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el porvenir, nos aflige profundamente Abrigamos, con todo, la esperanza de que una necesidad más sen– tida de colaboracián y un sentido más agudo de la solidaridad, acabarán por prevalecer sobre las incom– prensiones y los egoísmos Nos esperamos que los países cuyo desarrollo está menos avanzado sabrán aprovecharse de su vecindad para organizar entre ellos¡ 50b! e áreas territorialmente extensas, zonas de desarrollo conjunto establecer programas comunes, coordinar las inversiones, repartir los posibilidades :de producción, organizar los intercambios Esperamos

también que las organizaciones multilaterales e inter– nacionales encontrarán, por medio de una reorgani– zación necesaria, los caminos que permitirón o los pueblos todavía subdesarrollados salir de los atollade– ros en que parecen estar encerrados y descubrir por sí mismos, dentro de la fidelidad a su peculiar modo de ser, los medios para su progreso social y humano

rucblos artífices de su destino

Porque eso es lo meta o la que hay que llegar Lo solidoridad mundiol, cada día más eficiente, debe permitir todos los pueblos el llegar a ser por sí mismos artífices de su destino El pasado ha sido marcado demasiodo frecuentemente por relociones de fuerza entre las naciones vengo yo el dío en que las relacio· nes internocionales lleven el cuño del mutua respeto y de lo omislad, de lo interdependencia en la colabora· ción y de la promoción común bajo la responsabilidad de cada uno Los pueblos más jóvenes o más débiles ..eclaman tener su parte activa en la construcción de un mundo mejor, más respetuoso de los derechos y de la vocación de codo uno Este clamor es legítimo, a lo responsobilidad de cada uno queda el escucharlo y el responder a él.

3. LA CARIDAD UNIVERSAL

El mundo está enfermo Su mal está menos en la esterilización de los recursos y en su acaparamiento por parte de algunos que en la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos

El debel' de la hospitalidad

Nos no insistiremos nunca demasiado en el deber de hospitalidad -deber de solidaridad humana y de caridad cristiana-, que incumbe tanto a las familias rnmo a las organizaciones culturales de los países que acogen a los extranjeros Es necesario multiplicar re· sidencias y hogares que acojan, sobre todo, a los jó– venes Esto, ante todo, para protegerlos contra la soledad, el sentimiento de abandono, la angustia, que destruyen todo resorte moral También para defen– derles contra la situación malsana en que se encuen~

tran, forzados a comparar la extrema pobreza de su patria con el lujo y el derroche que a menudo les ro– dea Y asimismo para ponerles al abrigo de doctri– nas subversivas y de tentaciones agresivas que les asaltan, ante el recuerdo de tanta "'miseria inmered. -ia" (53)ñ Sobre todo, en fin, para ofrecerles, con el calor de una acogida fraterna, el ejemplo de una vida

sana, lo estimo de la caridad cristiana auténtica y efi– caz, el aprecio de los val()res espirituales

El drama de los jóvenes estudiantes

Es doloroso pensarlo numerosos jóvenes, veni– dos a países más avanzados para recibir la ciencia, la competencia y la cultura que les harán más aptos para servir a su patria, adquieren ciertamente una forma– cin más cualificada, pero pierden demasiado a menu– do la estima de unos valores espirituales que muchas veces se encuentran, como precioso patrimonio, en aquellos civilizaciones que les han visto crecer

Trabajadores emigrantes

La misma acogida debe ofrecerse a los trabaja– dores emigrados que vive!') muchas veces en condicio– nes inhumanas, ahorrando de su salario para sostener a sus familias, que se encuentran en la miseria en su suelo natal.

Sentido social

Nuestra segunda recomendación va dirigida a aquellos a quienes sus negocios llaman a países re– cientemente abiertos a la industrialización' industria– ies, comerciantes, dirigentes o representantes de las grandes empresas Sucede a menudo que no están desprovistos de sentido social en su propio país ¿por qué de nuevo retroceder a los principios inhumanos del individualismo. cuando ellos trabajan en países menos desarrollados? La superioridad de su situa– ción debería, al contrario, convertirles en los iniciado– res del progreso social y de la promoción humana, allí donde sus negocios les llaman Su mismo sentido de organización debería sugerirles los medios de valorizOl el trabajo indigena, de formar obreros cualificados, de preparar ingenieros y mandos intermedios, de dejar si– tio a sus iniciativas, de introducirles progresivamente en los puestos mós elevados, disponiéndoles así para que en un próximo porvenir puedan compartir con ellos las responsabilidades de la dirección Que al menos la justicia regule siempre las relaciones entre jefes y subordinados Que unos contratos bien esta– blecidos rijan las obligaciones recíprocas Que no hoya nada, en fin, sea cual sea su situación, que les deje injustamente sometidos a la arbitrariedad

~q¡siol1es de desarrollo

Cada vez son más numerosos, nos alegramos de ello, los técnicos enviados en misión de desarrollo por las instituciones internacionales o bilaterales u orga– nismos privados, fIno deben comportarse como domi– nadores, sino como asistentes y colaboradores" (59) Un pueblo percibe en seguida si los que vienen en su (Iyudo lo hacen con o sin afección, para aplicar unas técnicas o para darle al hombre todo su valor. Su mensaje queda expuesto a no ser recibido, si no va acompañado del amor fraterno

Cualidades de los técnicos

A la competencia técnico necesaria tienen, pues,

(58) (jf ibid, p 99

(51.1) Galtdiltm ct Spes, 11 85 t 2

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