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« Previous Page Table of Contents Next Page »A e$o de Ids cinco de la farde la familici ,Roclrlguez Beteta alcanz6 la esquina cle la cloce aveniclq y' octava calle; pero' uh mar humano taponaba tocios las boca· calles, aúnque de lejos se escuchaban los acoplados ba– jos de I",s 'bandas. Así, alcanzaron la sexta' calle, cru–
zaron por I,e:;t sexta avenida y se enqJminqron al hogar.
Don Virl¡i1io quit6 llave y quiso, antes de súbir a su cuarto; v,er su jardín. -¡Qué bello está!, dijo: y acto
continuo se encaminó
(1 su hobitc:sci6n. Personalmente
se cÓ¡;,bi6 de ropa, pues dijo que se sentía ,un poco consado" Carmencila lom6 asiento a su lado poro dedi· carse' a una labor de crochel y Luz de María, su hijila ,de 14 "ños, di6se a hacer un crucigrama, pc;sra lo cual le pr~guntaba dolos a' su cariñoso papá En un mo· menlo, don Virgilio pidi6 el crucigrama, lam6 la pluma
y complet6 una casilla. •
La,' familia, en unidad de hog<;lr, veía caer la larde
y enlr<:ir la noche. Don Virgilio hablaba con dificiJltad, pero respiraba bien. Pero, de momento, dijo que le
dolía ~Ia cabeza, sintió un escalofrío en el cuerpo,- movió
la cabeza, por lo que su esposa e hija trataron de sen– tarlo. Vino después un largo suspiro, clos o Ires ester– tores, el desfallecimiento de un brazo, de la. mirada. Luz de Ma(ía sali6 acompañada de la muchacha" a las c'asas vecinQs, pero nadie estaba. Todos habían salido Se liam6,a un médico por teléfono, a otro, pero nadie con– testab\" Acudi6 la Cruz Roja, pero el diagn6stico fué doloroso. don Virgilio había fallecido. El reloj marcaba un poco más de las seis de la tarde.
No había medios de comunicaci6n. S610 la vía te· lef6nica, cama que, esa misma tarde, a eso de las cuatro
y media, desde Atillán había hablada doña Marta Ro· dríguez Macal de Kepfer, hija de don Virgilio, pregun– tondo por su mamá, Personalmente don Virgilio le respondi6, sin que nada evidenciara que minutos des–
pués moriría Avisados los familiares, acudieron
(1 la
casa, buscando trasladarlo a un hospital. Pero ya no fué posible hbéer nada.
El cadáver de don Virgilio fue velado en los fune·
roles Reforma Una austera caja negra Qcogió sus res·
tos mortales. Al fondo, un crucifijo de bronce A los lados, cuatro gigantescos cirios Allí, ante tan desga–
rrador dolor, su esposa comenzó a recibir la condolencia
de los amigos de don Vlrgilio. Se trat6 de dar aviso a la cancilleria, pero todos los funcionarios se encontraban ausentes. El jefe de protocolo, don Antonio Chacona Batres; se moviliz6; pero siendo Viernes Santo, no fué posible hacer nada.
El viernes santo, por la mañana, vqliéndose única·
mente de la vía telef6nica, acudieron los amigos Entre otros, el licenciado Clemente Marroquín Rojas, director de LA HORA Y Vicepresidente de lo república; miembros de la Sociedad de Geografía e Historia, de la cual don Virgilip fué su fundador.
, ti. las once "horas, el cadáver de don Virgilio sali6 rumbo al Cementerio general Al traspasar los umbrales de la Ciudad del silencio, amigos y familiares tomaron el féretro en hombros Le seguían los amigos, Su es– posa e hija, asistieron a tan dc;>lorosa prueba.
El licenciado Antonia Duteil, tom6 la palabra a
nombre de la Comisi6n nacional de la UNESCO, de la cual era, al morir don Virgilio, su director.
A nombre de la Sociedad .:Je Geografía e Historia, habl6 su presidente, profesor Franeis Gall. Reseñ6 la meritoria vida del licenciado Virgilio Rodríguez Beteta,
quien, desde su juventud, di6 lustre a las letras nacio–
nales; a la administración pública, a la diplomacia. Tra ..
jo a referencip que, en 1922, don Virgilio fué uno de los más entusiastas guatemallecos por fundar la Socie–
Qod de Geografía e Histori9, qe lo cual, al morir, ero
su presidente honorario Mychos tomos de la revista
Anales continen eruditos trabajos de investigación his· tórica, debidos a lo pluma del ilustre guatemalteco de· saparecido. -Todavía hace algunas semanas -dijo el profesor Francis GolI- don Virgilio escribió la letra de Marcha dedicada a la sociedad Pieza de altos quila·
tes, en cuyas estrofas se reseñ<;J la gloria e historia de
lo instituci6n. Agregando que, arribo de los ochenta años, don Virgilio alenta~a básicamente la cultura po·
trio, no s610 escribiendo en los peri6dicqs, sino honrandQ con su presencio actos culturales y académicos. Su pri .. vilegiada memoria, la lucidez de s~ pensamiento, fueron
hasta el último momento faro de orientaci6n en la ca· misi6n de la UNESCO, de la cual era director.
Quien escribe estos apuntes, amigo de la familia Ro· dríguez Beteta, también le dijimos adi6s al distinguido maestro, decano de los periodistas de Guatemala Lo
hicimos a nombre de la asociación de autores y amigos
del libro nocional, de la cual don Virgilio era su socio activo, y a nombre de lo APG. Recordamos que don Virgilio fué, durante su larga y fecunda vida, luz inte·
fectual para tres generaciones de guatemaltecos. Direc.
tor -en 1909- de Diario de Centroamérica, peri6dico que modernizó Fundador desde su juventud de aso·
ciaciones científicas, si históricas y literarias; viajero ilus~
tre, que representó al periodismo nacional y a la patria en varios congresos internacionales. V, como diplomáti~
ca, supo poner muy en alto el nombre de Guatemala,
como que, durante lo guerra civil españolq, hizo triun~
far su tesis de que era al país que asilaba al que le correspondía calificar sobre el derecho de asilo. De es· ta manera, salv6 la vida a millares de españoles. En Chile mereció la estimaci6n general; en Colombia, salvó la vida a un capitón de aviaci6n, de apellido Silva. En Honduras ---como embajador-, evit6 la guerra entre dos países hermano, haciendo ver que no se trat<;lba de
una guerra entre hermanos; sino que era una guerra
de bananos... (la pugna entre dos compañías banane· ras).
Recién iniciado el régimen del general Ydígoras
Fuentes, don Virgilio fue secretario de información, don~
de mereci6 el respeto y aprecio de los periodistas Pos· teriormente, asumi6 la dirección de la UNESCO, donde realiz6 una obra maravillosa, fundando bibliotecas, edi. tanda libros, propiciando la cultura. A su avanzada edad, se le veía en actos culturales. en la biblioteca
hemeroteca, archivo, exposiciones, colegios; jurado e~
concursos literarios, de oratoria Muchas veces, a solí.
citud, improvisaba brillantemente
Su actuaci6n en la vida pública y diplomática, no le rest6 tiempo para dedicarse a la investigación hist6– rica ?~ia en peri~dicos, y. revistas del país, Centro y Suramenca (y Espanal, paginas antol6gicas. Edit6 mu-
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