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« Previous Page Table of Contents Next Page »-PU0!:> vengo a decirle, don Chico -comenzó doña Hilaría Pero en eso salió Id Petron.a ydoña Hilaría se calló La Petrona pasá a la orilla y salió por la otro puerto Pues vengo a decirle don Chi– có -siguió doña Hilaría' La Petrona volvió o entrar, entonces doña Hilaría bajó lo voz y siguió hablando casi en secreto
La Petrana se quedó disimulando, haciendo como que apartaba uno silla, p~ro no oía nada Entonces dejó la silla y se fue para la cocina
-"Bueno pues doña Hilaria" --oyó la Petrona que le decía don Chico.
-Adiós pues, don Chico ,y ai me va perdo-
rete
-Pierda cuidado, doña Hilaría -le dijo don
nar
-Tal vez es que está enfermo nada más --dijo la María Chú
-Lqs calenturas están dando duro -dijo la Emérita Pérez
-Quién sabe -dijo otra, pensativa
-La verdad es que está fregado -dijo la Paz Ortega recogiendo sus compras y saliendo a un lado de la puerta
Ya era jueves y desde lunes que nadie sabía nada
dal maitro Ju\ián
-No has tenido noticias, Eliás? -le preguntó don Chico al hombre que vivía en la otra casa y que estaba en la puerta
-¡Nada! -le contestó Elías, distraido con un candado que estaba aceitando
-Qué se habrá hecho este hombre? -dijo don Chico
--No será bueno que lo busquen? -le preguntó
Elía~
Y adónde? Si Marcelino Vargas, que tie– ne sus siembras juntos a los del maitro me dijo ayer que él Jo llegó a buscar al rancho y las puertas están cerradas y a nadie vio adentro
-y no han preguntado tampoco al Campamento? -Casualmente esta moñona le pregunté o Ba-rillas que vino a hacer unas compras y me dijo que nadie lo ha visto
-j Pues quién sabe! comentó Elías -Que si estó don Chico?
y para qué lo quería? -Pues para algo
La Petrona se fue paro adentro -Vaya ver si está -le dijo
-j Qué mujer más metida! -comentó en voz: baja doña Hilaria
-"Decile que ai voy" -se oyó de adentro lo voz de don Chico
La Petrona salió enseguida
-Que si lo quiere esperar un ratito -le dijo Doña Hilaría no le contestó La Petrona se fue para adentro.
-j y diay doña Hilaría! -lo saludó don Chíco
Buenos días don Chico, ai me va a perdonar que lo moleste
-Siéntese aquí -le señaló don Chico un tabu-
no ves Qué
Que aquí- no estamos
gracia
? -la mujer lo quedó viendo
-Que siempre hay alguno cerca, mejor solos _dijo Payín pasándose la mano por la nuca
-soros no ¡Quién aguanta a la gente! -dijo la mujer
¡Qué vale -la rogó- ¡no seas dunda!
-j Eh vaya pues! -dijo la mujer y cabeceó echándose el pelo para atrás
A las cinco cenó la oficina don Chico
-j Petrona! -gritó- no has visto el clavo de la puertd?
-Ahí ha de estar encimo de lo mesa -le con-lestó
._j y por qué lo quitan de aquí! -dijo
--i Yo qué vaya saber! -le contestó.
Don Chico se vino a traer el clavo y volvió en seguida a asegurar la puel ta Después se trajo arrostrado un viejo butaca que lo llevó hasta lo acero Miró un rato el río y en seguida se sentó
--A este lado -pensó don Chico- se ve que está llenando, yo digo por lo hundido que se ven los postes de la cocina de donde las Herrera Si este invierno es como el que pasó cuando lleguemos a Julio
va estar lleno abajo Otra dificultad va ser el arregla–
do de! puente Esta vez: es necesario ponerle unos rieles, con cuatro que se pongan de travesaños y luego unos tablones ¡Vamos a ver! Lo menos con unos ocho tablones Con tiempo tal vez: pudiéramos arre– glarlo, pero es muy fregada esto gente Si por lo menos se arreglara la cabezo del puente ¡Ah! pero no tardan en comenzar a hablar por lo boleta de Vialidad y si lo hacemos o las buenas cuántos días de trabajo me don? Si lograra poner cinco hom– bres, en cuatro días está, pero dónde consigo cinco homl:>res de una vez?
Grillón va a decir que tiene reumatismo Bel-trán tiene tres hijos i ah! pero tiene que ir a alzar unos frijoles
Olivas que está con calentura Andrés. y pa-ro qué sirve ese? En fin y la gente diciendo "¡Ve, este viejo, ni de eso se ocupo! Qué espera para arreglar el puente? Nos vamoS a llenar y a él que le importa"
-j Ehé! -exclamó levantándose- ya andan papalotes
-Ahora sólo falto que se nos venga el vendaval, -y cogiendo con los dedos un hormigón con alitas que estaba encima de la baranda se volvió a sentar o seguir pensando
La María Chú, doña Etanjslada, el Piche, la Paz Ortega, doña Justa y otras como la Emérita Pél ez y lo Nilo Vega que estaban haciendo sus compras en el Comisariato de Avilés, hablaron solo del asunto del maitro Julián Dijeron que tol vez eran los espíritus o si no, algún hechizo
-Tanta gente mala que hay ahora -dijo daño Etanislada .
-Pobre doña Hilaría -dijo la Nilo Vega
-Qllé vamos a platicar? platicando, pues?
-No Aquí no tiene que _ ?
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