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Aquel día yo me apuré para hacer todas mis evo-luciones " ' Vendí pien parte del cacao y los frijoJes A fas tres, me alisté y me fUi para el barco que estaba fon– diodo bastante afuera Me fui en la gasolina de Che– pe Rayo Antes, el' vapor Victor ia se quedaba bien afuera, por las Bolsillas Se acuerda? Dos horas era 'lo menos que uno tenía que navegar para coger el Vapor

Yo iba alegre y no queda acordarme de todo

lo de la noche anterior Cuando ya íbamos bastante afuera, dicl> Chepe Rayo' Allá diviso un bote que va solo Me levanto yo y ¡Claro que lo rcco-nací! ¡El botc de Saturno! i pobre Saturno! Se picó se picó con los reales que le dí i él era tan bueno, pero tan picado! Le ha de haber soplado

viento, y 'el hombre bien picado cayó al agua ¡Vamos! -grité- ¡Vamos al bote! Y vilamos a un

fado El remolcador volaba ¡Más rápido! -les de– cía yo El remolcador dio la vuelta El bote estaba solo Apagomos el motor y nos acercamos canale-teondo j Pobre Saturno! j pobre!

Cuando ya nos acercamos hasta lIegor

j Qué susto el mío!

-j Carajo! -grité yo

En él plan del bote estaba echado Saturno, bien picado y cucmdo me vio jJua! jJua! -se rió ense– ñando los grandes dientes como clavijas

El hombre que estaba con don Chemita nos vol– vió a ver riéndose

Yo también volví O ver o compañero que se había quedado ido oyendo o don Chemita -Te gustó? -le pregunté -j CJaro hombré!

-'-Esto está bueno para un cuento tuyo -Si -me dijo

y lo escribió

LA CULEBRA

-jMamá j Ah Aha6 r

-¡ Qués ! ¿ Ah? i Ai voy!

jJosé José! -lo ¡lomó sacudiéndole el brazo ¿Estás soñando, hijó ? i dabas gritos!

-¡Ah ! No sé ¿Estaba gritando? -Ha de ser que comistes y ai nomós te acostas-tes Date vuelta al otro lodo

El hombre se acomodó en su tabla Se empujó con los talones y se estiró

La vieja volvió a su rincón, levantó el mosquitero

y se metió

Afuera no se oia nada El viento hacía remoli– nos en el patio La Juno se divisaba pálida al otro lado de unos árboles secos Pasó un rato La vieja alzó.la cabeza para ver al hombre, vio que se movió y entonces se quedó tranquila

Alió de repente se oía algún pocoyo que bajaba cerca y chillaba en el patio.

La vieja se cobijó los pies y se sentó en la tijera

~¡Josél j losé! -llamó otra vez 01 hombre- ¿Que te hicistes hijó?

-Aquí estoy -le contestó de afuera -Que te sentís mal? -No Es que salí a orinar

-¡Ah, bueno ... !

El hombre estaba parado a la orílla del cerco La viejo lo vio de espaldas "Algo tiene éste" -pensó

El hombre volvió a entrar ai roto Se sentó en la tabla y se restregó (os pies sacudiéndose el polvo, en– seguida se echó boca arriba con los brazos debajo de

la cabeza

, Soplaba viento ofuera La vieja levantó el mos-quitero 'i sacó la cabeza -¡José ~ -le habló

-Qués -respondió sin ganas el hombre -¿Qué tenés Ah? -Que vaya tener !

-¿No sentis algo? Tal vez es calentura

-No No es nada -le dijo

La viejo se levantó y se vino para afuera Cogió un trapo que tenía guindado del clavo de lo puerta, se lo puso encima y salió para la cocina Escurcó en el cocinero y sopló varias veces Algunas brasos se reavivaron La mujer atizó el fuego con unas astíllas, busc6 un iono y cogi6 agua de un tinoi6n Cjue estaba al lado Después volvió a soplar y entonces apareció una llama rojiza que hizo resplandor

El hombre también se había levantado y andaba sin camisa, dio una vuelta y después se acercó

Lo vieja se apartó y cogió un tarro que tenía en el banco y Jo ladeó para ver adentro -jSi ni hay café ! -le dijo

-¡Ai déjelo -dijo el hombre, Se hizo o un lado y se sentó sobre un montón de leña.

-¿No querés que te haga un tibio, pues ? -Bueno -le contestó

La viejo atizó el fuego con otras astillas y des-pués se enderezó parándose enfrente del hombre -Te he visto medio tristón, hijó -No -cabeceó el hombre -¿Te vení1s a quedar ahora ?

-No, mamo me voy ir

-j Otro vez pues l

Lo vieja se quedó pensando un momento -¿Que an9ás huyendo. ? j Decíme Ah -¿Qué le vaya decir, mama ?

La vieja se dio vuelta y se agachó para ver el jarro

-¿Te persiguen ? -Sí -le contestó

-j Ay ! -se quejó lo vieja, enderezándose -¿Ve ? Por eso no le digo nada La vieja se voltió de frente

-Ya ve, pues. ahoTa empieza a llorar -No -le dijo la vieja secándose los ojos con el 1ropo

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