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NO HAY ESCUELAS
HAY POETAS
Como casi todo 91 ande y verdadero poeta, Rubén Daría es multiforme y ecléctico Frecuentemente nos sorprende con su busca y con su hallazgo de nu–
merosos caminos expresivos y estéticos
Pronto, y con sutil sagacidad, lo adivinó así Juan
Volera cuando, con sólo Azul a la vista, escribió la primera de sus dos Cartas publicadas en El Imparcial
de Madrid en octubre de 1888 1
ni es usted romántico ni naturalisla, ni de– cadente, ni simbóiico, ni parnasiano Usted lo ha ,-evuelto iodo: lo ha puesto a cocer en el alarnbique de su cerebro, y ha sacado de ello una rara quintaesencia
Con más ancha y abarcadora perspectiva yo, Arturo Marasso pudo afirmar después
supo de fodas lél~ escuelas, de todos los poetas, de pintores y músicos, de Grecia, de Roma, de la ciencia :rnoc:le=a y amigua, Trajo a nuesfra lengua una aleación rara y
preciosa Innovador como Garcilaso, en la métrica y el estilo, por la magnitud de su creación y de su arte, dará, en la lírica cas– tellana, nombre a una época 2
El "delirio de arte" no era en Rubén de arrebata– das improvisaciones Era el del inquieto y avisado oteador de la belleza, de lo plástico, de lo músico, de la forma, que estudió a los primitivos y a los c1ósicos, a los franceses del XVIII y a los románticos, los parna– sianos y los simbolistas, a los prerrafaelistas ingleses y
o su Poe y a su Whitman americanos Era el conoce– dor sabio de todo canto anteríor al suyo Le aprende a cada uno su acento y su color, su medida y su ma– tiz hasta convertirlo en combustible interior y trans– figurarlo con el sello peculiar de su propio genio Cualquiera que fuera la materia primo -y siem– pre la buscó en las minas de más noble metal-- Rubén le insuflaba el aliento creador de su arte Y cuando asimilaba, refinaba y hallaba nuevos tonalidades para enriquecer el mundo de su poesía y de su lengua Siempre consciente de la insatisfacción, en su sed de perfección y en su afán de superar y de supe– rarse, revela un día
Yo persigo una forma que no encuentra 11'\i estilo botón da pensamiento que busca ser la rosa,
y se quejo de no hollar "sino la palabra que huye" n
Se adentró, con devota y ardiente diligencia, pero con depurador espíritu contemplativo, por todos los lagos, por todos los mares, por todos los abismos, por todos los cielos imaginarios, por todos los paisajes, Dor
1 rAa
dos nl;sivRl'¡ "A don Itubén Dv,rio" lcat>nrecielon en el tomo Qltc
(espués titu!ó ~m autor Cartas arnericanas (1889.1890) y que desde ell–
t o nce3 colocó el poetn nlcnranUense Rl frente tic succsh'o.s ediCiones de
AzuJ
2 Al tUl () Marasso, Rubén DarlO y su (:'reacfón poética Edición aumenta– da BibHo~oca Nuc\ a, Bucnos Air~ (15 n) Palabras plclimlnme:J. P 9
,JOSE AGUSTIN BALSEIRO
Catedrático de litelatulas hiiroániclIs Universidad de Miami, Florida.
todos los climas, por todos los misterios, por todos los hechizos de la Naturaleza y del ser humano para desentrañarles sus secretos y sus encantos reveladores de visiones mágicas
ciego de ensueño y loco de armonía. 1
De( cisne no aprendió tanto lo decorativo y exter– no cuanto lo incontaminado y aristocrático encarno el Ideal Del ruiseñor, lo melodía sutil, húmeda de Primavera Pero no todo es visión ensoñadora y
dulce son Porque, al viento amargo, le escucha la que augura de siniestro Halla, en la soledad y el insomnio, lo que le sonaba a viejos desamparos que se prolongaban más acá de sus años de infancia y de niñez A la noche le oye lo que adelanta del silencio infinito de la muerte
El cristal, el lirio, la estrella, la celeste carne de la mujer titilan ante sus ojos y en la raíz de los nervios como llama de placer y de tortura que ardía en la fu– sión de su mismo pecho
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo el ser y con la tierra y con el cielo, con el claro del sol y lo oscuro del lado: Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo s
y también como lo fuerza espiritual que lo mue– ve a lo creación artístka En su pais de alegorías Rubén no sólo ve lo que la flor representa plástica– mente Intuye otra dimensión en la que se le funden y armonizan la arcillo humana y el alma misteriosa
Pues la rosa sexual al enireabrirse
conmueve todo lo que existe, con su efluvio carnal
y con su enigma espiritual 6
Pásase poniendo los ojos en su esfinge interior interrogando e interrogándose Le pide eurekas 01
placer o al dolor Y la pregunta y la demanda cons– tantes hacen de él un hombre triste que empezó por ser un niña triste Vive en el invisible, pero agónico, temblor de la inseguridad sicológico Y así como le supimos, ambivalente, por tener los sentidos en guerra, pero sintiendo la chispa sacro en su estatuo de lodo
Entre la catedral y las ruinas paganas 7
cncontrárnosle, también, pidiéridoles a los oves y los pájaros que le presten sus atributos para ser fuerte, pOlo sentir tranquilidad ante la muerte, para saber arrullar eri el divino acto, para traerle palpitantes ideas Hasta que, cuando nada pasa sobre su pro– pia cabezo, llega la segadora Atropas 8
Ol>ras poéticas completas, (Madlid, 191G) Prosas profanas. "Yu JJClS¡~O
una. COI mo.", flP 68u-GS6
lbid. Cnnw3 de vida y cSportlnzo. "ntC'lancnlía",}l 744 Canto3 de vid_ y ~gperanZ8. flAmo. mnas", 1'>P 748-719
G Cnutos de vidn "c\veranzo. NlÍm 28, Pll '741·1·t2 7 Jhid. "Divina psiquis", p 734
); Ibld. HAu~urio~", pp 742...744
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