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agachado, o que se está escondiendo, puedo oír

SLI

respiración desde aquí Tal vez es Francisco -pensó enseguida y sintió un escalofrío Francisco -se repi– tió- mi hijo que viene buscando lo orilla mi hijo! -se repitió turbado de dolor y de miedo- tal vez viene buscando ayuda y viene herido el muchacho, y sintió latirle el corazón, golpearle con fuerzo el pe– cho remojado

Entonces levantó algo la cabeza y le vio las botas Es él dijo con emoción que lo ahogaba y entonces se estiró lo más que pudo con angustia levantándose con el hombro ensangrentado, hasta que un relámpago alumbró afuera Francisco! -le gritó espantado-y ya no pudo sostenerse más, cedió la caña que lo

detenía y cayó de uh solo sobre el charco boca arri– ba Sólo fue un fogonazo y el ruido del disparo Un guardia corrió para allá y otro guardia se vino a la orilla y alumbró con el foco el charco

La luz amarilla cayó sobre el agua con sangre como una mancha que se extendió hasta lo orilla con los remolinos de lado del cuerpo que se hundía El guardia retiró entonces el foco del charco y alumbró con curiosidad al traidor, le vio primero las botas gruesas, después la pistola guindada en la ma– no, la camisa remojada de sudor y por último la ca–

ra

-Apagó esa luz, -le ordenó volteándose --Bueno -dijo el guardia, y apagó el foco

SATURNO

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AQUI no es donde nos dijeron -me dijo mi compañero

-Esperate -le dije- mejor vaya preguntar

-Señorá -llamé a una mujer que pasaba en la acera No sabe Ud si vive por aquí doña Lola Gaitán?

-AlJó -me señaló la mujer, estirando la ma– no- d~spués del poste de luz

-Ah bueno Muchas gracias

Entonces nos subimos a la otra acera La calle estaba húmeda y se sentía el olor que viene del lago, un cierto olor a lodo y sardinas

-Ojalá que encontremos comida a estas horas -me dijo mi compañero -Vamos a ver -le dije

Nos paramos y golpeamos en la puerta del za– guán

-Es en la otra puerta -nos dijo un muchacho Entonces nos fuimos a la otra puerto que estaba obier– ta y entramos Había una salita con piso de modera y varios asientos colocados a Jo orilla de la pared con los balancines poro arribo porque estaban barriendo -Buenas tardes -dijimos

-Pasen adelante -nos contestó un hombre que estaba componiendo, a la luz de la ventana, la pata de unos anteojos Atravesamos la salita y salimos a un corredor que quedaba en olto y desde donde se divisaba el lago y las tejas de zinc manchadas de sarro de una bodega

Abajo había un patio con piedras y un gran palo de jícaro bien verde

En el corredor encontramos varias mesas con

manteles y en una de las mesas, dos hombres que es–

taban terminando de comer

-Sentémonos aquí -le dije o mi compañero Nos sentamos y mi compañero se sirvió un vaso de agua del pichel que estaba puesto

-Ah! -exclamó, escurriendo el vaso-- Me venía secando de \0 sed Al rato solió uno señora de adentro y se acercó.

---Buenas tardes -dijo

-Buenos tardes -le dijimos- Queríamos sa– ber si nos pudiera servir algo que comer

-Vamos a ver -nos dijo sonriendo- Como es tan tarde si se esperan un momento Y se

detuvo a mirar a mi compañero

-Ud es Silva, verdad? -le preguntó -Sí -le contestó mi compañero -Hijo de don Chico? -Sí

y qué se ha hecho don Chico? Tiempo tengo de no verlo -Está en Granada -Pero está bien?

-Sí Ahí va más o menos -Me lo saluda -Como no

La señora dio la vuelta y volvió a entror en lo cocina

Uno de los hombres que estaban sentados en la otra mesa saludó, a mi compañero

-Donde quiera te conocen a vos -le dije

-Callate -me dijo- Ese es mi amigo don Chemita

-Don qué ?

-Don Chemita! Yo va a empezar a hablar --me dijo, oílo- Yo volví a ver a mi compañero -Bueno -le dije

-"Fue en mi viaje a Upala" -empezó a hablar don Chemita alzando un poco la voz, como poro que

fa oyéramos

-Ajá -le dijo el otro que estaba con él, y se sonrió con nosotros

-"Yo tenía unos reales regados -siguió don Chemita- y me fui a recogerlos Me voy a apro– vechar del viaje -me dije- para traer unas cudtro fanegas de frijoles que me habían encargado, y tam– bién me alisté algunas otras cositas para vender alió Ud sabe, amigó Que este su amigo siempre anda algo que vender Bueno pues, me fui en el remolcador de los Pochicas Solimos sábado, calculando yo estar

de vuelta el miércoles paro así coger el vapor Victoria para Granada, porque también quería llevar a Grana– da un cacao que pensé comprar en Upala

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