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El conjunto de los acontecimientos anie– riorrrlente apuntados explican por qué el co– mercio intercentroamericano se ha. multipli– cado más de seis veces, excediendo los $CA60 millones en 1964.

Conira este breve fondo de la evolución económica Centroamericana de los últimos 15 años, podemos entender mejor el papel que ha venido desarrollando el sistema ban– cario.

Los depósitos a la vista entre 1950 y 1964 se triplicaron, de 70 a 210 millones CA$, a la vez de que los depósitos de ahorro y a plazo subían en 1400 %

, de 14 millones. a CA$198 millones. Así que mientras en 1950

los depósitos de ahorro y a plazo constituían apenas el 17% de las obligaciones deposita– rias bancarias, en la actualidad casi han lle– gado al 50%. Esta mejora espectacular en ahorros institucionales no incluye los recur– sos captados tanto por insii±uciones de capi– talización y de ahorro y préstamo como por compañías de seguros, todas las cuales han experimentado también un crecimiento ex– plosivo. Como consecuencia lógica, esta evo– lución ha traído consigo un mejoramiento de servicios así como la esfrucfuracióñ del uso o destino de los recursos bancarios.

Numéricamente, las instituciones banca– rias se han más que duplicado en los úl±imos 15 años, y el servicio que anteriormente es– taba limitado a unas pocas ciudades grandes ahora Se ha esparcido. Es raro en la actuali– dad encontrar en Centroamérica un pueblo de 10 mil habitantes que no tenga servicio bancario. Si reconocemos que en un país como los Estados Unidos hay una oficina ban– caria por cada 7 ú 8 mil habitantes y el in– greso per capita allá es más de 10 veces el promedio Centroamericano, es fácil entender

por qué el servlclo bancario cenfroamerica– no no está demasiado rezagado. También apunta a esia conclusión el hecho de que en los úlfimos cinco años los fuertes bancos 'nor– teamericanos han empezado a tomar nota

del fuerte aumento del movimiento bancario centroamericano y a abrir sucursales en esta área.

El fuerte aumento de depósitos de aho– rros y a plazo, ha venido a cambiar la polí– tica seguida por los bancos comerciales de prestar a corto plazo y fundamentalmente para fines cOInerciales. La banca privada hoy en día presta para industria, presta para agricultura y ganadería y no sólo atiende las necesidades de capital de trabajo o finan– ciaIniento de distribución o mercado, sino que presta para necesidades de capital fijo y

está tomando en muchos casos los riesgos in· heren±es al financiamiento de producción agrícola y ganadera.

Al mismo tieInpo, el sistema bancario, gracias a la captación de mayores ahorros, ha venido absorbiendo fuertes cantidades de títulos-valores estatales o de instituciones au– tónomas o seIni-autónoInas gubernamenta– les. Es±a canalización de crédito hacia el sedar público ha permitido a los gobiernos proveerse con recursos en moneda nacional necesarios para la financiación de obras de infraestructura de gran envergadura. Como consecuenda correlativa, la. adquisición de títulos-valores de parie de la banca ha pro– ducido la, liquidez esencial para la formación de un mercado de capital y de valores en el área. En algunos casos, donde las leyes ban– carias han sido modernizadas, se han tenido avances todavía más espectaculares como la inversión en acciones de empresas, sea con fondos bancarios o con recursos obtenidos a través del. negocio de fideicomiso.

LA BANCA CENTROAMERICANA HACIA EL FUTURO

La rápida frayectoria que los cinco pai– ses de Centro América se han impuesto ha exigido y sigue exigiendo en todas las ramas la modernización, la tecnificación, la intro– ducción de nuevos elementos y prácticas, la adaptación y la improvisación. Para la ban– ca, el reto implica nuevos conceptos de fi–

nanciamiento, nuevos métodos de captación de ahorros, penetración en regiones que vi– ven todavía en el siglo pasado y educación para incorporar a la economía monetaria y al uso del dinero bancario al 95% de la po– blación que hasta ahora no ha visto el inte– rior de un banco.

Si se reconoce que la banca comercial es el sector más fuerte de la organización fi-

nanciera cenfroamericana, enfonces hacia ésta fenemos que orientarnos para lograr el surgimiento de un sistema financiero que obre de acuerdo con la aspiración del pueblo en el crecimiento de la economía.

En ninguno de estos países, Inenos aho– ra con la formación del mercado común, ha– cen faHa oportunidades para invertir, pero sí falfan recursos. Consecuentemenfe, si se reconoce que la banca central no puede ex– pandir grandeInente la creación monetaria sin arriesgarse a un proceso inflacionario que desequilibraría y detendría el crecimiento económico, entonces lo que se necesita es captar mayores ahorros y canalizarlos hacia aquellos rubros más convenientes para el progreso económico.

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