Page 133 - RC_1966_11_N74

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-Buen cacao el de Upala y más barato que el de Rivas Bueno pues, llegamos sin ninguna dificul– tad a Upala El remolcador de los Pachicas se vino el domingo, temprano Yo no podía venirme el do–

mingo porque hasta en la tarde terminaba de hacer mis cobros, sobre todo tenía que esperar el lunes para comprar el cacao y terminar de recoger lo que me ha– cía falta de los reales El lunes y el martes cobré casi todo, y vea, con buena suerte, recogí como tres– cientos pe§os y conseguí buen cacao y unos frijq!es muy hermosos y a buen precio Me alisté de todo y pensé venirme en bote a San Carlos Ya era martes, como le dije, y entonces me fui a buscar a un hombre para que me trajera, pero es difícil con esto de que ahora todo mundo solo coge para la montaña con la cuestión de la raicilla, la pagan bien, pero a mí nunca me ha gustado trabajar con raicilla es muy ex–

puesto Bueno pues, me cogió la tarde buscando al hombre, hasta que una señora me recomendó a un tal Soturno Me dedico pues o buscar al tal Satur– no y amigo, lo encuentro en uno cantina bien pica– do Ni pensar! -dije yo- cómo me voy a exponer

(J irme con un picado Me volví donde la señora a contarle

-Tal vez sabe de algún otro? -le digo -No don Chemita -me dice lo mujer- si ese solo vive picado, así trabajo él Es verdad que es picado, pero así como lo ve, es muy honrado

-Ehs! -me dije yo- ni lo conozco y yo con estos reales en la bolso Con lo que le cuesta a uno hacer sus realitos verdad? Pero también pensaba que si esperaba hasta la otra semana que viniera el remolcador Qué iba hacer yo allí en Upala gastando en pensión y comida? Y con los frijoles, el cacao y los reales, y más que tenía esperanzas de coger el va– por Victoria el miércoles en la tarde cómo hago -me dije; y entonces volví a buscar al tal Saturno -Yo le hago el viaje -me dijo- en la madru-gadita estamos en San Carlos -me aseguró . -Pero no sigo bebiendo -le digo

~Ah nó! Eso, no --dice Saturno, muy se-rio-- Yo trabajo, pero picado Sin trago yo estoy perdido -y se rió- Jua! Jua! --enseñando unos grandes dientes como clavijas

-Ah, pues no! -le respond~, y me volví a dar vlJeltas por las calles a ver si me conseguía alguno otro No! Qué va! -me decían- Ese viaje solo Saturno se lo hace Bueno _rne dije- qué va– mos hacer! Y me volví donde el hombre

-Bueno, Saturno -le dije- alístese, pues -Así me gusta -me respondió

Y dónde tiene el bote? -Allí abajito

-Pues que no nos cojo la noche -le dije Comenzamos a cargar El hombre no parecía, en dos horas tenía cargadQ el boté Yo lo esperé otro rato porque se fue a traer una palanca y el saco ahu–

lado con sus cosas Cuando volvió me fijé que traía

un litro de guaro en la mano

-Ah no! -le dije- Más guaro, no -Trato es trato -me dice-- Ud quiere que me muera de la gamo?

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-Vámonos pues, de una vez -le digo por-que, qué iba hacer?

Ya era de noche, no había luna Yo me senté adelante entre los sacos y Saturno atrás, canoleteando -En el nombre de Dios! -dije yo cuando ya doblamos y se perdían las luces del muellecito -Tal vez me pueda dormir un rato -pensé Y9-–

y que en la madrugada ya estemos en San Carlos La noche estaba bien oscura Voy a rezar el rosario -dije y comence por contar los misterios en los botones de la camisa y las Ave Morías con los de– dos, pero me aburrió Me puse a pensar un rato Solo se oía el golpe del agua y los pujidos de Saturno empujando con el canalete Allá, de vez en cuando, jalaba el litro de guaro y se lo empinaba Hasta donde estaba yo oía saborearse al hombre

-No quiere un quemón, don Chemitá? -me dice

-No, hombré -le contesté- yo no bebo

-j Ehs! -pensé yo- Este como que quiere picarme Qué difícil se gana uno sus reales

Y este hombre -pensé- ¡Qué pierde con nada! Conmigo, por ejemplo Además, este hom– bl e ha de saber que yo traigo dinero, y que traigo ade-mós unos buenos reales en frijoles y cocao !

Cuándo que no! Como no va saber esta gente lo que cuesta un saco de frijoles o de cacao? Si viven en esto

A un picado -seguí pensando- se le puede meter cualquier cosa y después? Con decir Yo no me acuerdo b si no Yo no se, se ha de haber dor– mido don Chemita ¡Caraja! ¡Qué vaina! Porque además es verdad que si me duermo y me voi al agua, me ahogo yo no sé nadar Y bueno, dirán A quien se le mete en la cabeza montarse en un bote, de noche, con un picado

j Dios mío! ¡Qué horrible pensamiento se me vino! si a este hombre se le mete darme un canaleta– zo Con la oreja del canalete me hunde la cabeza y me mata de un solo Como era de noche --puede decir- lo agarró una rama de guaba y Jo golpeó Y aquí quién va a averiguar nada? Y si averiguan? Yo ya muerto? para qué?

Entonces pensé hablarle, para coger confianza Va a notar que tengo miedo -pensé- Mejor espe– ro que él me hable y así me estuve cavilando, hasta que al rato, me dice

-Don Chemitá y ya vendió todas Jos alhajas que trajo?

Cara jo, -pensé yo- este está averiguando si traigo alhajas , -Todas las vendí -le respondí, rápido --- -Yo necesito comprar una esclavita Se la quería regalar a uno jaña que tengo -dijo-, y ¡jua!

j jua! -'-se rió

Vaya cambiar de conversación, pensé Y vos sos de aqu¡:, Saturnó -le pregunté -No -¡Ah .!

-Yo soy del Arenal -dijo enseguida Aquí he vivido, sí

_ Tenés aquí a tu mujer y tus hijos?

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