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UNA E~STATUA PARA ENRIQUE MARTINEZ SOBRAL

AUTOR DE LA REFORMA MONETARIA Y BANCARIA DE GUATEMALA DE 1924~26

VlIRGiltlO RODRIGI1EZ BlETE'll'li.

Historiador guatemalteco.

Es tan sólida la situación del quetzal -dijo el Presidente del Banco de Guatemala–

que ha resistido los embates de euO/enta años, caso únieo en América.

Creo que es en el frontis del apacible cementerío antigüeño donde está escrita la leyenda de que la vida de los muertos reside en el recuerdo de los vivos Pues con tanto o mayor razón se puede decir que la vida del civismo de un pueblo radica en el culto que se profese a sus gl~mdes hombres "que han sido", ya se trate de artist'ós,. de hombres de pensamiento, estai:listas, etcétera. Pueblo desmemoriado en esta línea es pue–

blo sin redención

y esto ocurre entre nosotros, donde se cumple mejor que en ninguna parte, según ;parece, el dicho aquel tan pedestre de "el muerto al hoyo y el vivo al bollo" Entre nosotros dijérase que la muerte fuera mayor triunfo en los que aún quedan vivos y que en cada muerto -viéramos un competidor menos Y por eso tenemos tan especial cuidádo de acudir a íos en– tierros, porque, cumplido este .'''trámite'' social ya podemos quedarnos tranquilos en casita, confortable– mente reanudarido nuestra comodona vida cotidia– na

y digo estas cosa funerarias a plopósito de un gran muerto ilustle desaparecido desde hace ya más de quince años, con quien Guatemala tiene una deuda de gratitud impagable, y que sin embargo se la ha pagado en la forma acostumbrada con el olvido eterno ¿Qué más puede desear un muerto sino que se le olvide para siempre? Es el camino más fácil y sencillo de cruzar este valle de lágrimas olvidarnos de los muertos, por ilustres que hayan sido y por más que hayan rendido a la patria supremos beneficios. es la manera fácil y sencilla de restregarnos la carroña mo–

lestísimo de nuestra fundamental envidia y nuestro menosprecio por los que han valido más que nosotros

En el presente caso se trata de Enrique Martínez Sobral Excepto una tesis que un entusiasta admi– rador estudiante dedicó a su memoria, no he visto nombrar con el brillo que se merece este nombre Pa–

ra mós, México, donde viVió largos años en el destierro,

lo ha honrado, dándole su nomble a una de sus más suntuosas aulas universitarias, fuera de los honores que recibiera en vida, como el de haber sido brazo de– recho del gran Ministro de Hacienda don José Ives Limantour (que en el ostracismo, a la caída de don Porfirio, llegó a ocupar la presidencia del Banco de Francia), y haberlo nombrado el gobierno de don Por– firio delegado varias veces a sonoras asambleas finan– cieras del extranjero Pero cuando vino a Gllatemala (ya explicuré por qué insólitas circunstancias) fue pa– la hacer el arreglo monetario y bancario, tras 25 años de haber vivido ésta bajo el régimen del curso forzoso de los billetes d~ banco inconvertibl~s, flindar el Banco Central de Guatemala, que fue el motor llamado a mover la nueva maquinaria de la colosal reforma económica operada y. poner la nuevo moneda, "el "Quetzal", sobre tan firmes rieles que de ella acaba de decil un diario estadounidense The· latin Ameri– can Times, refiriéndose a la ehtlevista que cele– brara con el licenciado P~rez (laJiano, Presidente del Banco de Guatemala "El Presidente del Banco debuatemala, licenciado Arturo Pérez Galiana, dijo a The Latin American Times que el Banco Central haró todo lo posible para que el Quetzal continúe su cuarta década de estabilidad, lo cual constituye un caso único en /a América",

i Caso único en América! Y asíl es ¿No valdría la pena entOnces honrar la memoria de quien fue ca– paz de hacer la transfor mación del billete de banco, que durante más de 23 años no había tenido más valor

que el que querían darle los judíos especuladores y el control que sobre ella lograba mantener a duras penas el gobernante licenciado Estrada Cabrera, y lo convirtió en una moneda cuya estabilidad y solidez, a la par del dólar norteamericano y no obstante las serias vicisitu– des de nuestra vida política, lleva ya cuarenta años de duras pruebas? Y honrarla a cada paso, cuantas ve– ces se presente la ocasión Por ejemplo, ahora que el Banco de Guatemala está construyendo el magno edi– ficio del país colocar un busto de bronce sobre un pe– destal de mármol, que enseñe a las generaciones futuras quién fue Enrique Martínez Sobral, reforma– dor del sistema monetario y bancario de Guatemala, en

el lugar más destacado de la plazuela que seguramen– te enfrentará a ese edificio.

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