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Que, dando ejemplo, empiecen con sus propios habe–

res, como ya lo han hecho muchos hermanos nuestros en el Epjscopaqo (33). Responderán así a la expec– tación de los hombres y serán fieles 01 Espíritu de Dios, porque es "el fermento evangélico el que ha sus– citado y suscita en el Corazón del hombre una exigen– cia incoercible de dignidad" (M).

Pl'ogramas y planificación

La sola iniciativa individual y el simple juego de la competenda no serían suficientes para asegurar el éxito del desarrollo No hay que arriesgarse o aumentar todaví!l más la riqueza de los ricos y la po– tencia de los fuertes, confirmando así la miseria de los pobres y añadiéndola a la servidumbre de los opri– midos los programas son necesarios para "animar, estimular, coordinar, suplir e integrar (35) la acción de los individuos y de los cuerpos intermedios Toca a los poderes públicos escoger y ver el modo de imponer los objetivos que hay que proponerse, las metas que hoy que fijar, los medios poro llegar a ellas, estimu– lando al mismo tiempo todas las fuerzas, agrupadas en esta acción común Pero ellas han de tener cui– dado de asador a esto empresa los iniciativas privadas y los cuerpos intermedios. Evitarán así- el riesgo de uno colectivización integral °

de uno planificación arbitraria que, al negar la libertad, excluiría el ejer– cicio de los derechos fundamentales de la persona humana

Al SCl'vícío del hombre

Porque todo programa concebido para aumentar lo producción, al fin y al cabo no tiene otro razón de ser que el servicio de la persona. SI existe es paro reducir las desigualdades, combatir las discriminacio– nes, librar al hombre de fa esclavitud, hacerle capaz de ser por sí mismo agente responsable de su mejora material, de su progreso moral y de su desarrollo es– piritual Decir desarrollo es, efectivamente, preocu– parse tonto po rel progreso social como por el creci–

miento económico No bosta aumentar la riqueza común para que seo repartida eql,Jitativamente No basta promover la técnica para que la tierra sea hu– manamente más habitable Los errores de los que han ido por delante deben advertir a los que están en vía de desarrollo de cuáles son los peligros que hay que evitar en este terreno La tecnocracia del ma– ñana puede engendrar males no menos temibles que los del liberalismo de ayer Economía y técnica no tienen sentido si no es por el hombre, o quien deben servir El hombre no es verdaderamente hombre más que en ./0 medida en que, dueño de sus acciones y

juez de su valor, se hace él mismo autor de su pro–

greso, según lo naturaleza que le ha sido dada por su Creador y de la cual asume libremente las posibilida– des y las exigencias

Alfabetización

Se puede también afirmar que el crecimiento

económico depende, en primer fugar, del progreso saciar, por eso la educación básica es el primer obje– tivo de un plan de desarrollo Efectivamente, el hambre de instrucción no es menos deprimente que el hambre de alimentos un analfabeto es un espíritu sub-alimentado Saber leer y escribir, adquirir una formoción profesional, es recobrar la confianza en sí mismo y descubrir que se puede progresar al mismo tiempo que los demós Como dijimos en nuestro mensaje al Congreso de la UNESCO, de 1965, en Te– herón, la alfabetización es para el hombre "un factor primordial de integración social, no menos que de en– riquecimiento personal, para la sociedad, un instru– mento privilegiado de progreso económico y de desa– rrollo" (36) Por eso nos alegramos del gran trabajo realizado en este dominio por las iniciativas privadas, los poderes públicos y las organizaciones internaciona– les son los primeros artífices del desarrollo, al capa– citar al hombre a realizar por sí mismo

Familia

Pero el hombre no es él mismo, sino en su medio social, donde la familia tiene una función primordial, que ha podido ser excesivo, según los tiempos y Jos lugares en que se ha ejercitado, con detrimento de los libertades fundamentales de la persona. los viejos cuadros sociales de los países en vía de desarrollo, aunque demasiado rígidos y mal organizados, sin em– bargo, es menester conservarlos todavía algún tiem– po, aflojando progresivamente su exagerado dominio Pero la familia natural, monógama y estable, tal co– mo los designios divinos la han concebido (37) y que el cristianismo ha santificado, debe permanecer como "punto en el que coinciden distintas generaciones que se ayudan mutuamente a logror una más completa sabiduría y armonizar los derecnos de las personas con las demás exigencias de la vida social" (38)

Demografía

Es cierto que muchas veces un crecimiento de– mográfico acelerado añade sus dificultades a los pro– blemas del desarrollo, el volumen de la población cre– ce con más rapidez que los recursos disponibles y nos encontramos, aparentemente, encerrados en un calle– jón sin solida Es, pues, grande la tentación de fre– nar el crecimiento demográfico con medidas radicales Es cierto que los poderes públicos, dentro de los lími– tes de su competencia, pueden intervenir, llevando a cabo una información apropiada y adoptando las me– didas convenientes, con tal de que estén de acuerdo con los exigencias de la ley moral y respeten lo justo libertad de los esposos Sin derecho inalienable al

matrimonio yola procreación no hay dignidad huma– na Al fin y al cabo es a los padres a los que les toca decidir, con pleno conocimiento de causa, el número de sus hijos, aceptando sus responsabilidades ante Dios, ante ellos mismos, ante los hijos que yo han traído al mundo y ante la comunidad a la que perte– necen, siguiendo las exigencias de su conciencia, ins-

(33) el .. por ejemplo, Mons. 'M Lo:rrain Erl'ozuriz, Obispo de TaJen (CM- (36) L'Os.'IervatoJ"e Ronlsno, 11 de septiembre de 19G5 DKuJ'Dentatiou le), Pt'cstdcnte del CELAM C8'lta paitornt Desorro1to E.!:ito o cnthollque, t 62, Pnt'is, 1965, col lG'l4-16'lG

traca9() en América L·atlna, 1966.

1~1) Goudiu11\ ~t Spes. n 26, t 4 l3'i) Cf Mateo. 19. (j

(3fil M_ler.1 m_glstr•• AAS 53 {195tl. P. 414 (.81 G.ud;u", _t SP••• n 52. f 2

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