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« Previous Page Table of Contents Next Page »mento del refelido Castillo Así mismo se compulse otro testimonio pOlO dar cuenta a S AA en su real y
supremo consejo de estas indias¡ y por este auto Su Se· ñoría Ilustrísima lo proveyó y firmó de que doy fe– Pedro Agustín, Obispo de Nicaragua -Ante mí, Juan de Dios Cortés de MOriOI, Secretario de Cómo! a y Gobiel· no"
EL CASTILLO
EVClcuado en fin todo lo lefelido, salí de El Castillo, es el segundo que ha habido en el río de San Juan; el primero fué otro intitulado San Carlos: permaneció hasta él año de seiscientos sesenta y cinco, en que Gonzalo de Noguera lo comandaba El inglés se le presentó a la vista, y la defensa que hizo se redujo a dar orden petra que ninguno dispOlase: en efecto, por este modo tan ignominioso el enemigo se hizo dueño del Castillo
y lo redujo a ceniza
Pasó inmediatamente a la ciudad de Glanadet que se hallaba muy ajena de esta novedad y la tomó sin ser sentida: saqueóla a su gusto¡ ejecutó algunas atro~
cidades, y por último cargado de oro y plata y algunos prisioneros se leembcncó Los mismos insultos y des– glacias se volvieron a expel imentot por el año setenta: de estos incidentes dimanó haberse expedido leal orden el los veintinue de octubte de setenta y uno, para que la boca del río San Juan fuese fOI tificada La diligencia se puso al cuidado de don Fernando Francisco Descolla· do, General de la Al tillería del reino de Jaen, señal de las villas de Samayón y Santis, en la región de San Juan, Ptesidente, Gobernador y Capitán General de Guatema– la Mandábosele expresamente ba¡ase en pelsona a re~
conocer la menciolloda boca y a disponer la fortifica· ción correspondiente: practicóle tan prontamente, que en el término de cinco meses después de su recibo esta~
ba ya sobre el lugar tlatando con viveza sobre la eje– cución de su encargo: para mós facilitarla trajo en su compañía al Dr don Jelónimo Gómez de Villacidos de la audiencia de Guotemala, con cuyo dictamen procedió en su comisión: hizo inspección de la mencionada boca
y demás parajes pat a la situación del mismo Castillo y ninguno se tuvo por más acomodado que el del raudal de Sdnta Cruz, flente de él, en suma se tiraron las lí· neas y se caminó con tal destreza en su construcción que por el año de ochenta y cinco se le puso la última rrwno bajo del título y plotección de la Concepción Pu– rísima: cae a la parte meridional del lÍo: su fábrica es reducida de cuatro frentes, con su
al tillelÍa delgada y
gravosa de bronce Su dotación consta de cien plazas para el regimiento de ellas y de todo lo demás pertene– ciente a la fortificación: fueron hechas diez y nueve or– denanzas por el mismo Plesidente Hace su situación en un alto bastante elevado¡ una colina sin emb01go que está al Oriente le domina; súbese a él por unas gradas de palo, pOI medio de ellas se evita el cansancio Es divertido con la vistu del río que hacia bajo se extien~
de hasta dos tiros de cañón y uno hacia arriba: inme– diata a él se halla una casa de paja con título de hos– pital, dos perabayuncos y veinte bohíos pequeños sem– brados en la corta campaña que hay limpia El clima es enteramente húmedo, cálido y tenido por mal sano: las continuas lluvias no obstante lo refrigeran y hacen ligeros los accidentes que se experimentan: de éstos vi·
ven exentos los negros, quienes gozan de robusta salud Diez leguas más abajo derecho al raudal Machu– ca, es el lugar del antiguo Castillo San Carlos, plovéya– sele de todo lo necesario de la ciudad de Cartago, a otras diez leguas queda la boca del río que descarga al Norte pOI tres brazos nombrados San Juan, Colorado y Taure, del Castillo a la ent¡ada de la laguna algunos pretenden haber las mismas veinte leguas: otlOS las res~
tt ingen a diez, y pOi ece lo más conforme
Una isleta de media legua de longitud divide la entlada en dos, sin impedir el fondo por ambas¡ eSCQ– séase mucho en otlO raudal llamado e\ TOlO y \0 Vaca; entonces se usa de la palanca en lugar del lema que sirve pata el resto de la navegación: ésta no tiene más diversión que la de la pezca por ser abundante el pez; en lo demás es melancólica a causa de que los montes son espesos y elevados: las lluvias continuas y los calo~
tes enfadosos: últimamente, el río cuyas aguas son grue– sas pero sanas, carece de riveras y si por necesidad se toma la tien a es con el sobresalto de ser insultados de alguna víbora
Logré, sin embargo, toda felicidad en mi legreso a la galera; el mismo día que salí de El Castillo, que fué el tres de mcnzo inmediato, me hice a la vela La na~
vegación, según lo favorable del tiempo, pudo consu– mot se en dieciseis horas: no se logró por la mala con– ducta del timonel, que cuando se hacía sable las cet– canias del puerto, dió a las once de la noche un bajo; desde entonces hasta las siete de la siguiente, se trabajó en sacar la galela¡ cuantas diligencias se practicaron, fuelon inútiles: cansados de la fatiga la dejaron y ella
pOI sí misma salió: hechos POl fin a la vela sable la madlUgada, mo¡é el aneto en el Nancital que ela el puelto del destino
ACOYAPA
A las cuatlo de la tarde del pi opio día que se con– taron seis del 1 eferido mes de marzo, me hice panel en tiel ra: el segundo, caminadas siete leguas y media, Ile· gué a Acoyapa, ésta es una villa de españoles y ladi– nos Su titular San Sebastián, y lo primero que se en· cuentra pOI el Norte de éste Tiene su situación en un telleno algo queblado y montuoso, cuatro casos de teia y sesenta y nueve de paia, todas sin orden y las más de ellas ce¡cadas de árboles que las ocultan Una igle– sia de tres naves sobre halcones, su sacristía y paredes de adobes tejadas y de teja y algo deterioradas, cinco altares con poco adotno, tles campanas sobre la puel– ta principal La administJación de ella y la de los pue– blos Loviguisca, Lóvago y Juiagalpa, corre a cargo de un clérigo, su renta llega a mil ochenta y Ull pesos: hay un Juez a pt evención nombrado por los Alcaldes ordi· nar io de la ciudad de Granada a cuya julisdicción pet– tenecen Dos compañías de montados con ciento trein– ta y ocho soldados, sus Capitanes y respectivos oficiales: algunos fusiles, lanzas y dos pedreritas de media libra de calible pOlo la defensa de la villa, por ser frontero de la montaña de caribes: dista de ella tres leguas pOt donde menos y seis pOi donde más. Ciento cincuenta familias en los campos y villas: setecientas veintiocho pel sanas de confesión y comunión
Siete días me mantuve en esta villa, prediqué ca– tOlce selmones, los siete con olación mental y el últi·
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