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querido' darle más extensión y colorido; pero enc;.ontró que "Don Adrián, o Adrián", como le llamaba Doña María su esposa, ,/levó vida de presbítero metodista,

sin romances ni aventuras, ni siquiera Juvo época de la–

cería y de batallar por la vida -de ser perseguido po. la Vaca Rabiosa como llama a la pobreza Francis de

Miomndre--, puesto que desde su niñez vivió con hol·

gura económica, debido a qL!6 sus padres poseían for·

tuna aunque no cuantiosa, que le aseguraba: el bienes–

tar

Virgilio Rodríguez Beteta, nos deja, además de la

síntesis biográfica de Reclnos, doce obras más publica–

dos, "Evolución de los Ideas Coloniales", "Ideologías de la Independencia", "Aspectos Económicos del Proble– ma de la Unión Centroamericana", "El Libro de Guate·

mala Grande'!, dos tomos, el primero trata sobre histo– ria, antropología, y arqueología mayas de El Petén; y

el segundo, es uno estudio de geografía ogropecuOl io como posibilidades de esa vasta y fértil zona petenera,

prod':Jcto de su exploración personal ,por esas remotas

selvas, y de dotos de informes y obras de autores como

Thompson, ludell, Dr Kline, D, Cuuningham, etcétera; "Biografía de Máximo Soto Hall, "la Política Inglesa en Centro América", "la Ob,a poética de Batres Mon· túfar", "Evolución de la Imprenta, los libios y el Perio· dismo Coloniales", "los Dos Brujitos Mayas", "la Po· tria Maya", "Responsabilidad de los Estados Unidos en la Pérdida de Belice", y, "Trascendencia Nacional e In·

tel nacional de lo Guer ra Centroamel icono contra Walker

y sus filihusteros",

AdeÍTi6s de esas obras, deja inédita~, "la Hi~ioria

del P,'imer Periódico, "La Gaceta de Guatemala", (1729. 1731), "La Segunda Gaceta, Genial y Fundadota del Verdadero Periodismo en Guatemala, "Sang're de Indios", drama histórico en tres actos, libro de juventud;' "Las Debilidades con que Nació Centr0, América", y. "Memo. rias Autobiográfico", en las que relata' la verdadera causa de la' disputa de límites y de que estuvieron CI

punto de ir a las armas Guatema!a y Honduras; contie· ne amen",s ,ecuerdos, de la época del presidente Estrada Cobrera y su actitud' diplomática ¡:Jurante la guerra civil española, y de cómo, debido a esas actividades huma·

nitarias, re,sult6 ser precursor del Derecho Americano de

Asilo Diplomótico a los perseguidos políticos Creo que despué's de José Milla, Rodríg'uez Béteta es de los más fecundós

.lOSE A. MIRANDA

Escritor g\Í~temalteco.

¡Vida ésta, ante cuya multiplicidad de fisonomía

y acentuaciones habrá de detenerse obsorto lo plumo

del biógrafo de mañana; vida ésta, ante la cual qué había de poder la muertel Forja su carácter, dándole

vuelos a su inteligencia de gran señor, en lo errante de

lo vida diplomótica Hombre de conocimJen\os y gran·

des recursos, oradol de encendida palabra, escl itor eru· d\10 y sagaz, conversador ameno, diplomático sutil, pe·

ri?dista que persigue nobles causas, profesional que °IUsta su,S procederes a realizac;iones, enaltecedoras. Po·

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seedor de una ·memoria privilegiada Me cabe en suer–

te conservar --como un recuerdo imperecedero- en mi magnetofoniteca, quizá su última actuación en la vido

pública (exactamente hace 24 dios), con la brillantez que

solía darle a sus aduaciones, pensando siempre en con· ceptos de Patria, toao ello con ocasión a la inhumación

simbólica de Enrique Gómez Carilla y la de los restos del poeta Domingo Estrada, en el monumento de los "Intelectualesllustres ,:', al que llegarán en forma selec–

tiva un reducido número y si la patria es fiel --en su tiempo- selán otlOS los que al, integren a descansar en

é( La ecuanimidad de la historio sigue su curso . Ca–

tedrático del MAYISMO, aba~lecido en fuentes propias

e ilustrado en archivo partkuldl y ajeno Sus decisiones de Ministro de Guatemala, ante los gobiernos de Espa– ña y de Honduras, son dignos de todo encomio

Nunca soslayó la actividad necesaria, cerrando el

p~ríodo de sus intervenciones, para retirarse y que Id

veiez. lo reciba dulcemente en su seno, y desde (a emi–

nencia de su ya glorificado ancianidad, mira con su casta sonrisa de abuelo feliz, el brotar de los retoños vigorosos y el multiplicolse de los progenies robustas

Hq cumplido su misi6n sobre lo tierro; está auroleodo

da canas; lo he visto construir, hilar por hilar el monu–

m~nto común, y, más glande él mismo cuanto más

g~~nde la pah ia de sus insomnios, muere cuanoo más

lormentosoes su destino, siendo un hecho inflexiplemen·

te c¡elto, que su naturaleza port~ntosa lo dE;!fendiera de cerrar los ojos pOlO siempre( $in ontes compenetrarlos en

enslJeño~ de gr9,n,deza. Cuápras v~~es no conversamos

de Jos riesgos, ~e ~se tenebroso fututo, sin embargo él tení" fe inquebrantable en el mañana y así expresaba

sus sabia~ ensef.íanzps de comprobada experiencia Es·

tá presente en todo lo creador y de ahora en adelante

Jo estará al'riba y de vang4atd'la¡ en todas las rotacio–

neS de la levantisca nacionalid"d,. ¡No él no ha muer· tal Rodríguez Beteta, el viejo árbol nuestro eternamen· te '(erde porque lo refresca el jugo nutricio de un cariño inextinguible

En .Honduras y cuando el rompimiento y la hora

trágica se aceleaba, cuando principiaría el despedazarse de hel manos contra hermanos, supo sortear los graves circunstancias y la paz volvi6 entre los hombres; la scm· ta paz de Dios, fecunda de los cañones condenada a sliencio pel pétuO¡ Krupp, Máxim, Creusot, fabricando

máquinas y herramientas

He aquí, se dirá, una bella utopía. ¿Pero, por ven– lura todas las cosas grandes no han revestido alguna

vez el tinte candoroso de la utopía, como todo hombre ha sido niño, toda rosa capullo, todo brote semilla,

lodo place, esperanza? Utopia, ,1 Palabra ingrata, que

s610 sirve para señalar la trayectoria vergonzante de la

Ve. dad, desde su gesta dolOlosa hasta la triunfal con–

sagración; vocable amargo con que la ignorancia o la rutina de todos los tiempos macularon las palpitaciones más selectas y flagrantes a los visionarios del ideal; pri–

me'" palabra que befó a Sócrates, primer murmullo si–

niestro que resonó a las espaldas del Nazareno, primera

contorsión del rostro ron que Salamanca mancilló a Co– lÓ!'>, mueca eterna con que las demás salamancas de la

historia negaron a Hegel o martirizaron a Copernico o;

abrieron para el viejo Galileo las puertas de. la cártel; primera cruz en el Calvario de todas las excelsituGles,.

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