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cuando tropeza con fa Parco Durante meses, antes de llegar 01 Realejo los americanos, había estado vio¡ando y trabajando en su favor, y lo única recompensa de sus labores y ansiedades fué la muerte en el primer r::ampo de batalla en que ttopezo con el enemigo de los prin– cipios que él había (Ontribuido a fomentar Tampoco fué Cale lo única pél dida de nota en aquer día fatar Marshall murio de sus heridas, después de llegar a Ti– pitapa, y entle los desaparecidos figuraba Charles Ca– lIahan, a quien se había nombrado administrador de la aduana de Granado Era con esponsal del Picoyune,

periodico de Nueva Orleans, y su carácter afable le había ganado muchos amigos que sintieron su muerte prematura El afán de combatir le hizo dejar sus ocu– paciones en Glanadcl por el ataque de San Jacinto y no volvio nunca al desempeño del cargo en el cual se había iniciado tan bien algunas semanas antes. La retirada de los voluntarios de San Jacinto fué irregular y desordenada, y en soldados como los que te– nía McDonald en Tipitapa, la llegada de los derrotados causo

Ull efecto a/almante Fué tal el pánico que des– truyeron el puente del río paro que no aprovechase el enemigo que aguardaban; pero éste no porecio y el alarma se fué calmando paulatinamente Sin embargo, la noticia de la defensa de San Jacinto alento mucho a los Aliados, y a poco de haber llegado ésta a Leon, Belloso, a instancias de algunos de los más resueltos de sus oficiales, decidia avanzetr sobre Granada Pocos días después del combate de San Jacinto lle– garon a Granada, procedentes de Nueva York, unos doscientos hombres para el eiército de Nicaragua Prono to fuelOn olganizados en compañías; peJO desde el prin– cipio se vio cuán inútiles resultaban para el servicio militar Muchos de ellos eran europeos de las clases sociales más pobres. alemanes la mayor parte, que se cuidaban más de la mochila que de la caltuchera Ex– cepcion hecho del capitán Russell y de los tenientes Na– gle y Northedge, los oficiales eran ton insignificantes como los soldados; y no habían estado diez días en el poís estos individuos que se intitulaban voluntarios de Nueva York, cuando empezaron muchos de ellos o de' sertar Según porece, la mayor parte habían ¡do a Ni· caragua atlaídos por la promesa de tener la casa y la comido de balde, y al salir de los Estados Unidos esta– ban muy lejos de pensar que debían prestar servicio Huelga decir que semejante morral/o ero mucho peor que absolutamente nada, porque sus vicios y corrup– cion contaminalon a los hombres sanos con quienes es– taban en contacto

A la vez que llegaban a Granado estos reclutas, 8elloso, el cual había recibido refuerzos de Son Salva– dor y Guatemala, venía marchando sobre Managua des– de Lean con unos mil ochocientos hombres Le acom– pañaba el general Zavala, segundo comandante de los guatemaltecos; Paredes había quedado enfermo eh Leon Jelez. siguio también a los Aliados y no faltaban a su lado leoneses de la laya de Méndez: y Olivas. ávi. dos de todo desorden que ofreciese una perspectiva de saqueo Valle, que se había arriesgat;:lo· a regresar 01 departamento Occidental después de 105 cambios de ju–

nio con la mira de sublevar al pueblo contra elgobier– no de Rivas, fué arrestado y puesto después bajo lo vi– gilancia de la policía Se quedo en Chinandega espelando que cambiasen las c059s, a fin de que

~u presencia allí pudiera ser útil q los americanos

Con haber permanecido en .¡!I departamento de Occiden. te ayude a impedir que las gentes de eso region to– maran parte en la cruzoda que predicaban los Alia. dos contra los "filibusteros".

El mayor Waters observaba cuidadosamente el ovance de los Aliados, y glacias o la firmeza de su acti

e

tud en Managua, los demoro duronte varios días en el camino que conduce de esta ciudad o Leen Sin em– bargo, cuando Belloso estuvo a pocos millas de Mana– gua, Watels recibie la orden de replegarse o Masaya El comandante de esta plaza era el teniente corone! Me Intosh y unos doscientos hombres formaban su guarni. cion que fué aumentada en el número, aunque no en el vigor, pOI el segundo de rifleros procedente de Tipita– po Se acopiaron en Masaya víveres para muchos días y el comcmdante se puso a construir borricadas y otras defensas cerca de la plazo mayor. Mientras se hacían estas obras, el capitán Henry, que había estado muchos semanas en cama o causa de uno dolorosa herida que recibio en un desafío, salio a la calle y con la pericia de que dio pruebas supo inspirar a los soldados con– fianza en su criterio y sagacidad El comandante, te. niente cOlone! Mclntosh, ero, en cuanto a saber y fuer. za de carácter, ele una deficiencia lastimosa, y los efec– tos de su ¡rresoludon se hacían sentir de tal modo que resultaba claramente imposible tener confionza en la fuerza de Masaya para defender la plaza contra el ene– migo que venía acercándose. Si Henry hubiese tenido el rr\c;mdo, otro muy diferente habría sido la situacion de la guarnicion, y fué una desgrocia que su largo en– ciérro no permitiese conocer sus capacidades hasto el úl– timo momento Como luego se verá, su inclinación a buscar el peligro lo hizo figurar en lo lista de los herí– dos durante cosí todo su permanencia en Nicaragua En la guerra de Centro América no hubo meior soldado que Henry, y la lectura y el estudiq, así como )0 práctica y

)0 costumbre lo hicieron muy versado, no S% en los detalles de la administracion militar, sino también en los principios más profundos y más arduQs del arte de la guerra 1

Después de haberse detenido corto tiempo en Ma– nagua, Belloso siguio avanzando; y en Nindirí, a una

legua de Masaya, se le incorporaron Martínez y sus gentes ,que v~nían de Chontales y Motagafpa, fo que hi– zo subir el numero de las fUerzas de los Aliados a dos mil doscientos o dos mil trescientos hombres El esta– do de ánimo de la guarnicion de Masaya era tal que Mclntosh recibio orden de retirarse o Granada, y por la manera como salieron de Masaya, se puede juzgar del estado en ~,ue se encontraban sus sold?dos. La prisa y la conf~slon fuer~n tales qu~ al capitan Henry lo de–

¡aran atras y tan solo se salvo por casualidod, gracias al afecto de los mujeres que lo cuidaron durante su en–

fermedad Un cañon de bronce de o seis quedo en el camino, o unas tres millas de Masaya, cayendo mós

t~rde en poder del enemigo Mclntosh pudo haberse mo– Vido calmosa y hasta lentamente con seguridad coni. pleta; porque, Belloso no entro en Masoya sino algunas horas, despues de haber abandonado los omericanos la ciudad

, Caso de haberlo querido hacer, es probable que Walker hubiese podido impedir durante algún tiempo

. 1.. !Ienry, s}endo Yll; coronel, acompañó a Walker en 11' mvaSlon que este llevo n cabo en Centro América el afio

1,86/}, y fué muerto en el combate del río AgulÍn último que hbró el famoso jefe de los filibustelos. N.' del 'T.

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