Page 81 - RC_1965_09_N60

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al .que los volcanes, por sí solo, él;rrojan ya sobre la topografía de aquella reglan. Pero ahora las exarrtinarelUos solalUente bajo el pv.nto de vista topográfico, dejando su des– ctipcion científica para la parte de esta obra que tratará de la Geología.

La prilUera de aquellas lagunas es la de AlPoyo 6 de DiriolUo, cerca de Granada: co– rresponde al Mombacho. La superficie de lal:' aguas está a 180 piés de aHitud sobre el nivel dellUar. Está pintorescalUente encajo– ntida por un anfiieatro de 900 piés de altura media, que solo al N. E. presenta una larga esC:otadura. La superficie es de cerca de 4

lUillas cuadradas, y su profLmdidad, dicen, considerable.

. Cerca de Masaya se encuentra la lagu– na de Masaya, á 340 piés lUas bajo que el

pl~n de la ciudad, la cual se encuenira á

750 piés sobre el nivel del lUar. Tiene esta

la~una mas de 10 millas cuadradas de su– perficie, y como no ha sido nunca sondeada de una manera cOlUpetente, se preiende que no tiene fondo por la gente ignorante.

Viene despues la de Tiscapa, cerca de Managua. Tiene COlUO media milla de diá– metro, 80 piés de profundidad á la orilla y

160, en medio. Muy cerca de ella se eneuen– irán la de Nejapa y la de Asososca, y esa re– gían parece haber sido el teatro de convul– siones geo16gicas, que tendieron á levantar un volcan ínterlUediario entre el de Masaya y la península de ChiHepe; el cerro vo+cáni– cQ de Motastepe, colocado enfre esas dos la– gunas, es el resuHado de aquel esfuerzo y se puede decir que es un volean inacabado (11.

Sea lo que fuere, la laguna de Nejapa y la de Asososcª son unos receptáculos de eom<;l m.e– dia m.illa de diámetro, la superficie del ¡:¡.gua se encuentra á una gran profundidad (250

á :300 piésl. La de Asososca tiene de 300 a.

400 piés de hondo á la orilla. En la Geología tendremos que dar los pormenores ci~n:tífi­

cos necesarios sobre esas lagunas, de las eua–

l~s solo podemos hablar ahora bajo el pun– to de vista topográfico.

En la península de ChiHepe se encuenira la lagunilla de Jiluá, y á lo largo de la sie~

rra de los Marrabios, hay muchos otros re~

eeptáculos menores, lUencionaremos la del Tigre, que corresponde al volcan de Asosos– ca y la de Moyofepe, que corresponde al Vie– jo.

V

Hemos dejado á un lado muchos cerros volcánicos de tercer órdetl: el ce1"1O de Catal'ina, los de Nantzintepe, Celca del Valle Gottel, el de Tiscapa y muchos otros en la siena de tos Marrabios.

faneia al desenvolvimiento considerable de su curso, al número de sus afluentes, y á la gran cantidad de lluvia que cae en las espe– sas selvas que atraviesan.

Cuatro de aquellos rios son de primer órden, á saber: el río Coco, el río Grande, el rio Mico y el rio San Juan, separados ade– lnás por importantes hoyas secundarias.

Antes de exarninarlos separadamente, será bueno señalar algunos caracteres que les son comunes.

GenerallUente el curso de ellos puede di– vidirse en tres partes. La primera, que riega las tierras altas de la cordillera, y no es na– vegable, comprende lUuchos rios secunda– rios, riachuelos y quebradas, de poca impor– lancia individual, pero que llegan pOI su nú– me:ro á fOrlUar el río principal. La segunda, navegable solo por pequeños botes, está em– barazada por raudales y corrientes, necesa– riamente ocasionados por el pasaje' (ó salto 1

del rio, de las tierras elevadas á las bajas, la tercera, navegable por grandes embarcacio– nes 6 pequeños vapores, sigue tranquilamen– te su curso desde el pié del último raudal hasta el mar. En las crecientes peri6dicas, ocasionadas por la estaeion de las lluvias, han arrastrado árboles, arenas, etc., que mu– chas veces estorban la navegacion, fOrlUan– do islotes accidentales y bancos m6viles, y, consecuencia mas grave, han alzado las ba– rras situadas en las embocaduras, hasta el grado de hacerlas infranqueables para los buques de un tonelaje un poco considerable.

El rio Coco ha sido largo tiempo desco– nocido; ciedos mapas antiguos lo hacian co– rrer hasta la laguna de Blewfields. Sin em– bargo, habia sido subido lUuchas veceS por filibusÍeros 6 recorrido por viajeros, lUisione– ros, militares 6 aventureros aislados. Se tie– ne una buena descripcion de él por el filibus– tero Raveneau de Lussan (1), otra por el pa– dre Navarro (2) y en fin, una muy buena por el capitan Haly (3). En 1842 fué exami– nado por el coronel Francisco Irias, que pu– blic6 talUbien una buena descrípcion de él. En fin, en la "Gaceta" de 1863 se encuentra un informe defallado sobre este rio por el Sr. Numas Dupuis, ingeniero suizo. Reciente– menÍe una comision fué mandada por el go– bierno para examinar el valor del río como via de cOInunicacion, y un pequeño informe sobre el asunto ha sido publicado en la "Ga– cefa oficial", confirmando 10 que ya se sa– bia sobre las condiciones de este rio.

El Coco tiene un curso de mas de 300

millas; pero como corre en un valle estrecho y recibe solo pequeños fributarios, está lejos

(~) RelacÍon de nn Viaje en el mar del Sur por los fili– bustelos de Amélica. Londles, 1704.

(2) Infolnle del p. Navalro sobre sus Misiones en ~Ios·

quitia. - Manuscrito. - AIChivo de Guatemala

(3 ) Veinte años de Residencia en el cabo de Gl acias á Dios. Londres (sin fecha).

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