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« Previous Page Table of Contents Next Page »tanto, no menos de trescientos reos, llenos de terror, encontraban la muerte en sus celdas.
EL MERCADO SE VINO AL SUELO COMO UN EDIFICIO DE CARlON .
El edificio de los Mercados cayó como una casa
de cart6n siendo presa de las llamas después.
Las cañerías de agua estallaron en las calles prin– cipales.
Grcindes edificios de adobe cayeron por todos Io–
dos En seis segundos todo estaba en el suelo.
Un silencio aterrCldo siguió 01 momenio del, desas– tre, y solamente se oían los gemidos de la muerte y el crugir de las llamas.
RUPTURA DE LAS LINEAS TELEGRAFICAS, TELEFONICAS y ELECTRICAS
Todas los líneas tclegráf!cos, telefónicas y eléctri·
cas quedaron destruídas.
EL QUE ENVIO EL PRIMER MENSAJE AL MUNDO
S. M Craige, operador de la estación transmisora de radio, sali6 corriendo a la estación que queda a cua–
tro millas de la ciudad. La estaci6n estaba en pié. Pu–
so CI funcionar el aparato y envi6 el primer mensaje al mundo avisando que Managua estaba en ruinas.
LOS INFORMES DE LA PRENSA UNIDA
Pronto llegaron 105 primeros informes a la Prensa Unida. Mientras tanto, varios corresponsales de dia– rios de Estados Unidos se mostraban felices de haber llegado a Managua la semano anterior.
Charles J. Murphy un antiguo periodista del World,
se encontraba en la capital desiruída, escribiendo un li–
bro sobre la permanencia de los marinos americanos en Nicaragua.
Todo el dio del teffemoto estuvo trabajando en la
obra de salvamento, y por la noche se dedic6 a escribir y enviar mensajes sobre el suceso a la luz de uno pobre vela.
70 HORAS DESPUES PUBLICABAN FOTOGRAFIAS
y en menos de setenta y seis horas, después del terremoto, los lectores de 'os diarios de Estados Unidos y los asistentes a 105 cines, estaban viendo fotografías del desastre. Aviones especiales fletados por agencias rivales las habían traído de Managua, vía Habana– Miami, y llevadas de Atlanta donde eran inmediatamen– te entregadas a las máquinas reproductoras. Los fot6–
grafos se jactaban de haber batida un récord,
LA OBRA DE SÁLVAMENTO
Los morlnos de Estados Unidos han permanecido en
Nicaragua desde 1912, Nicaragua debe ser una Repú-
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blica independiente, confórme los estatutos que la rigen,
pero los elementos oficiales y los ciudadanos instintiva–
mente reconocieron en la semana pasada la responsa–
bilidad de Estados Unidos en un desastre··en Nicaragua.
de la misma manera que lo responsabilidad que tendría Inglaterra si ocurriese un desastre: en Egipto.
UN PRESIDENTE SIN HOGAR
Inmediatamente después del terremoto, todos los aviones de la Pan American Airwoys, no fueron puestos
a la disposlci6n del Presidente sin hogar José María
Moneada, quién no hacía una s~mana dormía en su nuevo Palacio Presidencial, un bello edificio de piedra
y mosaicos en la parte aita de La Loma, un volc6n ex– tinguido, sino a la orden del Secretario de la Mai'ina
que está actuando Erberl Lee Jahncke.
SWFT PARA MANAGUA
La Cruz Rojo Americclnci celebr6 sesiones en Wash–
ington. Emest J Swift, que hablo dirigido los trabolos
de salvamento de la Cruz Roja en el pasado huracán
de Santo Domingo, tom6 el primer tren para Miami y
voló en un avión de la Panaire par~ ManClgua, con el fin de hacerse cargo de todos los puestos de emergen– cia para (a provisión de alimentos.
La flota de los Estados Uni~os interrumpió sus prácticas en el Caribe. En,1 Atlántico y en el Pacífico, los vapores corrían para Nicara9u~.
El buque haspital Relief, estaba én la costa de Mé–
xico, rumbo a San Diego. Conociendo que serían ne– cesarias muchísimas camas en Managua, los marinos convaledentes y los enfermos fueron echados en los bo– tes salvavidas y trasladados a los cruceros y destroyers, mientras el Relief viraba para Corinto.
Del Canal de Panamá. salió el Rochester. El trans–
porte Chamont, que hace el viaje a Corinto en (u~tro
días, salió de la zona del Canal a todo máquina llevan–
do sábanas, vendas y medicinas.
El barco lanza aviones Lexington, salió de la bahía
de Guantánamo, Cuba, separándose de otros destroyers.
Al siguiente dio cuando estaba a 1SO millas de las cos–
tas de Centro América, lanz6 dos aviones y retornó a su base Los aviones del Lexinton, en un poco menos de cuatro horas aterrizaron en Managua, con médicos, cirujanos, con grandes cantidades de anestésicos. (A la medio noche del día del terremoto, los cuatro ciruja– nos del cuerpo de marinos que estaban en Managua, habían practicado m6s de SOO operaciones, la mayoría sin anestésicos).
Desde Roma, el Papa enviaba fondos para socorro.
El INCENDIO
Mientras tanto, Managua ardía y el horror se po~
sesionaba nuevamente de sus habitantes.
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