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atravesaba entonces el país y que nos mantenía con las manos asidas y el pensamiento bien despierto para pesar y medir cada palabra que escribíamos

Por lo demós, nunca pudimos, con mis amigos,

poner en brete o hacer vacilar la indomable entereza de carócter de Adrión cuando por fin nos decidíamos a pasar a su casa para convidarle a ir de parranda,

nos contestaba irremisiblemente "tengo que esperar

a mi profesor de piano", o estoy esperando a Moun– sier Garón, mi profesor de francés Nunca supe por qué abandonó el piano, pero en cambio sí supe en París, de auténtica procedencia, que el Presidente de Francia, cuando años mós tarde llegó Adrión de Mi– nistra y le presentó credenciales, se había asombrado de cómo un hispanoamericano podía hablar un francés tan perfecto

ley" Así andaban las cosas.' Aquella escena fue

suficiente para levantar un volcón en una alma sen~

sible y verdaderamente patriótica como la de Recinos

Yo recibía sus cartos y sus escritos en Parías, en

Madrid, donde estuviere Y con que fruición y en– tusiasmo me leía los artículos de El Demócrata (el periódico que Recinos habia fundado en Guatemala para combatir a los unionistas y resucitar el Partido Liberal) mi compañero y compatriota Alfredo Sierra Valle, que vivía en un modesto departamento, en la primero de dichas ciudades y que había salido de Gua–

temala para vivir y morir allá, gracias a una pensión

que le mandaba el Brasil y que le había conseguido el

ministre brasileño en Guatemala, Fontaura Javier, por

el nominal desempeño del consulado en Las Palmas, capital de las Islas Azores Los artículos de El Demó–

crata, que en series infatigables escribía Recínos, eran

sencillamente maravillosos, y en ellos no se sabía qué admirar mós si la doctrina perfecta y aplastante de-Para el Ministerio de Relaciones Exteriores fue fendida o el estilo tan conviscente, o la· magistral co– uno gran cosa la adquisición de Recinos, pues en él rrección can que estaban escritos

encontró un sub-secretario ideal paro el inmediato fu- A la caída del régimen unionista (que mós que turo, yo fuera que don Guillermo Aguirre, quien desem- todo fue un partido destinado a ponerle fin a la larga peñaba ad-interin esa cartera, la siguiera desempe- dictadura de Estrada Cabrero con la ayuda moral de ñando, o ya fuera que tuviese que dejarla paro ocu- Washington, (cuándo no?), debido al golpe militar de parse solo de la suya propia, que e. a lo de Hacienda y las generales José María Orellana, Larrave y Lima, se la cLial le venía desde los primeros tiempos en que el proclamó la candidatura presidencial del primero, a Presidente Estrada Cabrera llegó al poder (1898), es la que aportó Recinos toda lo influencia del liberalismo decir hacía trece años En este último caso el gobíer- civil; y cuando tal candidatura triunfó, fue nombrado no tendría un Ministro de Relaciones hecho y derecho, Ministro de Relaciones Exteriores Pero habiendo ocu– especializado en la teoría y próctica de la carrera. rrido desavenencias entre él y el general Jorge Ubico, Pero entre tanto Adrián vino a ser el brazo derecho que era el Mínistro de lo Guerra, el Presidente Orella– del ministerio, el que despachaba todos los asuntos de na decidió cortar por la sano enviando o Ubico o su importancia y el que poseía todo lo confianza del mi- caso y o Recinos de Ministro o París

nistro, 01 punto de que éste no se podía posar sin él .Adrián ero yo casado con uno adorable mucho– Don Guillermo, que ero un gran caballero, llegó o que- cha, lleno de virtudes y graCias, Morfa Palomo, y teni– rer o Recinos como o un hijo, o lo por que le guardaba do con ella una angelical descendencia de bellas todo el respeto y consideraciones del coso. mujeres y un hombre que ahora es médico de gran A lo caído de don Manuel, movimiento durante el prestigio en los Estados Unidas

cual Recinos guardó lo más perfecta neutralidad, ca- En París no estuvo sina algo más de un año y lue– mo le correspondía, Adrián quedó libre de sus otadu- go fue llamado por el gobernante para ocupar lo pre– ros políticos El me contó uno vez (pues yo entonces sidencia del Congreso Recordaré de poso tres actua– me hollaba en el extranjero, en el desempeño de uno ciones de ese Congreso presidido por Recinos Lo misión del Press Congress of the World, dirigido por primera consistió en haber querido suprimir lo rento el presidente de la Universidad de Missauri) las razo- del aguardiente.

nes íntimos que lo llevaron o reorganizar un partido El presidente nos mondó a contestar que acepto· liberal verdadero, que combatiera o los unionistas, bo lo supresión de eso rento siempre que le dijéramos dueños y señores omnímodos de lo situación Eso ra- con cuál lo sustituiríamos. Otro fue la de lo elección zón fue lo de haber asistido o lo escena macabro del de designados o lo presidencia Un día Adrián me hi– linchamiento de un jefe militar, conocido bajo el apodo zo pasar un popel que decía textualmente "Yo estoy de "Milpas Altos" Lo traían preso y fuertemente es- aburrido de poner siempre o los mismos designados coltado con destino a uno cárcel de esto ciudad, en el Me dicen que estoy como don Manuel, que nunca cam– centro de una escena que nodo hubiera tenido que en- biaba de designados. Les propongo escoger entre el vidiar o los más repugnantes de los "días del terror" general (aqui el nombre de un general yo fallecido de la revolución francesa Al frente del grupo, for- pero cuyo nombre no creo del coso revelar) y el gene– modo por soldadezca y plebe, venía una mujer medio ral Lázaro Chacón" Y nosotros, pesando las posibi– vestida de hombre, can dos revólveres a la cintura y lidades de despotismo de uno y otro, escogimos a este blandiendo un machete Era lo que más gritaba y última En cuanto o la tercero actuación, se refiere vociferaba pidiendo el linchamiento del preso Y esta nada menos que a un intento de reelección atribuído mujer no era otra que la misma que pocos días antes, al general Orellana. Me iba yo a marchar a Wash– según se había descubierto, le estaba ofreciendo a ington para asistir al Primer Congreso Panamericano Estrada Cabrero la lista completa de los unionistas pa- de Prensa (el único que ha habido en su género) y poco ro que sobre sus cabezos "cayera todo el peso de la antes de partir me Ilamá muy reservadamente Adrión,

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