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« Previous Page Table of Contents Next Page »pares españoles y franceses. Castellaniza, por primera vez en poesía, el "champaña", que también emplea en Era un aire suave... y recuerda el vino generoso de las vides hispanas mientras se nutre de Hugo, hispanis– ta Esta vez se acoge a las "cuadernas" con sus hemis– tiquios de 14 o 16; en realidad métrica dos heptasíla– bos u octosílabos. Rubén aligera el ritmo del alejan– drino, cambia el acento y utiliza el de 12. Ante todo,
la música.
Late, por lo común, en las depuradas palabras del poeta un "alma" universal que las aleja del rescoldo casero y les da tono ecuménico. Los sustantivos, ver–
bos o adjetivos, y los adverbios, cumplen en el vagar locutivo una funcUm sugerente y precisa, al par que re– velan una "juventud musical" que alivia la asperidad castellanas. Es duro el lenguaje del Cid, mas es blan–
do el cantar de Garcilaso.
No hay duda de que Rubén amaba tanto sus sue– ños como la forma de representarlos Más que el gra– matical, prevalece el sabor estético de su fraseología, muchas veces ClrrCligada en 105 cánones romancescos
EL BUHO y EL CISNE
El poeta mexicano Enrique González Martínez (dos apellidos sonorosl oponía, en un soneto crítico (21, su sa– piente búho a la gracia apolínea del cisne que sirvio (como al de Mantucl1 de epíteto para el Cisne de Nica– ragua En él, en el soneto se expresa un simbolismo de oposicion entre el lenguaje florido y exuberante del uno frente a la recatada mudez del otro, el pájaro de la noche. El búho grazna y el cisne vozna: dos ono– matopeyas similares. El último dicen que 5010 "canta" cuando se dispone a morir... Dorio triunfa del símil. El "engañuso plumaje" de su composlcion nunca se des– pluma y siempre renace del encanto fáusfico con una estela de eucaristía verbales.
¿Y como lograba el poeta sus efectos significativos
y sonoros? Alguna vez confeso que, para expresar su encantamiento, portia (técnicamente) de la verdad en– cerrada por igual en dos misterios, el eutymon griego
y el veriloquium latino; es decir, que se valía de la pe– netradon del lenguaje lo mismo para adaptar a Ron– sard como para adoptar a Berceo. En este aspecto "técnico" lo sucedio Larca, que uso el procedimiento recreativo y fiel de su inspiracion para las concepcio– nes neologicas de sus romanceros de arcaico mito lin– gual. El poeta granadino confeso a Gerardo Diego: "¿Qué voy a decir yo de la Poesía? .. Si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios -o la del demonio– también es que lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo". ¿El poeta nace y el poeta se hace?
Como para toda actividad humana, la técnica fija la inspiracion y "la gracia que no quiso darme el cie– lo.. "Cervantes no pudo anticipar, para el renovador america!lo, la sentencia del Viaje del Parnaso, que otros merecieron:
N unca se inclina o sirve a la canalla trovadora, maligna y trafamelja, que en lo que más ignora menos call1\,
porque, a Dario, neologista y parnasiano que inventa
~) Rafael Alberto Arrieta, El cisne y el búho, "La Pren–
~a ,Bs As, 14/4/1957.
canailocratia, tampoco le caía bien el sayo cervantino del terceto:
Tómala po! momentos parasismos no acierta a plonunciar y si pronuncill absurdos hace, y forma solecismos '
El "neologista" acertaba a renovar con gracia y se– guridad de sentido Para eso estudiaba y consentia A proposito de un errado empleo poético advierte
D. Ramon Menéndez Pidal: "Hay escritor que describe "un rostro cerúleo" creyendo decirnos que es de color de cera". Y para comentar al poeta americano: "El desarrollo etimologico es perfeccion del escritor. Rubén Dorio, por ejemplo, se jacta de haber renovado el len– guaje en su Azul mediante el estudio y fijeza del sen– tido etimologico de cada vocablo". Y concluye el filo lo–
90: "No en vano la etimología es el etos, "lo verda– dero", lo fundamental de la palabra, el alma que rige toda s u vida semálltica y expresiva" (3)
y en no en vano para entrar en In constelacion del Cisne habrá de pasarse por la de la Lira.
Cuando se trata de figuras o alteraciones el poeta prefiere casi siempre la forma que conserve los rasgos originales y su prosodia generadora para la metáfora no salida de madre. Si se piensa, verbigracia, en la transformacion vulgar que dio murciélago por murcié. galo y guirnalda por guirlanda habr6 que aceptar (por– que el uso lo impone) toda metátesis historica vuelto culta Y más en poesía de enigma mesurado.
La 'ípica tonfusion de écloga y égloga (metátesis de consonante) puede dar la tonica del gusto. El des– concierto de esta minucia procede de égloga (con aval de Garcilasol. Egloga engendro eclogico, aunque con– viene tener presente que el adjetivo derivo del latino écJoga, y éste a su vez del griego eklogai, que quiere dedr, en la tradicion bucolica, "diálogo entre pastores" Aquí los que dialogan son los poetas. Lugones, como Daría en Letitia, se atiene a lo original:
Dando fin al laborioso empeño, te aduel me COn eclógicos olores la profunda pradera del ensueño.
Esta vez sueños rurales. No solo eclogico es lo preferido por los poetas americanos, sino que écloga tuvo el favor de 105 antiguos: "tenía compuesta una
écloga, que mal año para cuantas Sannazaro había compuesto" (Cervantes) AUllque no mal año para el cantor ele Salicio y Nemoroso .
El tema del vagar tento a Daría por el camino de sus imprecisiones: "Amo los velos tenues, vagorosos, las flotontes brumas .. " La imprecision queda releva– da en el elogio de Valera y esta clase de vaguedades no impide al poeta machacar en el yunque "el oro y hierro" de In famosa marcha. En el decir verleniano "son aún más grafos los versos grises que a lo Indeci– so lo Exacto juntan". Por de pronto, Daría no prodigo sus vagas sonoridades 01 vulgo sapiente, ni lo exofico y funambulesco.
FAUNESAS... y SIRINGAS
¿Qué no se ha dicho acerca de las "faunesas",
3) R. Menéndez Pidal, 'Contestación al discurso académi– co de V García de Diego, 1926.
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