Page 74 - RC_1965_09_N60

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Orellana que se había visto obligodo a sustituir a su segundo accidental Ministro de Hacienda, el Ingeniero don Salvador Herrera Luna, quien disentí'O en algunos

detall~s del tipo de cambio que debería fijárseles a los billetes de los antiguos bancos él quería que se fijara el 63 y Martlnez Sobrol estaba firme en que debería ser el 60. El director del Diario de Guatemala, el fa– moso periodista hondureño don Julián López Pineda, que desde luego me abrió de pOI en par las puertas de

su periódico para que pudiera escribir unos veinticinco o treinta artículos editoriales para cooperar con los planes de Enrique Y sobre todo el Presidente Ore– llana, quien puso toda su indeclinable decisión ql ser– vicio del arreglo monetario, y su Ministro de Relacio– nes licenciado Adrián Recinos, que con no menos fer– vor se empeñó en la venida de Enrique, a quien había tratado en Estados Unidos y de cuyos conocimientos profundos, especialmente en las materias de su espe– cialización, tenía el más alto concepto

y ahora, para cerrar estos dos artículos, véase /a última carta que me escribió Enrique, veintitrés añps más tarde, desde Estados Unidos, acabando de salir de un Hospital y contestando a la pregunta que yo le hice sobre la conveniencia o inconveniencia de la devalua– ción del "quetzal". Respondía yo, a mi vez, a una pregunta que me había dirigido a Colombia, en donde yo estaba de Embajador, el entonces Ministro de Re– laciones Exteriores, licenciado Ismael González Aré– valo Parece que algo se había hablado en el gobierno sobre la conveniencia de devaluar "el quetzal". Yo le pregunté a Enrique, y él me contestó en su última misiva, de su puño y retro, lo siguiente, que debe con– sidera'rse como su testamento en la materia, ya que fue su última carta La última!, pues a poco recibÍ! la infausta nueva de su muerte

"3205 Perhing Drive

El Paso, Tex - Dic. 10 de 1949.

Querido Virgilio

Tu carta y tus dos posta/es llegaron a mis manos, cuando me encontraba en el Hospital, en el que estu– ve 50 dí'as, restableciéndome de un ataque pulmonar, que por poquito me mata el 11 de Octubre. Ahora estoy yo en mi coso, y creo que para el 1 Q de Enero de 1950, volveré a mi oficina He aquí por qué no puedo ir o Cartagena, a la deliciosa junta de familia, para lo cual me invitas. Cuando ella se verifique, dó un abrazo, en mi nombre, a todos y coda uno de los pre– sentes, y recíbelo tú también.

"Aunque hace 20 años que estoy apartado de 10$

estudios económicos, puedo decirte algo acerca de la

descabellada ideo de "devaluar" el quetzal guatema– lense.

"Los países que han devaluado su moneda, se

encuentran en circunstancias monetarias muy distintas de las nuestras. En realidad, tales países no han "de– valuado" sus monedas, sino que han sufrido la depre–

ciación de su papel moneda, catástrofe que han querido disimular por medio de una explesión que recuerda el "con qué gracia se cae", aplicado a don Alejo cuando fo botó el caballo en las fiestas de Santa Cecilia, se– gún nuestro Poeta. (1)

"Por lo tonto, los ejemplos de Inglaterra, de México, etc, no pueden aplicarse o Guatemala, que es uno de los pocos países del mundo que tiene la gloria

y la fortuna de no estar bajo el régimen del papel mo– neda

"Bosta lo anterior paro que comprendas [o ex– temporáheo de la ideo de cambiar la base de nuestro sistema monetario, sólo por seguir el ejemplo de aque– llos a quienes ha botado el caballo

"Te abraza con afecto tu hermano, (O Enrique.

***

y es por todo ello que pido uno estatua paro En– rique Mortínez Sobral por sus acrisoladas virtudes de hombre y de ciudadano y sus profundos conocimientos en toda clase de materias, especialmente en las de su devoción, que fueron las literarias y, por contraste, las financieras, a los cuales consagró su vida durante sus largos años de ostracismo. Una estatua para el autor de una reforma económica, monetaria y banca– ria que según lo acabo de decir el Presidente del Banco de Guatemala, es única en América. Una estatuo, en fin, para un hombre de nuestra Guatemala, que fue en su vida pública y privada un perfecto santo laico de las Americas

(1) Con Enrique nos hablóbamos en Pepe Dattes. por la razón de Que

éste se presto. admirablemente con sue versos n interpretar y sintetizar las aituneionea de "la vida corriente mM faras y difícil(!g; y aunque ea un deber de todo guatemalteco no analfabeto haber leído y conocer caos inimi.. tl\blea velfiOS. tu'slado aquí el trozo de El Reloj y a

que se refiele Enriq\l& en su caIta:

Aunque se hacia el alazán pedazos guardab¡¡¡. don Alejo 103 arzonca~'

hasta Q.ue al repetíl 108 ellñons'Zo9.

no pudiendo Iiufrh 108 emp<lllones

solt6 lru, 1 iendas y alarg6 los brazos;

y moshan,do el revés de sus calzones cayó haciendo a la noble concu:rrencia una inversa y profunda leverenefa

Muy Jejo~ de burlar al eabaJlero

)Jor aquella ridícula aventuro, decian: ¡ Qué valiente 1 I Qué ligero t

I Con qué gracias Se cae! I Qué soltura I El aura popular con un guerrero hace siempre lo mismo y transfigura cualquier ardid que le sugiere el miedo

en esttatcgiu, tácC1ca y denuedo.

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