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cina del Plesidente que le llamase a una conferenc.u privada pala dCll principio, a su manera, al nuevo orden de cosas Al no suceder esto, sintio agriarse su alma y dispuso sus planes inspirados por el despecho Aquí comienzcl una segunda etapa en la vida del hombre cuya semblanza nos duele tanto hacel ¿Pero como dejarlo fuera de las líneas de pedestales que están erigidos para los pi incipoles varones de estas humildes tierras? ¡Ay, imposible nos ha sido; tenemos que escurcar su pasado, que contemplar su plesente, que profetizar su porvenir! G¡;zmán principia a girar sobre sí mismo; su divisa roia toma un tinte violáceo, y con asombro de cuantos le co– ncidan parece abrir una campaña contra 105 mismos que apuntaban en el poder 105 primeros albores de la demo– cracia liberal Poco a poco empeña un fuego tan nutrido contra los que habían sido sus hermanos por tan 100go período, que éstos se ven forzados a responderle de vez en cuando; y toma al cabo tan o pecho la defensa de todo aquéllo que parecía excomulgado para su· corazon en épocas pasadas, que al fin se declara y le declaran fuera del gremio de 105 hijos de Jerez, cerrando así con un desfallecimiento tan célebre una carrera política que podía habel sido una de las más hermosas que han bri– llado bajo el cielo de la Amél ica Central Desde el día en que Guzmón abjura de sus viejos lares; pora entrar en aquellos que tanto había maldecidq, deja de ser una figul a en el campo de las combinaciones de estado; deja de sel un alma de accion para convertirse en un soldado sin nombre en las nuevas filas a que se acoge; y a un tipo de su genio no le cuadraba ser un número pudiendo habel sido una c(lbeza

Bac O

Se asegura con insistencia que Guzmán fue hombre vicioso en sus mocedades; que en el abuso del alcohol llego a extlemos repugnantes que le privaron en muchos ocasiones de conseguir triunfos que ambiciono Algo ponemos en duda esta Clseveracion, sin negar que como (osi toda la ¡uventud de aquel tiempo Guzmán haya dejado de :Idolecer, pero en no mayor escala que sus camarados, del amor por los copas y 105 bOl ajas El juego pO/ete perseguillo todavía con su mano encanta– dora; el tapete verde sobre el (ual duerme el, dios del interés le desvela aún en torno de sus discos dorados Aunque nos lesistimos a: creer que Guzmán hayo bebido un tiempo más de lo común; aunque tenemos causas para suponerlo así; dado caso que aceptemos esto como verdad, nuestlo aplauso tiene que ser muy grande para quien como este personaje ha sabido poner un freno o <:leseo tan brutal, y hoy en esta materia como en otras muchas es un cumplido caballero y no ha dejado pOI completo como algunos desgraciados tienen que hacerlo, paro evitarse el ridículo, toda relacion con el vino. Sobe caf9r1o con moderaciol'l perfecto y no ¡ecordamos haberlo Visto. en nuestros días ni siquiera ligeramente alterado por los zumos de Baco No, no podemos·. explicarnos a Una figura tan conecto intelectual y físicamente, sumida un solo instante en el embrutecimiento alcoholico Así como Carlos Salvo lleva sobre sí, a pesar de su talento, lo inmensa brutolidad ,de los pasiones que compean en su figura material; por el contrario Enrique Guzmán no parece hober sido hecho pma sumel girse en las ciénagas ,-del mundo'

Venus

.G'Jzmán, como hombre qué es de temperamento nerVIOSO, es muy apegado .. 01 sexo contrario al suyo Sus grandes devaneos tienen pOI base alguna muler Todo le asiste para esto clase de esgrimo Su voz en cuanto sueno predispone el ánimo femenino o conceder muchos mercedes, y su cortesanía es tan correcta y tan magnético que aves de muy doradas plumas y colocados en romas muy erguidas han dado vueltas fascinados en torno de su pecho Así, ya casi viejo como está, abrigamos lo seguridad de que no hay doncel de veinte y cinco años que le ponga el pie adelante en agradar o una linda Dulcinea. Cuandq aparece por la calle con su intachable pulcritud, con su simpático cojera, originado por una bala que no' esperaba en su camino, porque fue atacado sin un aviso previo; entonces, cuando éruza claudicando y con la gala acostumbrada en su ropaje, cree uno ver o un personaje de aquéllos que fueron los favoritos del Trianon.

Ni héroe ni cobarde

Guzmán no es un hombre completamente heloico, ¡qué va!, lejos de eso; pero tampoco es un cobarde Cuando su honor, que él ha sabido mantener limpio co– mo una patena, le pide un sacrificio de sus temores, con ros ti o tranquilo se alisto el pi esentOl se al peligro

Hombre de hogar

En el hogar, nuestro héroe quizá se encuentra lejos de pertenecer al número de ,las personas que viven solo de ese hogar, que no ven otra coso eri materia de ilusio– nes del olmo que su muje. y' sus hijos; que se atan o

Ul"]

sel p¡;lra no pensar nunca en volver lejos de él a pical como un pájaro en lo fruta de un ajeno certado Difícil,

~s para los hombres de un talento que se alza vdleroso y

más si a este acompaña un carácter voluble coino el vien– to, mantenerse sumisos y felices entre Lino misma red Bien puede un espíritu de tal naturaleza estimar y 'aun querer ci la mujer que fue con él al pie de los altares, pero de cuando en cuando ese soldado suele apartarse de la fínea de formacion, seducido por algún miraje que le deslumbra

Sociaple

En sociedad no tiene punto alguno en que el cabo– Ilelo se eclipse para dQr pase o la vulgaridad que todos llevamos en mós o menos cantidad en el sistema Elo· cuente cuanclo· conversa,· matizo sus palabras de una glacia sin paralelo; y aún los más charlatcmes callan pOI atenderlo

Conversador

Acostumbra pasearse mientras habla, y su voz o ya se boja tanto que no podría distinguirse lo que dice, si fuera menos templada de lo que es, o bien sube a una altura cuyo tona sería desagradable si la moduJacion de su elevado dcento no fuero acompañada como de un rumor musiceil Exagerádo en sus movimientos como en todas sus cosas, lós ejecuta sin embargo ton un donaire tan gentil que no le' hacen aparecer ridículo A e,ste res–

r edó tiene :muchos imitadores, que se parecen a el como uno nuez o una manzana. .

Concepto de la amistpd

,la, .0 l1}istad par~' (;l.!zmán .. aunque sabe aprecietrla

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