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exilado en un país de habla inglesa y ansiaba estre– char vínculos con quienes hablaban su mismo idioma. El doctor Alberto lleras Camargo, Secretario General de la Unión Panamericana y Jorge Basadre, Director del Departamento de Asuntos Culturales de la misma or– ganización, manifestaron también su entusiasta apro– bación y el primero ofreció el gran salón del edificio de la OEA para el día de la inauguración.
Por el espíritu de América
Reuniones preliminOles tuvieron lugar en la Em· bajada de Honduras, que en buenas cuentas, fue la sede primordial del Ateneo. Se acordó que la ceremo– nia inaugural tendría lugar el 12 de Octubre de 1949,
el aniversario del descubrimiento de Amét ica, que el Presidente Honorario fuese Juan Ramón Jiménez y el Presidente Activo Rafael Heliodoro Valle El lema adoptado por la naciente sociedad fue el siguiente
"Por el espíritu de América".
Los socios activos fundadores, todos residentes en Washington en aquellos días fuelon 22 Ermilo Abreu Gómez, Antonio Gómez Robledo y Luis Quintanilla, de México, doctor Hildebrando Accioly, historiador y di– plomático, del Brasil, Francisco AguiJera y Juan Guz– mán Cruchaga, de Chile, Atilano Carnevali, José Rafael Poeaterra y Manuel Felipe Rugeles, de Vene– zuela, Manuel Crespo, ensayista ecuatoriano, Enrique Kempff Mercado, escritor boliviano; Jorge Basadre y el doctor Juan Bautista de Lavalle, peruano, Muna Lee y
Henry Grattan Doyle, de los Estados Unidos, el doctor Alberto Lleras, colombiano, Antonio Morales Nadler, guatemalteco, Luis Guillermo Piazza y Aníbal Sánchez Reulet, argentinos, Philippe Thoby-Marcelin, novelista haitiano, Alberto M Vázquez, de Puerto Rico, y Rofael Heliodoro Valle, de Honduras Constan estos 22 nomo bres en el primer número del "Boletín" que el Ateneo llegó a publicar, en Octubre de J 949 poco antes de la fundación oficial.
mo país, Guillermo Nannetti, de Colombia; Roberto Esquinazi Mayo, José Gómez Sicre, y Aurelio Girou, de Cuba, Fernando Romero y Ricardo Leguía, del Perú, y el Embajador del Paraguay, Luis Oscar Boettn~r.
Socios cOI'respondientes
Al mismo tiempo se acordó el nombramiento de socios correspondientes en los distintos países de Amé. rica, a fin de que los miembros del Ateneo estuviesen debidamente informadas de tas actividades literarias en cado país de América y viceversa.
José Manuel Topete, nCltivo de Jalisco, escribió años después de haber abandonado Washington, Ra– fael Helíodoro Valle en Revista Iberoamericano, Vol XXII, No 43, pp 125-131 un breve estudio titulado
Rafael Heliodoro Valle y el Ateneo Americano de Washington, señalando que él fue el alma del Ateneo y enumerando los méritos y peculiaridades de dicho Ateneo Dice, refiriéndose a lo que parecía ser una hazaña "¿Quién fue el Ateneo? Y ¿quién? nos preguntamos, fue este hombre que cortó todos los hi– los burocráticos de una ciudad como Washington? ¿Quién desarrolló esta obra cultural que puede haber sobrepasado lo que instituciones fundamentales hacen por medio de su organización? ¿De dónde salió el dinelo para sufragar estos gastos enormes? Y he aquí lo fase más fantástico de esta oblO interamerica– na y de representaciones internacionales. No se gastó mucho dinero El Ateneo no tiene cuotas ni para pa– gar un café ni una cena de homenaje La personali– dad de don Heliodoro Valle y su influencia con univer– sidades norteamericanas, la Unión Panamericana, la Biblioteca del Congreso y con las embajadas de Wash– ington, abrió las puertas, allanó todas las dificultades Sí, el incansable d\?n Helfodoro fue el Ateneo Una vez que él fomenta~q un proyecto de conferencias o de otra actividad intelectual, las instituciones de Wash– ington con gusto prestaban sus más lulosos salones, auditorios y bibliotecas. Después de todo, "era poro don Heliodoro y su Ateneo",
Posteriormente se incorporaron nuevos nombres y,
en cambio, algunos de los fundadores se alejaron de Y así fue en efecto El Ateneo no costó un Washington por la índole de sus funciones Fueron los centavo. El único gasto fue el de la publicación de nuevos socios Angel Palermo, español, José Manuel los dos números del Boletín del Ateneo Americano de
Topete y José Vázquez Amaral, mexicanos, Claribel Washington, (Octubre de 1949 y Marzo de 1950), que Alegría, poetisa salvadoreña, t'-linfa Santos, poetisa fue gentilmente hecho por la Unión Panamericana, por costarricense, José Antonio Mora, del Uruguay, quien ó,denes del doctor Lleras. Algunas de las Embajadas es actualmente Secretorio General de la Organización de los países latinoamericanos, en un principio, la Uni– de Estados Americanos, René Lepervanche y César versidad de Georgetown después; y al final la Bibliote– González, Embajador de Venezuela; Eduardo Zuleta ca del Congreso, cedían una tarde uno de sus salones Angel y César Tulio Delgado, de Colombia, Héctor para las conferencias organizadas por el Ateneo David Castro, de El Salvador, Erwin Walter Palm, ale· ¿Cuántas conferencias se dieron en el Ateneo? To– mán que por entonces vivía en la República Dominicana pete señala 44 títulos; pero anda corto En los cinco
y viajaba con pasaporte de este país; Manoe! Cardoso, años y medio que estuvo bajo la Presidencia de Rafael de Portugal, Ateeu Amorosso Lima, del Brasil, quien Heliodoro Valle --desde Octubre de 1949 hasta Marzo fue reemplazado después por Erico Verissimo, del mis· de 1955- se daban por lo regular una por mes, me-
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