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« Previous Page Table of Contents Next Page »Unas grandes sombras caían sobre sus cabezas El hombre iba doblado sobre el bote, remaba con fuer– zo, enderezaba el rumbo a tientas, levantaba un poco el cuerpo y resoplaba a veces
-Cómo va la hora? -preguntó uno de los mu– chachos
-Vamos puntuales -contestó otro
Siguieron en el río La lluvia sonaba adentro de la montaña Los relómpagos venían de muy largo, se abi ion como la'1902.oS en el cielo Nadie nablaba, parecían unas sombras que flotaban
Posaron un rato Caía ya uno lluvia rala y fría
-Allá es -anunció el hombre- en ese clorita de 111 izquierda -Ajó -dijeron
-Vamos a arrimar entle unos guobos que estón propiamente a la orilla -empezó a explicar el hom– b. e- debajo de las ramas, porque allí es mós oscuro Entonces salimos en fin a tierra Después vamos a seguir orillados siempre por la derecha, la coso es la– dear el resguardo del Peñón, sin que nos vean --Todos entendieron? -preguntó el muchacho alto.
-Sí -dijeron
El bote fue entrando debajo del ramal
-Agáchense -ordenó el hombre Todos se inclinaron unos sobre otros Al rato el bote estaba como clavado entre las raíces del árbol
-Que comiencen a bajar -ordenó el hombre -Ya saben lo convenido! -dijo el muchacho alto
Uno por uno de los muchachos fueron saliendo del bote, se oían los voces -Con cuidado! -Cuidado!! -Solí!! -Ahora!
-A ver! -El otro! -Yo, pues !
Todas estos veces son roras -pensó el hombre– suenan como huecas, sin fuerzo. parecen muertos estos muchachos
El hombre se bajó por último, afianzó el bote en una de las gambas y salió casi guindado de una ramo, se empujó y se meció como un mono hasta tocar la tierra floia y húmeda Después siguió detrós, capeán– dose en fa oscuro de los troncas
-Qllé ganas tengo de gritar j Francisco! veinte aquí conmigo, hombre! No ves que yo conozco bien este lugar tené cuidado muchacho, cuidado te vas a ensartar una espina en el tolón tengo miedo por este muchacho -pensó
El grupo avanzó un buen trecho Uno de los muchachos llevaba lo ametralladora bajo el brozo Otros dos se detuvieron y pusieron el saco con los ri– fles en el suelo, enseguida comenzaron a sacar y en-lregar a cado uno su arma ,
, Ya tendrá Francisco su rifle? -se preguntó el hombre- No lo veo a Francisco qué se hizo? Es capaz este muchacho de andarse por ahí desarma-
do No sabernos qué pueda pasar aquí quién sobe!
En este terraplén íbamos a detenernos y alguien saldría o reconocer es necesario prudencia si posamos descubierto el limpio que queda para ir al charco es peligroso
-Vamost Vamos! -dijo alguien
-Quién daría esa orden? -se preguntó el hom-ble Caraja! -exclamó- qué locura! si no es eso lo convenidol Quién daría esa orden? -se volvió a preguntar
-Vamos ya, pues! -dijeron los demás y corrie– ron unos detrás de otras y avanzaron hasta el limpio junto al charco
Agáchense! -ordenó uno, y todos se echaron beca abajo en el suelo y se quedaron inmóviles Qué habrá pasado? -se preguntó el hombre y se quedó en su IUgOl No se oía ni la respiración, el silencio podía iocal se con el codo
--Qué es ese ruido- -se preguntó el hombre, afinando su oído acostumbrado a eso Pareciera co–
1110 que alguien se hubiera quedado atrás y avanzara en la punto de los pies No será Francisco? -se rreguntó preocupade Afiló de nuevo su oído Sí --sé dijo- alguien viene qué raro y no se puede ver nada Allá se movió algo, detrás de aquel matorral De donde estoy no puedo gritar. Tal vez es algún animal, aquí hay muchos zorros Cómo hago? -di- ¡o-- el que me queda mós cerca creo que es el mucha– cho alto, pero no debo levantarme Se ladeó un poquito y levantó lo cabeza Qué roro todo esto! -pensó-- y se voltió con rapidez, En el mismo ins– tante, como relámpagos, salieron de los matorrales grandes fogonazos y gritos, gritos de hombres, de bes– tias y no vio más Un grito oyó encima de él y se lanzó de cabeza contra unos palos, se ladeó y sintió como un mordisco en un hombro y un montón de tie– rra sobre lo cm a
No se puso a pensar en nada y rodó, rodó hasta ardérsele la COla contra la hierba, se dio otro voltión hasta que sintió chocar contra el agua. Ahora sí -pensó- y se escondió entre unas coños Se tocó con dolor el hombro que le ardía y le sangraba, tenía el brazo pegado 01 cuerpo, se tocó la mano Como trapo es mi mano, -se dijo sollozando y se zambulló, un momento Aguantó un rato y después sacó lo otra mano paro agarrase a unos raíces, No <¡guanto el nombro -dijo- dejó flotm; la canilla· ladeándose un poco él, y se quedó i'nmóvil
De donde estaba oía voces, trotes Se acomodó mejor y esperó echado sobre el agua para coger alien– to Es la guardia -se dijo- Estábamos vendidos, nos estaban esperando Se soltó de las raíces y dejó flojo el cuerpo pam hundirse un rato, después flotó otro momento y levantando lci cabeza oyó muy cerca un grito Traigan un foco! Qué traigan un foco! Después se volvió o agazapar y esperó Allí es– taba cuando sintió que alguien corría para arriba y
luego que alguien se acercaba, se quedó allí, dio unos pasos y se volvió ,
't ..
-Alguien estó aquí -se dijo-- pqrece que está
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