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la estupenda acogida que se le dispensaba, llegaron al Anglo donde Cranhaw se apresuró 9 alojarlo en la me– jor de las piezas

La noticia de su llegada se propagaba entretqnto

con pasmosa rapidez por los corrillos dé la capital y hasta se trasmitía por teléfono a las otras ciudades 50bre todo a Granado donde producía extraordinaria sensación Corrían toda clase de versiones sobre el objeto y carácter de la visita del yankee, sobre su vida, modo de ser y costumbres y los que decían conocerlo de antiguo eran acosados a preguntas Mr Dougherty era el plato del día

En los círculos oficiales se decía con insistencia que el senador Dougherty venía a exigirle la renuncia o Tacho y a terminar con su candidatura En cambio en los círculos somocistas se aseguraba que venía a imponer a Tacho e igual cosa se aseguraba en los círculos chamorristos respecto 01 Gral Chamarra Don Demetrio Cuadra afirmaba que el senador Dougherty se había hecho íntimo de su hermano Car– lós en las Conferencias de la Habana, en donde acom– pañó al Presidente Coolidge y que nada extraño sería que viniera a imponer la candidatura de su dicho her– mano El senador Gómez aseguraba que venía a persuadir a los opositores del tratado comercial Los círculos femeninos se manifestaban extraña– dos de ver a un senador tan joven y tan guapo, y se decía que imitaría a su sobrina Heleno casándose en esta capital

(ntl ¡godos con tanta novedad, los Directores de Opera Bufa fueron en compañía, naturalmente, de su fotógrafo Malina, a entrevistar al personaje Al lle–

gar al Hotel vieron que ésto era imposible tal era la cantidad de pelSOl"\as <:le categoría que se encontra– ban visitando al ilustre recién llegado

Una delegación del Comité de Festejos que se organizó en Granada tan luegó se supo la noticia, rompuesta de don Martín Benard, doctor Alejandro César, don JUC/I1 José lavala, doctor Juan José Martí– nez, doctor Joaquín Gómez y Dr Carlos Cuadra Pasos,

~e enr.ontraban en esos momentos departiendo secl eta

'J miste, ¡osamenta con el S~nádor Dougherty dentro de su propio cuarto Fuera, paseándose nerviosamente, el delegado de la P, ssiden~ia con don Lisi; sentado en un canapé y abanicándose con vigor, el Magistrado doctor Carlos A Morales, así (amo también otros per– sonajes semejantes, con evidentes señales de disgusto por la actitud sospechosa de la delegación conserva– dora

Pelo la nota escandaloso se produjo cuando se tuvo conocimiento de que el Senador Dougherty, convencido por la delegación conservadora, había so– lido por la puerta de su cuarto que da a la calle, y tomado un carro había sido conducido al tren. y de am a Granada, en donde sería objeto de magníficos feste– jos En las esferas oficiales hubo verdadero disgusto en vista de que quedaban burlados los festejos que estabClIl organizados para aquel mismo día, a saber Lunrh a las dos de la tarde, en casa de doña Maruca de Dloyfus, íntima amiga de Helen Dou¡:¡herty, a las tres y medio, "bajo" en la piscina del Club Azotea, ofrecido por la directiva de ese centro, a las cinco, Té Danzante en casa del Dr Vicente Navas Arana y se-

ñOla, a las seis copa de champaña en la manslon de don Carlos Palazio, a las nueve, banquete y recepción eficial en Casa Plesidencial Todos estos festejos quedaron bUllados por el maquiavelismo de los grana– dinos que se llevaron al inocente Mr Dougherty A su llegada a Granada, la sociedad entera lo espel aba en la estación, de donde fue conducido en el auto de don Valentín Horvilleur a la casa del doctor Alejandro César, donde fue alojado

La copa de champaña con que fue obsequiado el importante huésped en el Club Social de Granada es– tuvo concurridísima y fue un verdadero acontecimien· to social Los polit ieos de aquella ciudad comenzaron a sentirse desconsolados porque el Senador prefería mucho la compañía de las lindas muchochas de Gra– nada, a la convel sación seria y trascendente de ellos Se mostraba encantado del inglés de Miriam Downing, de 105 jos negros de Mina Gómez, del carácter de Gra– ciela Bendaña, del recato de Alicia Barberena, y goza– ba más bailando cen Julita Chamarra que hablando con don Nicho sobre el Canal, asunto que decía des– conocer por completo, con don Martín Benard sobre la cueslión presidencial de Nicaragua, asunto que lambién decía desconocer por completo, o con el Se· nador Dem~trio Cuadro sobre el Senado Americano, asunlo que también decía desconocer por completo, o con el doctor Diego Manuel Chamarra sobre la política económica del New Deal asunto que también decía desconocer por completo, y afirmando que el asunto que le interesaba únicamente era la venta de tacones de hule, lo que parecía absurdo yero celebrado por todo mundo coma un gracejo del Senador, muy de es– tilo yankee Al discurso, altamente patriótico y elo– cuente del doctor Cuadra Pasos, en que además de elogiar a la Gran Nac"lón Americana, dijó que él Se– nador Dougherty era uno de los mós glandes interna– cionalistas del mundo, reconocido por todos las autoridades e~ la materia, el festejado respondió cón las siguientes palabras en mal español

_1 thank you very much Mi nó ser senotor, mi no ser internacionalista, como decir chistosamente

doctol CuOtlO Posos Mi ser hombre plain Mi es– tor muy contento con gente nicaragüense por recibir tcdo mundo con tan velY good porties Mi querer Cluedar in Nicaragua in business por vender tacones de hule I thonk you very much

Una salva ele aplausos y de risas celebrando la f:]raciosa ocurrencia acogió estas palabras El Diario Nicaragüense los comentó en un editorial titulado el MistErio de Mr DOLlgherty, diciendo que ocultaba in– geniosamente su verdadera personalidad para ~ejor

cumplir con su alta misión a favor del gobierno liberal y de la estabilidad del Presidente Sacasa

Pero tcdo el resto del programa granadino, el paseo a las isletas, las comidas de don Martín Bernard en el Trianón la del doctor Martínez en su cosa, el garden party 'en el parque lavala, la organizada en ias Marías de don Alberto Alfara por el grupo de libe– rales que se habían mantenido alejados, todo quedó también fru5trrtdo cuando Mr Dougherty tuvo que emprender rápidamente su regreso a Managua, des– pues de leer en los periódicos capitalinos la delicada

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