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LOS VOLCANES HAN SIDO PARA NICARAGUA BENDlCION y

FLAGELO A LA VEZ

JOAQUIN ZAVALA UBTEeHO

El 23 de Enero de 1835 un ruido atronador des– pierta a todo el Caribe y la América Central. Es la una

y media de la madrugada. Hasta la salida del sol se

han venido sucediendo descargas, detonaciones y es–

tampidos tre",endos. ¿Qué pasa? En Balice álguien corre la especie de que en las inmediaciones al puerto libran combate dos escuadras y el Superintendente re–

concentra sus tropas y se apresta a la defensa. En la

ciudad mexicana de Comitán de San Crist6bal y en otros pueblos del Estado de Chiapas suenan al aire los clarines y se emplaza la artillería contra la propia masa

popular, a la que se cree amotinada. Las gentes de

Tehuantepec buscan las costas inmediatas en su Estado

de Oaxaca, porque atribuyen los cañonazos a señales

desesperadas de embarcaciones que naufragan. Es una

de las más grandes conmociones de la historia

En la costa atlántica de Honduras, el Comandante

del puerto de Omoa informa al Jefe del Gobierno como se botó de la cama "sorprendido -dice- al escuchar

un fuerte tiro de a 24, a mi ver despedido de la forta– leza Admirado al oirlo y sin poder concebir como le dieron sin orden mía hice llamar al Mayor y al Ayu– dante; más antes que llegasen a mi presencia estos ofi-

ciclles ya había oído nueve tiros más de cañones pequeños y otro de a 24 que no habían salido del Cas– tillo, como me lo había figurado primero, sino exacta– mente detrás de La Mata. El pueblo estaba todo conmovido Siguieron los tiros de cañones pequeños, mezclados con los grandes y alternados, de tiempo en tiempo, con tiros de obuses y granada".

Además el cielo se había puesto completamente obscuro en una área de 3,900 kilómetros cuadrados.

Una inexplicable lluvia de cenizas caia por la primera vez hasta en Veracruz, Jamaica. Haití, Venezuela y

Colombia... Lo cumbre del volcán Cosigüina, en Nicara– gua, había sido arrojada literalmente al espacio! iUnos cincuenta kilómetros cúbicos de material explosivo! Mas cerca del volcán, la obscuridad y la confusión eran mayores. Durante las primereis 43 horas era tanta

la tiniebla a 72 kilómetros. de distancia que en el puer– to salvadoreño de La Unión las gentes encendían velas

y ni aun así lograban reconocerse de tan empolvados que llevaban el rostro y la cabeza. El Parte Oficial de la Comandancia dice que "el bramido de los animales en 105 corrales y camp9s; el vuelo fatigoso de las aves,

como si buscaran sitio tranquilo; el terror de las gentes;

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