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con nadie en la esfera de los afectos humanos Si una

mano de princesa fuera o unirse o la suya, lo mismo se opondría la madre de Guzm6n a que tal cosa sucediera Pero Cupido vencio, y con la viuda de un hombre célebre, con una hermosa viudo, hija de principal familia y la cual dama regresaba de Europa con un título de singular bellem y dotada de un olmo distinguido, Guzmán efec– luo sus bodas Lo ceremonia no fue animada Sale, pues, Guzmán del hogar donde se mecía su cuna, como un

I enelele, pero acoso feliz

Rebelde al medio ambiente

¿Cuáles pi incipios políticos se inoculan en el animo eJe Guzmán, que ha vivido en el centro de una atmosfera conservadora? No fueron los del conservatismo, en verdad Cierto que el núcleo de Granado estaba forma– do por sustancias aristocratas, por el gremio ultramon– tano; pela la cabeza de Guzmán se hallaba colocado sobre sitio muy alto pOlo que se engolfara entre las nubes de principios impuestos Hay en lo ciudad de Florencia una gruta, o la que dan e/ nombre de "/0 gruta del perro", porque el ácido carbonico que flota a la altura de un pie sobre el suelo, no mata al hombre que a ella penetlO, por tener éste sus organos respiratorios sobre el nivel de las copas venenosas; mas como el cuadrúpedo a que nos referimos, coloca sus narices en el fon~ del aire viciado, he aquí por qué sucumbe Guzmán en Granada pansa con sus propias ideas; no se puso a buscar las de un círculo, por contemporizar con sistemas sociales y con atlas costumbres, y entro en el terreno de la político, no como el perro en la cueva de Florencia sino como el hom– bre en eso misma Entonces era el abanderado; el espí–

I itu guiador de un gremio de inteligencias que se anima– ban con lo suya; entonces su voz fue lo de un oráculo y

su personalidad batalladora, de primel orden; pero, (oh fortuna! la historia no debía recogerlo de ese modo, y al lecibirla en su seno encontrará un sel enano, cuando ella tenía derecho de haber esperado recibir un ser de tallo mucho más que mediano Los principios de Enrique Guzmán fueron, pues, santos, puros, altos, y paredan firmes, y tal vez son aún (os mismos; pero debilidades humanos abundan todos los días, y si pasan desaperci– bidas en los infelices y en las personas oscuros; en aque– llos que algo valen; cuyos pasos sobre el escenario de la vida tesuenan como el de los héroes; en esos los vidas, tos faltas, si es verdad que se perdonan porque están recompensados con dones de virtud, en cambio esos errores se hacen más visibles; y si mañana, cuando toles pelsonas mueran, se dirá antes que todo que fUeron

grandes, en cambio los que las vemos desmayar los que los seguimos en la existencia, tenemos derecho a pedirlas más constancia y también más voluntad

Liberal empedernido

Los conservadores, conociendo que había en Guzmán un hombre ilustre paro cualquier causa que él quisiese sustentar, se afanaron al principia por atraerle o su seno, pero fue cosa imposible por entonces que la sirena de lo adulacion alcanzase influjo alguno sobre ese joven, que sobre la roca de sus principios tenía fe muy grande en el amanecer de un día en que, según él, los ideales con que soñaba se pondrían en práctica por el partido que entonces con ía disperso por los pueblos de la América Central Perdiose la esperanzo de que el liberal don

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Enrique abrazase la religion cachurecCJ, pues cuando su

padre mismo se puso bajo su amparo, él fue el primero en tetirorse del Palacio de Managua y llego hasta el extremo de convertirse en abierto contrario del gobierno del que el autor de sus días era lo cabeza impelante Una vez el hijo rechaza los voluntades de su madre y sale por las puertas del hogar para seguir al objeto de su amor Es– tá, sin embargo, hermosamente vindicado ante el mundo y ante Dios, porque a ese poso le impulsaba el más COlO

de los humanos arrebatos; ése que al rojo o Safo desde la punto de las rocas hacia el mal; ese que llevó o Lean– dro o ahogarse 01 He/espanto

Contra su padre

Guzmán tiene también que habérselas con su padle, inclinado éste al conservatismo, y Guzmán lo deja, lo abandono y conspira contra el autor de sus días en su calidad éste de mandatorio ¡También reivindica al es–

itor nicerragüense de esta otra sublevacion, el rumbo que sus ideas llevaban y que no debía inclinarlas ante

nadie! ¿Pero ha mantenido en el caso de' amor y de la política las atenuantes que ante 10 conciencia se hobía conquistado el héroe de estas líneas? iAh, ya veremos! Si en los altares de himeneo esa atenuante permanece todavía, es de anhelar que allí se esté hasta que llegue lo hOla del sepulcro; y aunque esa atenuante se hubiese extinguido, no es a las plumas de los días actuales que corresponde el derecho de averiguallo Pero si en el es– tcleJio de las luchas políticas, eso atenuante que disminu– ye lo falto de haberse vuelto contra el gobierno de su podre, ha desaparecido, Enrique Guzmán es plenamente culpable y es hora de que el fallo se pronuncie Guzmán no ha, sostenido sus ideales, y a pequeñas conveniencias los ha rendido Sigámosle

Destierros y persecuciones

Se le ve hasta el año de 85 descargar todos los rayos de su indignación contra el Partido Conservador Don Pedro Joaquín Chamorro, "jefe altanero de lo espigado

tribu", sufre una granizada de balas que le envía nues–

tro protagonista Los colores con que Guzmán ha pintado a este adversario que tuvo en el campo de la política, parecían indicar que nunCa abría de volverse atrás; que nunca habría de pensar de otro modo el perio– dista paladín que así ponía en la picota de su rabia a la figura más egregio de los ultramontanos Pero Guzmán no hacía más que vengarse; destierros, persecusiones le tenían acosado Eramos muy niños cuando le vimos sa– lir para una de sus expatriaciones, pagando solo uno falta: la de pensar con independencia. (Cuán hermoso es sufrir por una causo que se ama!

Despechos y sinsabores

Cuando (mozo triunfo en los urnas electorales ca– menzo el sentir Guzmán el principio del malestar, que debía conducirle o renegar por completo de aquéllos con quienes sufria las durezas de morales combates Pen– saba Guzmán que al iniciarse un nuevo régimen, al derrumbal se aquél empedernido conservatismo, a él le tocaba ser llamado inmediatamente a colocarse en un puesto desde donde pudiera maquinar en sus proyectqs de victoria compleja Vio iluminado un momento por el

sol de lo esperanza el horizonte en donde flotaban como Un ensueño las empresas que Guzmán pensaba reaJizqr en el futuro Creyo que iba o sonar el timbre de la ofi-

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