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« Previous Page Table of Contents Next Page »-Los hijos se murieron -jAh !
-j Quién sabe! -c-dijo- Se morían cuando iban naciendo
-Alguna enfermedad -le dije yo -jJua! jJua! -se rió
-j Caraja! -dije yo- jQué feo se ríe este hombre!
Seguimos callados¡ se veían unos relámpagos¡ como que iba a llover
-Don Chemitá -me dice al rato- Ya estoy picado Mejor nos arrimamos por ai. Q. ver si duer– mo un ratito¡ y luego seguimos Parece que yo va o empezar a llover
i Ehs! -.-me dije yo-. Ahora si se pone peor la cosa Este me puede matar aquí y me deja allí tirado en el monte
-Es mejor que sigamos -le dije
--No -dijo él-.- quiera cchar un peloncito Sentí el ruido del bote al entrar la proa en el Jodo de la orilla Yo me quedé donde estaba y empecé a rezar Me acordé de mis pecados De suerte que yo no le he hecho mol a nadie Es verdad que he vivido del comercio, pero esto es un l/te quito'¡ y lime
quitasl/' Ud conoce este negocio y además; no le pogcm a uno todos las aflic,ciones ,
Bueno pues, al roto ya estaba roncando el hom– bl e, bien dormido Y ahora era otra pena, empecé a tener miedo de verme solito y ~I terror de que si me agarraba de un gamalote¡ lo menos que p09ía encon– trar era una culebra y si na me agarraba, la corriente nos orrastrabo, hasta ir a dar a un banco de 01 ena y allí acabar mis días
-Don Chemitó -me dice al rato- Ud le tiene miedo a las culebras? -Pues, jsv! ~-Ie dije
-Aquí hoy muchas Ud conoce la Barba Amarilla? Pues mata a una danta. Y la Toboba? Pues pico, y después uno se hincha como un tronco Uno Toboba mató o un tío mío Y Ud conoce al patotobo\:la? .' . . .
-No -·-Ie respondí, molesto ele su conversación -Pues es igualito a un patito, mediano y cenizo¡ andó CI las orillas ,y es igual al piquete de una cu– lebra
y anda de noche? -le pi egunté preocu-podo
-Pues, casualmente solo de noche -me dijo ,Que va! -..-pensé yo- nunca he oído que un ave
~ca venenosa
Pero en fin¡ ya ¡;é, este hqmbre me quiere meter en miedo "
Pero yo no tengo, miedo .• . Empezó a llover y yo tenía frío i pios mío! -dije- si s.algo bil:n de aquí le vaya dar cien pesos uf ~ura d,e San Carlos poro que arregle la pared de atrás de la . Iglesia .. y cincuenta pesas para los po– bres y cincuenta pesos mós para las monjitas del Hospicio de Granada .Ya suman doscientos pesos¡ -pensé, haciendo la cuento- Qué? -dije¡ ,apor– tando las ideas [T1€squjnas,..ql,le a uf19 ,s~ t~;~~Mnen
¡ Promesa es promesa! El 'hombre estaba i:lormido
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oh a vez llovía más recio Yo, francamente me sen tia ya medio muerto Veía Ivces en el monte, oía ruidos horribles adentro de la montaña A' veces me párecía que volaban serpientes en el aire ¡Don Satúrno! jDon Saturno! -lo llamé varias veces¡ pero
el hombre estaba bien sorneodo. ' , A mí me empezó a doler un brozo ¡ Caram-ba ! Y es el brazo izquierdo j Al lado del córa– zón! ¡Me va venir un ataque! -pensé- Tan bruto¡ que nunca fui donde el doctor, por no pagar los cincuenta pesos pero es que uno tiene que trabajar, y no quedo tiempo Ahora prometo que voy a ir Estaba temblando, me dolía la nuca y la parte de Qtl ás de la cqbezcl y también tenía una pierna entu– mido í Este es parálisis! -pensé- Aquí acabé mis días Y si pierdo la voz?
-j Saturno! i Saturno! -grite
, .Pues todavía pueda hab,lar -me dije. Perq si
perdiera la voz¡ o si me agcirrcJla un animal? QUé cuerlta se va a dar este picado? Y jos reales que ten– go en la bolsa? Se van a perder Mejor las voy o sacar de la bolsa, pero si los dejo aquí en el bate Quién va a saber? Allí se van a estar hasta que los
tilen cuando achiquen el bote
Estaba muy nervioso Sentí calambres en todo
el cuel po nó sé, l'ne pesaba la cabeza y la rabadi-lla y me dormr
Me dorrní acabado hasta venir a despertclI me de un brinco
¡Algo me'despertó! ¡Qué susto!
Cogido de \d mura del bote y cas; echado sobre mí estaba lo cara de Saturno ¡Ay! ¡Ay! -grité
~jJua! ¡Juo! -se rió Saturno con sus grandes dientes de Clavija. i Echée! -···-me señaló con la mano -jSan Carlos! ¡San Carlos! -grité divisando 01
puerto
, ¡ Qúé dicha! j Estábamos frente a San e arios! Habíamos dormido allí nomasito, del puerto
-Es que anoche no quise meterme al ldgo --me dijo i No ve que había mucho viento!
_._j Cardmba¡ Saturno!, -,le dije i Qué bien pensadb!
Este es un hombre bueno _.pensé enseguida El
eS un picado¡ verdod, pero como me dijo la si:lñora de
Upola bllen hombre y sobre todo honrado'
Así fue que atravesamos 'en solo la mañanita' el lago y a los ocho estábamos en el muelle de las gor– dos Allí' hómás arreglé el descOtgue y ordené que me pasaran los sacos a fa bodega del Ferrocarril para manifestallos en el Vapor Victoria y roca de con– tento me traje a Saturno a comer Saturno me quedó viendo
-Ah, sP -dije riéndome Sírvomele!:!n buen trago. y dE)spués su desayl,lnq. '
; Después ql,le com,imos le pagué Qoce pesó!; me. cobró pór ~I yiaje
t
yo lE! regqlé diei: pesos más 'y te}< davía me lo llevé él mi pie.~ci y ,le qi .l,mpar d~ 1(9fO?
que tenía todavía bueriqs¡, una camisa. kacfI.iis y
un sombrerO' le recomendé que no voJvieJa a beber, Saturrio 'me quedó¡ viendo' y
después.?(;l 'r'i6'.,': J"o fui a dejar hasta el muelle y se fue contento " -, .. ,
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