Page 130 - RC_1966_11_N74

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ahora he cumplido con lo que me han encargado pero tengo miedo téngo miedo -se repitió- mie– do a todo y a nada "El corazón no traiciona" -Decía mi compadre Trinidad- y el pobre murió de un tiro -y se sonrió-- qué cosas! -exclamó

AholO estaba sentado en un rincón de la casa y miraba con atención a los seis muchachos echados en el suelo

-Quiénes serán? -se preguntó Quién será el padre de aquél?

De ese otro que está de pie? De aquel sentado junto a la paled? Todos parecen de buena familia, hablan como gente fina No hay que hacer -excla– mó -- estos muchachos son valientes - pensó un mo– mento Serán valientes? Se quiere valor pora me– terse en ésto y yo para qué me metÍ'? -y se pre-guntó- y yo soy valiente?

-Oiga amigo -dijo uno de los del grupo y se orrostró hasta Jo ori!la donde estaba el hombre

-Ajá -le contestó el hombre -Ud conoce bien este lugar, verdad?

-Sí, le contestó el hombre, y enseguida pensó Por qué me preguntará eso?

Después se le acercó otro de los muchachos -Cuántos guardias hay en el resguardo del Pe– ñón? -le preguntó-

-Uno -le respondió el hombre

-Ah, bueno -dijo el muchacho-- a ese fa tro-namos

-Ehs! -se dijo el hombre- Sería capaz éste de motar a un pobre guardia enfermo.

-Es un solo guardia el que está allí -le explicó el hombre- Un pobre guardia enfermo -le agregó

El muchacho no le oyó Se habían agrupados los muchachos y hablaban algo en voz boja

-Qué color -dijo uno de los muchachos levon– tándose y volviéndose donde el hombre le preguntó No se podría abrir esa ventana?

-No será peligroso? -le preguntó otro

-Están nerviosos -pensó el hombre- tienen miedo, como yo - y se sonrió Está bien -contestó después el hombre- voy abrir esa ventana, y enca– ramándose en una de las reglas del tabique empujó la ventano para afuera El hombre volvió a sentarse a Su rincón y siguió pensando

¿Quiénes serán? -se distrajo un momento y siguió pensando- Así pudiela estar un hijo mío Uno de estos muchachos pudiera ser un hijo mío El flaco alto que tiene una gorra en la mano, no me gus– ta, ese. otro bajito, lo veo muy insignificante Un relámpago abrió una brecha de luz que entró por la ventana y alumbró por un instante los rostros de los muchachos

-El que está o la derecho -se dijo con seguri– dad- ese muchacho sí me gusta Así' boja, grueso, moreno, con el pelo corto y crespo -así sería mi híjo– se dijo con satisfacción Y observando al muchacho que había elegido en la oscuro, siguió -Es el único que no ha hablado nada, ni me ha preguntado nada Ha de ser calmo, frío como yo y valiente -cabe– ceó dos veces y se sonrió- Buen muchacho --con–

tinuó- Así estaría un hijo mío, ni mós ni menos

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por qué no tengo un hijo Dios mío -exclamó-- . y

cómo se llamaría mi hiijo? -se interrogó- Yo le

hubiera puesto Francisco, como se llamaba mi tío, el viejo que me crió a mí Hubiera gozado mucho mi tío con Francisco de revolucionario Mi tío era conser– vador de los de antes "de pura leña con nudos", decía él -y se sonrió- Así le vaya poner Francisco Se levantó un poquito para acomodarse en su sitio

-Si me dan ganas de levantarme y abrazar

Cl

este muchacho Pasó un buen rato El más alto de los muchachos se levantó, sacó su reloj fosforescente y lo vio haciéndole una sombra con la mano

-Sólo faltan quince minutos -le advirtió o los compañeros Los muchachos se inquietaron -Oiga' -dijo dirigiéndose al hombre- sólo faltan quince minutos!

-Sí -diío el hombre y se levantó

-Ud será el último en salir -le explicó-Espere que yo le dé la señal

----Sí -djjo el hombre

Pasaron los minutos El muchacho alto veía a cada momento su reloj

-Ya es la hora! -dijo con seriedad, y levantan– do una mono, agregó - Como está convenido Y salió ladeándose por la puerta

Todos salieron El hombre oyó el ruido flojo de las pisadas entre la basura y fuego un retirado golpe de agua al caer oigo que se repitió varias veces -Están entrando en el bote -se dijo-- y esperó Al rato oyó un silbido Esa es la señal -se dijo Salió entonces rápido y cerró la puerta sin hacer ruido y después se vino andando con el cuerpo encorvado En el bote estaban todos y otros dos más con sus capotes, A uno de ellos lo reconoció -Buenas noches doctor -le dijo

El otro le dio una palmada en el hombro En– tonces los dos nuevos se subieron también en el bote El hombre entró en el agua y movió poro asegurarse el bote Después se voló de la orilla y se enderezó para arriba En el bote buscó a Francisco ¿Dónde irá el muchacho? -se preguntó- quisiera que fuera aquí junto a mí Yo no me hubiera despegado nunca de mi hijo -se dijo

No se muevan -recomendó el hombre en voz baja y claro No rocen los canaletes contra el bote, detengan el aliento y empujen con fuerza lenta– mente, pero con fuerza -recomendó

-Dónde irá Francisco? -volvió a pensar Otro relámpago se abrió y entonces se fijó que el muchacho iba adelante Así va bien -se dijo-- Así me da ra ¡mpl esión como que si fuéramos uno noche a tírar o los bancos Francisco va adelante con el rifle Yo llevo el bote y lo voy viendo El muchacho es listo, en todo se fija y va callado qué buen tirador sería mi hijo! Por qué no tengo yo un hijo, Dios mío?

se lamentó

Todos iban collados Sonaba en lo oscuro el golpe del agua

-Es pesado este chunche -dijo uno -Shii!!! -Jo callaron de adelante

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