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« Previous Page Table of Contents Next Page »SEMBLANZAS Y ESCRiTORES pE ANTAÑO ENRIQUE GUZMAN
ABAN VIVAS
E$clitor y poeta
nicl\1agüense
Semblanza física
Se oye con flecuencia en la humanidad el decil de r¡ue los dones materiales no ejelcen mucho inftujo en el mundo de la glandeza intrínseca; así debe de ser, pero siemple hemos creído que en este baile de máscaras que se llama la vida, entra pOI mucho en el mayor o menor provecho que obtenga un ser lacionttl, la clase de traie de que venga vestido Qvien se plesenta con un cuerpo de buey y una cala de 050, no tiene tan fácil ascenso q la esfelO de la simpatía como quien entlO al
salon tlclyendo pOI 10stlO uno de elegante y fina raza, que más parezco de un dios que de un mOltal, y un cuer– po model(l(jo conforme a los
I eglels de la estética ¡Cuántas tosas consigue unel san! isa que brillo sobre unos labios bien cOltados y húmedos; de cuáritos triunfos no blasona una frente airosa; qué de batallas no ha ganado una mano mistocrática mientras que un tosco vaso, aun– que guarde un aloma bastante fino, no llama tanto la atenciori en el toe ador universal! A este efímero sarao ha venido Enrique Guzmán,
(JI rapado en un vestido de superior condición No vamos a formar un bosquejo de su estructula física, así como ella fue cuando a los vein– ticinco años delfamaba toda su gracia y su interés, sino que como hoy se encuentra esa fOl/na, cuando su dueño linda ya con los sesenta inviernos, es como vamos a sacar una cODio de su molde terreno Guzm6n tiene blanco el pelo' de lo cabeZCl, y esa nieve empezo a caer sable sus sienes desde los días más hel masas de su juventud ¿Fueron los inco~tlOstables pensamientos los que tan templO no, quitaron el vigor a la laíz de su cabello, ha– ciendo malchitOl se antes de tiempo los rizos que flotaban sable su c-e'ebro? Desde antes de cllsarse su cabeza estabo más blanca que lo de su padre, de modo que petra Enrique Guzmán la vejez no ha ido señalándole sus mojones por medio de conas que se van injertando entre el cabello, no; a él le ha dicho el tiempo, ya no eres joven,- cosi sin marcor su huella lentamente, y sin heril casi tampoco su semblante con las arrugas de la ancia– nidad; él ho comprendido que ha dejado de ser un mozo, consultanelo su alma llena de decepciones que no se al– canzan a conocel en toda su amargura cuando empeza– mos a vivil: ese es el espejo que le ha dicho a Guzmán que las horas iluminadas de Iq, existencia han levantado el vuelo pClla no volvel mós
Hermoso como Byron
La cabeza ele Guzmán es completamente esférica; su fl ente olta y firme parece bañada en un reflejo de sol poniente; sus ojos no son rasgados y profundos, pela tienen tanta vida en la milacla, que con frecuencia obli– gan a quien hacen el blanco de sus acometidas, a inclinOl los suyos fatigados por la fuerza de aquéllos Su nariz casi llega a la perfección de! clasicismo; su boca la envi– diaría una mujer, porque sus labios están hoy lajas como lo fuelon en la auroro de su pubertad; porque son ellos
de un corte.tan rico y delicado como el que dan a los de LOld Byron los pintores de plincipios del siglo Sus dien–
tes son preciosos; sus manos tan suaves como la seda, palece que han sido hechas solamente para ejercer con ellas oficios superiores Su cuerpo está en armonía completa en todas sus partes; el compás de la naturaleza lo midie'don esmero; Es pálida su tez, pero tan liMpia como fa miel purificada Cori tales atributos se tiene andada la mitad del camino: Petrarca llevaba su poesía en su persona; la historia no se ha olvidado ele su hermo– sura
Mimado de la fortuna
Hablemos de la base sobre lo cual se edifico la edu– cacien de Guzmán Siendo como fue el hijo primogénito de sus podres, palo él se inventOlon todos los cuidados, que una madre de un carácter hemendamente imperante había dispuesto conceder 01 v6stago de su amor Cre– cio gozando de una libertad que solo debío encontrar un dique en el hogal, en un momento crítico de la vida de Guzmán Un gesto suyo le abría los gavetas donde su padre mané jaba el dinero, y una mirada del hi¡o que
demostrase conltal iedad, era objeto en la casa de in– quietud muy constante Sus otros hermanos padecían de celos, pero el mayorazgo se introducía como ley en el techo nativo de don Emique, y a haber estado en lo mano de los que le dieron la vida hubielan firmado un testamento en que todos sus habeles pasaran a podel de nuestlo personaje Esto es bastante pOlo dal una idea del modo como sus padres le querían y de las malas consecuencias que podían tener para el mí entregado o sus caprichos, los futuros pasos que él iba a dar en este valle sobre el cual pleciso es llevar una regla muy recta para no trazOl líneas muy tOlcidas y cael en fas ballan– tos Un latigazo a tiempo pOI rada desol den sobl e Jos espaldas del niño; una privación opoltuna impuesto al joven; un consejo filme y lecto dado al hombre, influyen de tal modo en nuestros azares y contlatiempos, como el sulfato de quinina sobre una calentura malaria los le– chos blandos adormecen y aflojan los nervios; las tablas sobre que duermen olgunos monjes, o una cama recia, hacen despertar la actividad y robustecen el cuelpo Don Enrique Guzmán ha leposado por mucho tiempo so– bre cojines rellenitos de plumas y por eso no ha cumplido completamente su mis ion; \0 mitad cle su timbre está dolorosamente oscurecido.
Su matrimonio
Hemos dicho que Guzmán solo debía hallar un con– tlatiempo; una grave oposicion de su madre a sus anhe– tos, y esta oposicion vino cuando el hijo trato de casarse ¡Qué lucha, fué aquélla! Su madle cuya voluntad de acero pOi ecía inquebrantable, se dispuso a presentarle a semejanza de barrera al tierno cordero que deseabe escaparSe a su redil No quería consentil la buena seña ro en que aquél cOlazon de su primogénito se compartiere
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