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de a cuatro leguas de longitud y dos de latitud, hay en ella doce hatos, cuatro trapiches y unas pocas labranzas Tres días me mantuve en esta villa, prediqué cinco sel·

mones, confirmé doscientas catorce personas yola pro· cesión concunieron dos~ientas setenta y dos Este es en fin el último lugar en que concluí la visita de mi obis– pado: evacuada que fué, determiné regresar a león po· la el efecto, es preciso valvel por algunos de los lugo~

res que acababa de pasar Salí pues del Realejo el treinta de junio, transité pOI Chinandegcl, ChichigC1lpo,

Posoltega, Posolteguía y Quezalguoque; en ellos pledi– qué nueve sel mones, confil mé treinta y dos personas: en Chichigolpa dejé colocada la Majestad Sacramenta– da y en Posoltega y Quezalguaque dispuse dos proce– siones de penitencia; la una se compuso de trescientas noventa y dos pelsonas y la otra de ciento sesenta El tres de agosto pOI la mañana ((egué a Subtiava, donde mansioné seis días Plediqué once sermones, confesé algunas personas, confilmé trescientas dos y a la procesión de penitencia asistieron mil seiscientos ochen– ta y dos

Pendiente mi demora, fuí informado que los en· fel mas lehusaban concun ir al hospital: hice traer jnme· diamente en mi silla de mano a los que habían Dí también prOVidencio para que un eclesiástico PresbítelO les Sil viese de capellán, y de este modo quedaron en– teramente consolados; tuve especial complacencia de vel los ploglesos de la escuela, que por el mes de enelo deié iniciado¡ componíase entonces de doce muchachos y hoy en día pasan de cincuenta, muy aprovechados y algunos de ellos escribiendo¡ reconocí, en fin, que el Santísimo Rosario salía únicamente de la parroquial los sábados y domingos cantándose par la calle, dispuse que la misma función se practique· por su trono, los res– tantes días de la semana en las demás iglesias elel pue· blo

lo tarde, en conclusión, del ocho del mismo, en ibé

a esta ciudad: numerábanse siete meses menos dos días

que había partido de ella merecí a sus moradores las

mismas demostraciones de veneración y aprecio que en la primela entrada disfluté, cOlrespondiles desde el púl· pito agradeciéndoles sus obsequios y anunciándoles el 910n goce del júbilo del año santo, que pocas días an– tes había llegado a mis manos en el pliego con que V M se sirvió honrarme lo noticia fué recibidd de to– dos con extraordinario regocijo, dando gracias al Señor pOI beneficio tan apreciable

luego que entré en la Catedral, me complací en ex– tremo con su vista Durante mi ausencia se ejecutó lo mandado sobre su. reparo: el techo por dentro, se ase– guró con el manderaie que necesitaba¡ pOI fuera se trastej6 de firme y toda se blanqu6, en efecto, ha mu– dado enteramente de semblante el melanc61ico y obs– curo que antes tenío: se ha convertido en un aspecto doro y lleno de alegría; quedo con la deliberaci6n de comunicar 01 coro lo extensión que se pudiere y que lo torre se leedifique y cubra con su capitel La casa de los CUI as que dejé proyectada, se haya fenecida; el cuarto para el sacristán aun no se ha principiado por falta dé medios, las dos escuelas de naturales que fun– dé en las ayudas de parroquias, Son Nicolás y San Juan, se mantienen con provecho

El superóbit del curato SUpl imido lo he aplicado pa– ra seis piezas' de monacílfos de fa Catedra', a razón de cincuenta pesos cada uno Todo en suma ha caminado

hasta ahora con felicidad; el Seminario ha sido única– mente el desgraciado, ni he podido iogoOl .espuesta del Presidente sobre su traslación tan precisa, ni la satisfac– ción de más de dos mil pesos, que la real caia de Gra– nada le debe Por otra parte el terremoto del mes de mOlzo causó nuevos eshagos en él con testimonio de ello: he ocurrido de nuevo al mismo Presidente, déseme el tecibo con algl,Jna esperanza: esto inacción, en fin, me tiene con bastante desconsuelo: si se continúa ha~

bré de tomOl la resolución de hacel algunas habita· ciones para lecogel al Rector y colegiales antes que el Seminal io se caiga y los sepult.e en sus ruinas

CONCLUYE SU VISITA

Esta, señal es, es la relación verdadera y más sus~

cinta que sobre mi dilatada peregrinación he podido formOl; si algo bueno hubiere obrado en el discul so de ella, debo leferirlo única e inmediatamente al padle de las luces, y a su inescrutable Providencia que sabe va– lelse de instrumentos débiles para empresas grandes: los yen os que sin duda habré cometido en tonta varie·

dad de negocios, como han ocurrido, san efectos de mi cal ta talento la voluntad, sin embargo se ha manteni~

do y permanecelá siempre constante en obrar cuando conduzca al selvicio de Dios y de V AA, bien espiritual y

tempolal de estos pueblos, paz y quietud de sus mOla– dotes

Contemporáneamente no perderé de vista la obli~

gación en que me hallo de tlibutar sin intermisión las debidas gracias al Altísimo por la merced tan particu– lar que se ha dignado hacerme No hay memol ia de que Prelado alguno de esta iglesia haya conduído ente– lamente la visita de su Diócesis, ni pasado a consolat a los moradoles del Castillo de San Juan, tan acreedo– res a la mayor compasión pOI el destierro y miseria que padecen Yo en el término de diecisiete meses, sin experimentar el menor qubranto en la salud, he pisado

y reconocido el más escondido rincón de tan áspero y

basto país, en todos los lugares he esparcido la semilla de lo divina palabro: el fluto ha sido copiosísim6, testi– ficando las confesiones y comuniones frecuentes, y aún !:uotidionas las penitencias y devociones en que se ejer– citan los fieles, sobre todo la del Santísimo Rosario, re~

zado tres veces en las casas y cantado de noche pOI las calles Atribúyese generalmente a tan santa ocupación la refol moción que se toca en los costumbres y la paz sin ejemplar que se goza en todo el Obispado

Desde que puse los pies en él no se encontrado otra cosa que un sumo respeto y continuado servicio a mi dignidad La molestia en tan dilatada marcha, no

me ha sido muy gravosa: hacían siempre en silla de mano, que los naturales llevaban a hombros; tal era el cuidado con que se portaban en esta tarea que el mo·

vimiento no me incomodabo¡ por otra porte ninguna ha– bía que se excusase del trabajo, antes bien lo solicita· ban con porfía: regaban flores y salían de sus chozas permaneciendo de rodillas hasta recibir la bendición Media legua antes de entrar en los pueblos, venían los hombres con los muchachos de la doctrina, cruz parro· quial y de las cofradías, estandartes, tambores y chiri– mías a recibirme: desde allí comenzaban a disparar ba– ladores y a trechos estaban situados en el camino dife~

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