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« Previous Page Table of Contents Next Page »tina de tu nomble, que no es otto que el de la luz, en las il radiaciones de tu Glorial
Cima evidencia fué sin duda la del eminente clÍtico español, al predecille que no solo modificaría la moda e1el Iitmo, sino que la impondría "Mi poesía es mía, en mi" -'-dijo el Maestro en "Cantos de Vida y Espe– .anza", y consecuente el subjetivo esteta y pledestina– do innovador con esta profesion de su fé literCllia, rom– pe los moldes establecidos de Jo métrica, y señala, co– mo cmtes fué dicho del 91an colombiano Rafael Núñez, "nuevas cadencias rífmiCCls" que dan lib¡e flexibilidad y
vuelo al arte de lo vel sificacion
Altisfas exquisito de la forllla, labra DalÍo su ter–
sa y almoniosa prosa y talla las diamantinas facetas de sus versos, como el cincelador flol entino sus pelegrinos mármoles y joyas, o como el sutil olfebre lírico de Lo virgen de Avilo, sus deliciosas creac.iones ~a. bell~~a
constituía su culto El cisne legendariO y helaldlco liriO
fueron sus símbolos sagrados Tuvo en sus manos la lámparo de Aladino, y de ahí la pa!eto ~e flescos y
ll1ultiples colores, la potencialidad del Ingenio que fulge en irisaciones admilables, la suave insinuacion de refi– nada sensibilidad que trasfunde su obla delicada, clási– ca genial A veces lomántico con el hábil'cololista de la SinfQnío en blanco Mayor; otros, simbolista y raro y
sugestivo con Verloine; en ocasiones decadente con Ma– Iiarmé y Maleas; en otras vehemente y fOlmidable y cosmico con Walt Whitman, el clemocrota visionario Clsombroso de Long Island, pela dejando imperál por sable toles y otros influencias, en su ascendente marcha el soberano dominio de su independiente y original per– sonalidad Ni lomántico con Hugo; ni naturalista con Baudelaile; ni pOI nasiano como Leconte de lisie, paso pOI los inspiradO! ns impresiones de los afmas ~,~dílec
tos, e impelido pOI ese aletear exaltado de dedicadas victorias, fué; en la senda y cima de la Grol ia, el poeta sentimental, compleio e idealista que "vivio todos sus poemas", adolador y artífice de lo bello; "el poeta más
91 ande de la España contempol ónea", en los palahras de uno de sus loeiores críticos, Don Andlés González Blanco; el COl1tOI egregio y lible que ananco y se aplo– pio de las olímpicas de Píndaro, esto exclamacion triun– fetdora:: "aedo soy; ntoestro de mi mismo" mientras al– zaba su tirso de rosas bajo el gransol de la eterna Har– monia!
Grande y modesto; modesta, como es la veldadela super"¡oriclad y lo es la grandeza, osí \e contemplé en su lecho de enfermo Frente de pensadol; ojos de bleve
y estudioso mÍ/al, reflejando las fosfolescencías del mis terio y las suaves tonalidades de la bondad, pela en– tristecidos po. la desesperacion en la larga aflk.cíon¡ ademán afectuoso y humilde de naZClleno, que esclavizo las simpatías y realza la odmiracion Grandeza y bon–
dad martirizadas y amedrentadas por las primelos ca– ricías de la Muerte, no parec.ías que fueras vos, Oh poe– ta excelso! quien descansara resignadamente allí, a la leflescante y dulce sombra del solícito hogar, en la tie– rra de vuestras juveniles iniciaciones, Diiérase que os faltOlo vuestla tiara lecamado de zafiros y esmeraldas, pontífice destlonado; vuestro manto imperiol y vuesho cetro semeiante a un plectro, proscrito e infoltunado rnonmca; vuestla cOlono de pómpanos y miltos, y vues-
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tra mágica flauta, destenado y fugitivo panida; vUes– tia palacio encantado, que en noches de feéricos capri– chos hicieron sUlgir de comuna, avergonzando al sol na–
ciente, lo evocacion de Scherezadet y el cabalístico con– jUlo de la reina Mab, para vos Oh Príncipe de la argen– tina estrofa, que ostentabáis en el campo azul de vues– tia heláldi(O escudo, el ave y la flor eucarísticas ele las gentiles anunciaciones!
los inclementes vientos del destino hicieron enca– llO/ en las costas queridas de la Poti ia, la triste barca que navegabais vos, ingrimo, con el solo equipaje de la caja de "Página Blanca", en donde estaba dolorosa di– funta, como un muerto lirio, la pobre espercJnZO¡ y mien– tras penetrabais en el recinto de la alborozada Ciudad de leon, que el [etoll1o del hijo prodigo llenaba de pal– mCls y de vítores, pudisteis ocaso repetil estas paloblas del poeta de Sal rento, al lIamal o su último asilo del convento de San Onofle: "Vengo a moril entre vosotros" sonriente los labios y húmedos los oios, al besO! la ben– dita tieJl el de la infancia, palpitando el cOlazon su PIO–
fundo acto de g/acios 01 CI eador
Duerman en pCIZ etelna sus saglados lestos bajo el ciclopeo dombo de Catedldl, asomblo de su plimera edad; y puedo, en cercano día, su libre y privilegiado espÍl itu que fué todo luz y amor, purificado en el triple crisol del genio, del dolol y de la muelte,' .egocijalse allá en la celeste mOlada de los escogidos, al descublir– se mañana el mármol conmemolativo ele su nomble y
de su fama y al escuchal en tan hel maso ocas ion el ero aclamadol de nUestlclS voces que canten con nacional olgullo las alabcJnzas de su glorio inmol tal
Verdad es que no es dado agregal un solo lauro
(1 la OItística calfelO de DolÍa, colmadas de ínclitas vic– torias; pero cumple a nuestro debel, conoeelle y apre– cialle en su grande obra, honrándole y omándole en veldad, en lo íntimo de nuestlas conciencias, emulan– do así a los atlas pueblos cultos de la tiel ro que ungen a sus altos poetas con la mil ro de sus Inás levantados
y caros sentimientos, descublámonos ante ellos -"esos hombres salidos de las manos de los dioses"- paro aplicar la expresion de Séneca; que forman la legion do– rado bajo las bandeJas del divino Apolo; y rindamos ahora y siemple, nUestlo entero tlibuto de admilacion y
de cariño a aquel de entl e ellos que ayer no más de– cío, -el verso Qzul y la condon profana- con (o orgu– llosa modestia que solo los espigas comprendieron;
el
nuestlo genial y consagrado artista que, olímpico y si lencioso el uzo pOI el triste vCllle de la vida, la mirado
01 delo, la mono sobre el cordaie ele su magna y p'o digiosa lilO, sugiriendo la expresiva paráfrasis del bá
varo Ruckert -"corazon de niño, cienes de SaJomon"–
y poniendo esta justa y vibrante emocion en nuestlo labios, soplo pattio creador de lo estatua del moñano Gloria, gloria C1 Rubén Daría, eximio poeta del número de los maYales que diera Nicolagua al Mundo!
y abierto ahora el cortinaje de esta simpática Vi
lada que honta con su valiosa pOlticipadon el mu amoble y célebre novelista español don EduCltdo lame cois, haciéndonos sentir la gratísirna pi esencia de lo P<
ti ¡a, correspondeme implorar vUestlo perdon, al anul ciaras y al cedel el paso, como me complazco el1 h, cedo, a sus muy gentiles majestades, la Belleza y
Alte! He dicho
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