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« Previous Page Table of Contents Next Page »y por fin, otro desbarajuste por mala coma pues– ta en Lo fatal, de Daría:
"Dichoso el árbol, que eS apenas sensitivo...", como si el autor se hubiese propuesto englobar todos los árboles en una sola insensibilidad vegetal. La (ama (¿la puso el poeta?) trueca el sentido de un pensamiento que por fuerza debe comenzor así:
Ilichoso el ál bol que es apenas sensitivo
y más la piedra dura, ]l0l que ~SR ya no siente "
Hay otros rozones para suponer y creer que Darío no fue un airado adversario de las Academias Iy me– nos de la Reall, pues él también era Clcadémico de la diplomacia y cargo espado y lucio tintillo sobre levito rameada, como lo hicieron Baraja y Cocteau, dos inso– bornables de la espede. Y porque retibio estímulo de amistad de escritores como Volera, Castelor, (ónovas y
la condesa de Pardo Sozón (que no pudo ser académica por tolentosa y feo), con Moriano de Cavia y el de las "barbas de chivo", estilista.
EL SIMBOLO DE LA CRUZ
En la proso de morovilla de un bajo, relieve pro– fano (Palimpsesto) Daría evocCl la conjuncion ánima-ani· mal La angustia propone; ¿la bestia está más cerca de Dios que el hombre? Hay mucho para dudar: el hombre es la bestia piadosa que fío en lo porvenir y
llora de vez en cuando (y no saber a dancle vamos,
ni de donde venimos). El neopoganismo de Rubén no lo aparta de la idea cristiana que anuncio al Creador. Sobre todo, lo invoca en la horo de la muerte: Vamos a morir, Dios mío...
Sobre los elementos brutoles y sensuoles triunfará lo Cruz IMarasso). Hemos visto en una maqueta de monumento a Rubén Dorio la fjgura Clérea de Pegaso coronando lo Cruz del Sur. El (O bollo mitolagico, "des– cansancio" sobre el signo de la constelacion que seña– lo Dante, pero el simbolismo "O
refleja, en verdad, una culminacion pagana, sino que la reolza con ingravidez: no hay un vulgar cuadrúpedo sobre el Signo, más bien
un coronamiento de "ese caballo rudo y tembloroso" en vuelo hacia la eternidad, que solo mora en las alturas IEI arte es el glorioso vencedor. Es el arte el que ven– ce el tiempo y el espacio)
BClrtolomé Mitre defendio el menester poético con aquellas proyecciones: "Yo considero lo poesia como un ul'e sin~é~ico, o \0 que es lo mismo, un a.rte que obra soule lo imaginacion y sobre los sentidos a la vez, por doble combinacion de las formo s materiales e inmote– riales del espacio y del tiempo (Defensa de la poesía). Nlmiano de Vedia y Mitre, edicion de la Acad. Arg. de Letras (1947).
No es por cierto la rima un mal necesario, ni si. quiera un mal: ante todo 'a música En este sentido Rubén es numen que tañe todos los cuerdas musicales, hasta cuando desahoga la sátira para aliviar ofensas literarios:
Los qne éscriben con deeOlo
y sin intención proterva. esos tienen de Minerva. el casco de oro.
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Los esclitOl'es cazurros que escriben y nos dan ascos, esos tienen cuatro cascos
como los burros
la IiteraturcJ InlurrosCl tiene más de cuatro cascos que no se ven: puede una gota de lodo sobre un dia– mante coer,.
En Ul1 friso griego de admirable idioma español, el pocta bohemio y sensual permanece fiel al arrebato místico de la palabra Si en el Principio fue el Verbo, en Dorio lo primero es su músico en todos los ritmos. Aquel ccntouro que "corre vientre a tierra y cabellero
01 aire" por los compos de lo Teboida, representa el impulso de los cuatro vientos de la fe nuevo, que ahora cunde en el mundo como una naciente armonía entre
105 mortoles La voz del vaticinio hobla del Dios Nue– vo y llora lágrimas de arrepentimiento y de trlstezo, en tanto trota el arreo de los semidioses camino de la Cons– teladon... En el fragor del pánico un son como de sirin– go orienta la fuga y deja un rastro de nostalgia buco– lica
Olro soñador, hermano lírico de Rubén, hobrío de ensayar el responso froterno:
nadie esta flauta suene, sino es el mislI10 Pan
Machado o/a maestro en esta clase de evocaciones del corazon, porque sabía que.. de toda la memoria solo vale / el don preclaro de evocar 105 sueños La
religiosidad (puesta en duda) del autor que conversa con los monstruos, alumbra el camino del entendimien– to: "lo mifad (el instinto) pertenece a los bestias de las que cuidg Dios solo; la otra mitad (lo fe) es del hombre,
y la juslicia eterno la premia o lo ca~tiga"
La nuevo fe -pensorá el poeta- nos redime de
todo escarnio y flaqueta: hagamos penitencia. Y le¡ dualidad del simbolismo va por cuenta de Quiron:
Ni es la torcaz benigna, ni es el cuel'VO protelVo: Son formas del Euigma la paloma y el cuervo
Para el enigma de la noturaleza animol y el del poeta que departía imaginativamente con 105 irraciona– les más cercanos al sentimiento y la palabra clel hom– bre, quedo otro simbolismo: el de los tubos del argano, que todavía lloran el llanto de los centauros en el dul·
ce reclamo de Aquél o quien, con Manrique, "me en comienclo y solo invoco yo de verdad" Aquí el soya!
Todo período de misticismo literario suele ser de
P ufador Entre misterio y sensacion, Rubén Darío, e "poeta niño", al rozor los veinte años escribía verso: de "rebeldío religiosa", que desdeñará más tarde po ra su archivo testamento 10liver Belmás}.
Con estas y otras opiniones se podrá responder las razones solicil'adas al comienzo de este artículo se bre la actucdidad permonente de un príncipe de le poetas, que espera su pronta estatuo en Buenos Aires. (
8) La Academia ciue lleva su nombre (la.nla Rlgentinl
se dispone a cumlllit con la ley que manda erigir el mO/l
mento ¡lloyectado en homenaje perpetuo al poeta genial
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