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situaCión creada por su viaje a Granada en las esferas oficiales que se sentían desairadas por el senador Tan luego llegó, se dirigió a la Legación Ameri–

cana donde fue recibido por el Secretario Mr Warren, pues, en esos días no había todavía Ministro. Por fin se aclaró la situación, al encontrar Mr Dougherty una persona que le creyera que él no ero Sen.ador Americano sino lm simple agente vendedor de tacones de hule que iba de Panama paro México City y que a su paso por Managua había sido obligado a perder el avión pOI las manifestaciones de que fue objeto debido a su nombre y a su elegante tipo y a la fantasía de don Horacio Espinosa, que dijo reconocer en él al Senador Dougherty, tío de Miss Helen.

Mr Dougherty explicaba a Mr Warren que él había pensado que este era un pueblo extraordinaria– mente hospitalario que invitaba a los pasajeros a que– darse aquí pora hacerlos objeto de festejos

Con mucho reservo fue manejado este asunto en

klS esferas oficiales y diplomáticas, resolviéndose que

el agente vendedor Dougherty, que dejó tantos COra– zones partidos, por quien tantas mujeres rivalizaron, en quien tontos políticos pusieron sus eSp'eram:as, partiera silenciosamente en el siguiente .avión de lo Panaire La verdad sin embargo trascendió al público y fue lo comidilla de los corrillos de sociedad

Cuando al día siguiente Alan Dougherty llegó solo, humilde, con su valija, a tomar secretamente el avión que lo llevaría a México, quiso la irónica fortuna que en el campo de aviación se encontrara otra vez

con~regada la sociedad para despedir

Q cierto perso– naje eminente que partía Todos aquellOs y todas aquel/as que ayer no más lo consideraban el personaje más importante que había visitado Nicaragua y cuyo amistad los enorgullecía, se hacían ahora los que ni

siquiera lo conocían y le daban la espc;¡lda

El apuesto vendedor de tacones de' hule subió

Q

la cabina y se despidió mentalmente de Nicaragua, murmurado entre dientes

--Everybody is crazy in this damned country.

CONSEJOS PARA FIGURAR

1 -Cuide el físico y su lYlanera de vestir No ande sin sombrero pero tampoco vaya o comprar un sombrero comO el de Don Rafael Cabrera Use ano teojos negros q los horas de sol como el doctor Sevilla SacasQ¡ pero no hasta de noche como don Mariano Buitrago Ajá, salvo que padezca de orzuelos COmO el doctor Flores Vega y don Heberto Lacayo Si vive en la ciudad no vista de kaki como don Fernando Cha– mono Pasos, ni mucho menos ande en camisa, a no 5cr que sea Ud Don Carlos Palazio y use camisa abier– la d.:') mangas chíl1gos No se haga lustrar los zapa– tos en la acera tomo don Enrique Castillo Balladotes, sino hágalo on la oficina de algún abogado como don Gerardo Laquyo Use pantalones con las bolsas ade–

lante como don Ivktrcelo Ulvert )r , perQ nunca brinca– charcos corno el doctol Icaza Icaza y el señor Ministro de Checoeslovoquia Dr VIClstimil Kybal. No ande con un escarpín d3 un color y otro d~' otrO como el Director de Opera Bufa, ni m.ucho menos sin escarpi– nes como don Eduardo Alaniz Es conveniente que lIse un bigotillo distinguido, ni tan escaso como el del don Enrique Caldera Jr ni tan espeso como el de don Alfredo Polazio, sino tan fascinador y perfecto, ton cuidado y tan oterciopelado como el del doctor Gui– llermo Sevilla Sacasa No use el pelo tan rolo como don Carlos I<nofffer, ni tan churuco como don Enrique Motín, ni tan parado como don José Coronel Urtecho, ni tan ensortijado como don Joaquín Pasos y don Paco Fial/os No use patillas largas a no ser que sea Ud el

General Somozo

2 -No asisto al Clámer y al América como don Roberto RappaccioH, sino únicamente al González y

al Margot Cuando asista al Margot tenga buen cui. dado de sentarse en el ala derecha que es donde se siento la gente que figura Cuando asista al Gonzá– lez siéntese en la parte de atrás, teniendo buen cuida-

do de no pasar nunca más adelc!mte de las bancas de enmedjo No vuelva nunca la cabeza Sonría dis– cretamente Si lo película es demasiado chistosa o en español, sálgase a media película Mejor dicho, nun-ca asista o películas en español Nunca diga como (iabry Rivas que la película ha sido formidable! formi– dable!, aunque no se lo pregunten Si acaso le preguntan muestre con una sonrisa ligeramente apro– hativa ~\I parecer favorable, como don Jorge Dreyfus que SOnl ío y baja la nariz en signo de muda aproba– ción No salga precipitadamente como Mr John Moy y señora Por lo contrario, deténgase y dej€1 saBr a lbs demás como el doctor León Debaylé y señora Nunca se duel ma en el cine comó el dódor' Vicente Naves, ni compre cacao maní como el doctor. Leonor· do Argüello De ninguna manera se le ocurra mas– car chicles, ni coma caramelos de leche de b\-irra como los jóvenes franceses Lichenstein y Levy No se quite

105 zapatos aprovechando lo oscuridad coma dón To– más Cranshaw, ni se coma en el ciné los chocolates Ex-Lax que éste le obsequia A la solida del cine no se crea obligado a llevar en coche o en taxi a sus a("ompañantes como el doctor José Moría Siero, a no ser que tenga (luto pI opio como don Agustín Chamarra. Pero si está lloviendo no los oblige a irse o pie bajo el

éJ1uO como don Joaquín Pasos Argüello a sus invitadas Es oportuno conducirse después a donde Ptío, pero no

pida una mal tina con reposteríó como don Fernando Chamarra Pasos, ni pierda la Qulzura de su carácter como el doctor Octavio Pasos Montiel porque se tar– dan en servirle su refresco Tampoco se indigne con el sirviente qlle le lleva uno cerveza. en lugar de una leche malteada COmo don Pablo Leól ni se pese como

el doctor Diego Manuel Chamorro y señora, ni se mise en el espejo corno don Otto Lamm. No hay rozan para que se empeñe en tacar el piano de Prío, ni can– tar, como el arquitecto español Sabater Al retirarse

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