctividadés políticas yola org<ilnizació!) de logias rna–

sónicas rivales de las ya exi$,tentes, ésto tambien con miras políticas Probablemente Poinsett creía since– ramente que ayudaba a México en la formación de una tradi4¡ón democrática de acuerdo con las ideas de los r.edactores de la Constitución de 1 824 'en que tanto influyeron las ideas de los fundadores de la república norteamericana, pero también era protestante, descen–

dient~ de hugonotes franceses, y por eso anticlerical y

contra la iglesia católicoromana. El caso fué, tan no– torio que ha influído a casi todos los pensadores y

~scrjtores sobre la historia politica mexicana desde aquel entonces, tanto clericales como anti-c1ericales, conservadores y liberales.

Los Diplomátioos Norteamericanos

En otras muchas ocasiones posteriotes, dado el hecho de ser vecinos cuyos ciudadanos tantas veces se encuentran unidos u opuestos en las actividades de la vida diaria comercial, industrial, y cultural, México se ha sentido demasiado sujeto a los deseos de los norte– americanos Durante la Revolución de 1910 se re– ("uerda hasta hoy día el activo apoyO que dio el Embajador Norteamericdllo, Henry Lane WHson, a los que querían restablecer el régimén del ex-Présidente Don Porfirio Díaz. Se culpa a él tanto como a cual– quier persona del asesinato de Don Francisco l Modero

y de Don José María Pinq Suárez, presidente y vice presidente, porque apoyó tan activamente a los gene– rales Victoriano Huerto y Félix Díoz en el derroca– miento del gobierno de ellos Madero y Pino Suárez fueron asesinados por militares bajo las órdenes de Huerta y se convirtieron en los principales mártires de la Revolución

Estos actos de los represéntantes diplomáticos oficiales norteamericanos y otros muchos actos seme– jantes de otros dipromátlcos extranjeros desde los pri– meros días de la indepenqencia, junto con las inter– venciones armadas ya mencionadas, forman la base de

la política del gobierno actual mexicano tan opuesto a cualquier intervención activa en los asuntos domésti-' cos de las naciones del hemisferio

La Geopolítica Norteamerjcana

El caso mexicano es el más notorio desde algunos puntos de vista, pero también hay la evidente política de Estados Unidos en cuanto a toda la región del Mar Caribe. Las teorías geopolíticas a este respecto fue– ron enunciadas por primera vez en un escrito del Al– mirante W. T Mahan hacia fines del siglo pasado, aunque se reconocían desde hacía tiempo como base de Iq política norteamericano en aquella parte del He– misferio Geográficamente la región es paro los Esta–

dos Unidos lo que el Mar Negro y él Mediterráneo oriental son para Rusia En la geopolítica las poten– cias europeos siempre abogaban por la integridad del Imperio Otomano (Turquía) y los Estados Unidos se oponían a lo ocupación dé Hispaniol~ o Cuba por otro

potencia. que no fuero España, y rogra~on eliminar a toda noción europea de la construcció~ del Canal de Panamó Encontramos los elementos :de la política estadoul'1idense en la región en varios 9contecimientos de mediados del siglo XIX, tales como ~I famoso Ma– nifiesto de Ostende y en la correspond¡mcia diplomá– tica respecto a la ocupación de la Rep,ública Domini– cano por los españoles, 1861-65, y en el Tratado Clayton-Bulwer referente 01 problema de un canal inter– oceánico centroamericano

Guerra del '98

Durante Jos años anteriores a fa Guerra Civil (1861-65) en los Estados Unidos, el pro~lema de Cuba

y de las relaciones con otros países del Caribe se tenía que unir al de la esclavitud y de la rivalidad entre el Norte y el Sur Pero el otro aspecto desde los prime– ros años del siglo XIX era el temor d~ un arreglo de España con otra nación europea Pard~,fines del siglo se inflamaron los sentimientos del público debido a los actos inhumanos de los españoles en la supresión de los movimientos revolucionarios cubanos Por ras in– fluencias del maestro del sensacionalismo periodístico, William Rando/ph Hearst, vino fa guerra del '98 con España. Esta guerra dejó a Cuba "libre bajo la pro– tección de los Estados Unidos" y puso, a Puerto Rico pajo su control No cabe aquí discutir todos los de– talles de las relaciones entle las dos ndciones durante los siguientes 60 años. Para los propó$itos de la pre– sente disc\,lsi6n se debe notar, sin embqrgo, la especie de protectprado que se estableció en quba, mediante el cual los Estados Unidos intervino y tqnía el derecho de intervenir en la vida política de la. isla siempre y cuandQ no lograran los cubanos mante"er un gobierno ordenado y capaz de cumplír con sus <;lbligociones in– ternacionales También se mantuvo el derecho de emplear p4Jrtes del territorio cubano para los fines mi– litares necesarios a garantizar el c<;lntro/ del acceso marítimo al Istmo de POnamá

Era 'latural que las restricciones impuestas a los cubanos s~ extendieran a otras nacion$s de la región Caribe de acuerdo con la teorra geopolítica. Esto se debi6 a la exter'lsión de los intereses económicos de los Estados Unidos y sus inversionistas, así como al temor de la ingerencia extranjera.

Las Inversiones NOI'teamericanas

Cuando después de la guerra con España en

1898 los Estados Unidos comenzaron a· hacer el papel de una potencia mundial, abandonaron su posición de una nación deudora, sitio de inversiones europeas, y

los banqueros del país buscaron invertir sus fondos líquidos sobrantes en el extranjero Casi el único campo libre era lo América Central y el Caribe, ya que los intereses ingleses dominaban en la América del Sur, especialmente en fa Argentina Hay estudiantes de la historia económica que dicen llanamente y con bas– tante rázón que en general las naciones hispánicas sa-

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