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SI el mós insignificante tropiezo se le pone en el camino Curioso es el caso siguiente: cuando le lle– van las cuartillas en que va a escribir, deben hallarse éstas cortadas con tanta nitidez cuanta sea posible En una página cuyas olillas estén maltratadas, cuyas hila– chas se extiendan hacia afuel a o que de cualquier modo sus bOl des no se encuentren lisos, Guzmán no traza una línea Esclibe con una letra pequeña y muy cuidada, y en tlocitos de papel diminutos Es lOro en un hombre de tanta inspiración tanto reglamento pala emprender su
vuelo
Periodista
Examinemos a Guzmán como periodista de esos que con la subida de cada aurora al horizonte empuñan el arma que ha de mojarse no en sangre sino en tinta, pala atacar ideas y no pel sanas, para sostener principios y no mortales Guzmán corre a cazar en el campo de la piensa, no a la manera del leon que ruge, y hi?ce temblor fa campiña en torno suyo y de frente se arroja sable su presa y en dos brincos la alcanza y con un abrazo la domina; Guzmán va cazando como esos jovenes ingle– ses, con su fina escopeta de dos cañones, con las botas charoladas, correctamente ataviados; hacen fuego y sus lebreles corren a levantar la pieza No ha sido hecho Guzmán de ese bronce que devuelve el martillo que lo golpea haciéndolo vibrar en la mano que lo esgrime; más bien pudiera nuestro personaje ser comparado al marfil; más bello en su hechura pero menos consistente El ca– ballo árabe corre muchas leguas y no da muestra de cansancio; de esa sangre no es la de las venas de Guz– mán, su tejido nervioso flaquea es breves horas; su tension mental desfallece después de haber ejecutado espléndidos giros aéreos, pero de corta duradon No es alfanje que divide; es lima que pule No es como la espada del Plantageneto con la que en presencia de So– ladino aquél corto de un taio una maza de acero y trozo por la mitad desde la cabeza hasta el vientre a un mu– sulmán metido en su armadura; no, Guzmán es como la gumía del Soldan que un velo de seda que éste tendía desplegado al aire, lo dividía en dos con asombro de su q>rte Para la polémica no es cañonazo con bala de a trece, de esos que salen de la proa de los Oregones y de los Massachussets, sino tamboril armonico que en lugar de convencer solo causa distrelccion y arranca sonrisas; no es la honda de David que pega en la frente de Goliat sino el resto de flores con sus espinas que se arrojan los paseantes en el veneciano carnaval. Periodista en fin, no es ni <;on mucho merecedor de medalla de oro; en el salon de exposiciones cuando más alcanzaría una hono– rífico mencion Así lo juzgamos nosotros que acabamos de examinar detenidamente muchas colecciones de los diarios donde ha escrito su pluma
Qtro de los graves defectos de Guzmán como perio– dista es el hecho de no haberse concretado a ir en pos del vicio para atacarlo, no en la persona que lo llevaba sino en la misma esencia de la corrupcion moral Guzmán ha herido seres humanos, no sistemas ni costumbres co– rrompidas 'Ha in¡uriado al yo sin atender al espíritu de la (ey del orden, que señala los casos en que se hace apostasía contra ella En fin, no ha empleado su estro el escritor nicaragüense con el anhelo de limpiar el trigo
~e la zizaña, sino que sirviéndose de ésta ha cautivado,
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es cierto, con el arte de que él dispone a las mullitudes que cua~do leen sus ploducciones las admiran; pero no ha ensenado a nadie la manera de como se sostienen los hombres en el camino de la virtud, ni ha dado un solo ejemplo de grandioso civismo en el trayecto que su plu– ma ha recorrido; ejemplo con el cual pudieran sustentalse los corazones débiles que ignoran la manel a de difel en– ciar la mentira de la verdad
Litel'ato
Ahora vamos a vel a Guzmán como Jiteloto y como esCl itor en general En el primero de estos dos casos, ineuestionablemente ocupa el único sitio entre nosotros adonde le vaya el buscar el diploma que garantice su sa– ber en el manejo de la lengua ('aste llana Después de Guzmán no tenemos otra cosa que medianías en tan di– fícil asunto Todos los demás habitantes instruídos de por clcá no pueden intentar aproximárseme en el conoci– miento de la Gramática; ella es su cubilete; ella es como su varita mágico con fa cual ejecuta suertes sorprenden–
les; verdadelos sortilegios iAy de aquél escritorzuelo que bajo lo pupila de águila de este sacerdote rabino que se llama Enrique Guzmán se atreve a ensayar sus fuelzas para ver si puede medirlas con las de la mano que lleva el cetro de nuestra Hteratura en la tierra del cacique Nicarao! Sorprende el su contrario, lo desviste, lo examina, lo condena y se lo entrega al populacho pa– ra que lo convierta en una mona Podemos condensar la sabiduría literaria de Guzmán en lo siguiente: Ha sondeado el arte de hablar como un buzo muy ágil y au– daz; si hubiera brillado en un centro de la Península su nombre estalía a la par de los de Valbuena, de Valera y de Coloma Educado en medio de una corte hubiera producido un libro mejor que Pequeñeces, y habiendo vivido en la Vil/a Coronada, el Conde de Cheste no /(: hubiera disputado el sillon presidencial de la Academia
Critico
Veámosle en su calidad de escritor la crítico es su fuerte; moralmente ha sido su perdidon, por no ha– berla <;lplicado a los hechos sino a los hombres; intelec– tualmente ha sido el ángel de su fama que llevará el nombre de Guzmán vibrando eternamente en su trom– peta Sus artículos son verdaderos camafeos; encajes de muselina dorados por los rayos de la electricidad de un ingenio elegante Hay trozos de sus producciones lite– rarios que dejan en el gusto del lectol las sensaciones
qU0 los párrafos mejores de Quevedo; pero a quien más
S0 asemeja Guzmán es a Mariano José de larra; casi tan cáustico, tan simpático, tan fuerte como él en las lides de la inteligencia, por dos graves causas no tiene su le– nombre, porque nacio Guzmán entre un escenario dema– siado estrecho y porque no tuvo como el autor de El
Calavera el mismo punto objé'tivo en pro de las reformas y de la virtud Enrique Guzmán ha vivido de las per– sonalidades, y larra se dirigio a criticar los aconteci– mientos y a ridiculizar las faltas en su origen moral Pero a pesal de todo esto, jamás odio ninguno ni enco– nada pasion podrán negar a este hombre un talento, el más cufto y elevado de sus contemporáneos en fa Amé– rica Central No se le podrá negar su cultura de primer orden ni tampoco se fe pueden achacar villanías; sus errol es no alcanzan este nombre
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