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miento pasional con Lflda el que domina Es el más intensamente poético y. el más sugestivo La valoriza– cion simbolica del cisne que determina la agudeza y

la profundidad del dima erotico en la obra de Rubén Daría

111. CLIMA CARNAL

Hemos subrayado la dificultad de definir con exac– titud el contenido del ímpetu amoroso y pasional en Daría Hemos visto que existe un amor platonico Pe– ro no solamente esto Hemos visto que el erotismo no aparecía sin ligaduras concretas con la carne y la sexua– lidad; pero también que trataba de sobrevivir en la

eternidad del cuento de hadas Hay no obstante un aspecto del que debemos hablar ahora: el clima carnal. En este dominio existen igualmente numerosos grados de intensidad: una sensualidad muy fina, una sensualidad más densa, el deseo carnal, insinuado, el deseo cama! expresado sin artificios de lenguaje la exaltacion de la carne.

La sensualidad, a menudo, se encuentra esbozada en la poesía de Daría, de manera muy delicada, dibu– iodo con lápiz fino:

Un rojo rubí se enciende sobre los globos del pecho. (371

imagen que se estiliza más todavía en la continuacion del poema, traduciendo la sensualidad a través de imágenes y de colores diferentes:

Bajo la camisa asoman

dos cisnes de negros cuellos. libidl

La tentación de la carne, sin embargo, no es la contemplacion beata de este determinado trozo de car– ne desnuda, sino esencialmente una invitacion a la ale– gría, al goce, a la felicidad, una invitacion que es pre– ciso, no solo aceptar, sino que también explotar, y

aprovecharla sin prejuicios; sobre todo sin pensar en el valor intrínseco de la pos ion carnal La carne (que pasa, se agota y se marchita) no permite reflexionar y preguntarse sobre su calidad y su duracion No reco– note derechos de ciudadanía a las meditaciones filoso– fices Ignora la sabiduría del Eclesiastés Se da a los sentidos sin intermediario; está presente e inmediata

como un árbol, como una piedra o una estacion De

allí este deseo profunda que de ningún modo es un simple epicureísmo:

y de nuestra CARNE LIGERA imaginar siempre un Edén, SIN PENSAR QUE LA PRIMAVERA

Y LA CARNE ACABAN lAMBIEN. (3a¡

El epicureísmo, como Und filosofía de la existen– cia, está profundamente anclado en la personalidad de Daría Hemos tenido ocas ion de señalarlo más cmiba Completemos esta imagen Frente a la angustia que nace de la ignorancia del mañana, es preciso acoger el presente y glorificarlo:

Epicúreos o soñadores, amemos la gloriosa Vida,

37 "Copla. esparce' '. p 845

H8 "C1:\nd6n de Otoño en l?rirnavel'a". p. 9D1.

39 "Programa matinal", p 988

siempre coronados de flores IY siempre la antorcha encendida!

Devanemos de amor los hilos, hagamos, porque es bello, el bien,

y despllés durmamos tranquilos

y por siempre jamás. Amén. (39)

El mismo motivo del Carpe diem se repite en múl-tiples poemas, tomo por ejemplo aquí:

j Amar, reír! La vida es corta. Gozar de abril es lo que imporla, en el primer loco delirio. (40)

Pero, después de todo, ¿no es la carne para Da– ría otra cosa que una fuente de goce sensual? ¿Es so– lamente una materia que admite ser modelada y for– mada por la mano del macho? En fin, ¿una muler des– nuda no posee un valor más profundo? Ella es mucho más para nuestro poeta Cierto, satisface sus instin– tos, sus deseos de macho; despierta en él sensaciones misteriosas y turbadoras; pero ante todo es fuente gran– de y eterna de inspiracion poética Es el medium que descubre al poeta la estructura y el sentido profundo del cosmos, que lo pone en comunicación con "ro eterno femenino" de la creación Es la Musa la mujel car– nal (ya no más aquella doncella vaga de un sueño), es ahoro la muso del poeta Y es más que una musa, Toda la creacion, todos los esfuerzos del hombre, la Naturaleza, el Arte, el Progreso, todo gira en torno a este núcleo central: la carne.

Por eso existe el verso de diamante; por eso el iris tiéndese, y por eso

humano genio es celeste progreso. (4l )

Los dos versos que siguen acentúan más todavía esta idea y la precisan, definiendo mejor el rol central que juega la mujer carnal:

Líricos cantan y meditan sabios

por esos pechos y por esos labios. (ibíd)

Hasta ahora no era más que una simple descrip– cion, una evocadon lírica y ligera El envío de esta cancion es una verdadera profesion de fe, una cantata a la mu;er carnar, a la carne-musa, un arrodillarse ante su poderío:

Gregario: nada al tantor determina como EL GENTIL ESTIMULO DEL BESO; gloria al sabor de la BOCA DIVINA.

i LA MEJOR MUSA ES LA DE CARNE Y HUESO! Al cantar la mujer -musa, Rubén Daría no agota su 1ema: la tentacion de la carne Hay en Cantos de Vida y EsperanzCl un poema que es una exaltacion su– prema de la carne Pedro Salinas observa con rozan que el poeta no se contenta en él con cantar a la mu– ier carnal, sino que transforma la carne en objeto de adoracian la mu;er pierde toda calidad, toda perso– nalidad, para devenir solo carne, la Carne femenina El poema en efecto comienza por una invocacion y una exaltacion:

40 "El Clavicordio do lo Abuela", p 1078

41 "BaJada en honor de 188 .Musas de carne y hueso", p 1034

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